A
pesar de que las armas de fuego, las espadas y las armaduras son, quizá, el
icono más representativo de los conquistadores, al igual que en Europa y
durante toda la Edad Media, las más humildes, baratas y numerosas armas de asta
constituían el arma principal para el cuerpo a cuerpo de infantes y jinetes. Gracias
a David Nievas vamos a pasar revista a las armas de asta castellanas durante la
Conquista de América.
A
diferencia de las espadas, que eran armas de último recurso y pensadas sobre
todo para atacar a blancos con protecciones ligeras, las lanzas y armas de asta
son capaces de penetrar armaduras y protecciones con relativa facilidad, asunto
para el que fueron diseñadas y evolucionaron durante cientos de años en una
carrera de armamentos (armadura contra arma capaz de penetrarla).
Las armas de asta se
dividen en varias o familias, aunque comparten la
característica de ser puntas más o menos elaboradas que se engarzan a un asta
(palo) de longitud, tamaño y grosor variables (incluso con diferencias de
grosor con adelgazamientos distales). Además, pueden presentar regatones
(remates metálicos en el otro extremo del asta, a veces en forma de pequeña
punta, para poder clavarse mejor en el suelo y que pueden usarse
circunstancialmente para defenderse).
Al
igual que el resto de las armas blancas, las armas de asta poseen
"esgrima" o técnicas propias a nivel individual. A pesar de que
pueden parecer aparatosas son, de hecho, muy ágiles en el manejo y versátiles
tanto en el ataque como en la defensa (un contendiente que se enfrenta a un
arma de asta con un arma más corta parte siempre con desventaja, ya que en el
combate la distancia es fluida, y exceptuando un combate de formaciones, el
lancero simplemente retrocede un par de pasos y sigue hostigando a su atacante
con la punta).
Quizá
lo más importante que pueda decirse sobre las armas de asta del periodo sea que
las lanzas, o las picas, se usaron por parte de la infantería en formaciones cerradas y muy
disciplinadas, que evolucionando en orden cerrado podían hacer frente a ataques
de fuerzas enemigas desde varios frentes, realizar defensas firmes contra
caballería e infantería, así como ataques a paso de carga. La profesionalidad
de estos cuerpos de lanceros suponía una auténtica revolución militar que estaba cambiando la forma de hacer la
guerra en la Europa contemporánea. Su impacto, por lo tanto, no puede ni debe
soslayarse.
A
pesar de que las diferentes familias de armas de asta se estaban especializando
en diversos fines para el ataque o la defensa, en general se pueden clasificar
en varios tipos o áreas:
- Armas de infantería de moharra simple: como lanzas o picas, aunque también incluyo chuzos, medias picas y cualesquier otro arma con punta lanceolada o puntiaguda sin petos adicionales.
- Armas de infantería con petos punzantes/aplastantes: como martillos de guerra, picos, martillos de lucerna, bec-de-corbin, partesanas, etc.
- Armas de infantería con petos cortantes/aplastantes/de gancho: como las alabardas, archas, bills, guisarmas, etc.
- Lanzas de caballería no arrojadizas: lanzas de torneo, lanzas de ristre, lanzas de rejoneo, lanzas convencionales, etc.
- Lanzas de caballería arrojadizas: como venablos.
Sin
embargo, ésta clasificación se rompe en la medida que algunas de éstas armas se
convierten en símbolos de rango, independientemente de su uso a pie o a
caballo. Un ejemplo sería el de la lanza jineta
(que se convierte en signo del capitán de infantería española, aunque la usa a
pie) o el espontón (que se convertirá en signo de suboficialidad u oficialidad
en otros ejércitos europeos).
Alabarderos en la toma de Orán, 1509. Juan de Borgoña 1514 |
La alabarda
se va ajustando a ésta definición, y aunque en éstas primeras décadas del siglo
XVI todavía se utilizan por parte de soldados para complementar al cuadro de
lanzas/picas, para proteger a los arcabuceros y ballesteros en formaciones
abiertas, asaltos a la brecha o defensa de posiciones fijas, la alabarda se irá
convirtiendo en el símbolo del rango de sargento (internacionalmente) y además
en el símbolo de otros oficiales de los tercios españoles por añadidura (por
ejemplo, el alférez lleva una alabarda cuando no porta la bandera).
A
diferencia de sus homólogos en Italia, los conquistadores de México no
utilizaron la pica como su arma principal. La
lanza castellana, de unos dos metros de alto, se usaría por parte de la
infantería de Cortés, a veces en conjunción con la rodela (se citan
insistentemente los "infantes de lanza y rodela"). Las crónicas
indican que en batalla campal, en campo abierto, éstos lanceros formaban el
grueso de formaciones cerradas con las que los españoles protegían al resto de
sus efectivos de las cargas a pie protagonizadas por los ejércitos
mesoamericanos.
A
pesar de que cronistas como Bernal Díaz del Castillo no citan mucha diversidad
de armas de asta castellanas (más allá de la lanza) es de suponer que los
soldados portarían armamento de éste tipo dada su abundancia en las armerías
que suministraban éste tipo de manufacturas (en general su armamento puede
trazarse como excedentes de guerras anteriores como la de Granada o la
conquistas de Orán y Bujía).
Lanzas partesanas |
Si
se citan de modo independiente las
partesanas, en éste caso formando una guardia personal en torno a Pánfilo de Narváez durante la Batalla de Cempoala. Éste arma, provista de dos petos
punzantes laterales, era muy usada en el contexto italiano contemporáneo. Se
podría teorizar que, ya que tenemos constancia de cierta cantidad de genoveses
que desembarcan con Narváez, algunos de éstos formaran parte de ésta guardia
personal de soldados con partesana.
A
pesar de que la pica no se utilizó durante el primer año de la campaña
cortesiana, si tenemos constancia que durante los preparativos de la marcha
hacia Cempoala se encargan picas de cobre a los chinantecas, así como una
fuerza entrenada de los mismos, ante la eventualidad de enfrentarse a los
caballos de Narváez. Estas picas se utilizarán luego en operaciones puntuales,
como asaltos a templos durante la campaña del sitio de Tenochtitlán, dada la
ventaja que suponían para "despejar" las terrazas y escalinatas de
sus defensores desde una distancia más prudente.
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“Las armas de los
conquistadores (VI) – armas de asta” David Nievas Muñoz – Bellumartis
Historia Militar
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