Entre
las armas más desconocidas de la hueste conquistadora están aquellas que se
diferencian en uso táctico de otras comunes en el contexto europeo. La
caballería, sin duda, era una de esas armas y David Nievas nos va a mostrar las
peculiaridades de la monta hispánica.
El
uso de caballos de guerra "a la
brida" requería en aquel tiempo de una infraestructura notable, así
como de un acceso a ciertas razas de caballo (algunas de ellas hoy
desaparecidas) que estaban preparadas físicamente y recibían entrenamiento
específico para su uso por parte de la caballería pesada, los hombres de armas,
a los que todos asociamos como el paradigma de la caballería
"medieval". Éste tipo de caballos recibía un entrenamiento diferente,
y sus características morfológicas y de musculatura potenciaban su papel como
caballos capaces de realizar duras cargas frontales aún en el fragor de la
batalla.
Hombres de armas montando a la brida y jinetes en la batalla de Higueruela |
Los
españoles que pasan al nuevo mundo, con fortunas más modestas, emplean con más
preferencia razas de caballos utilizadas para el paseo y el pastoreo de
animales en las llanuras castellanas. Éstos caballos recibían sillas y
entrenamientos "a la jineta",
un sistema de combate propio de la caballería ligera española y herencia
directa del mundo andalusí. Los nazaríes, que favorecían éste tipo de
caballería, dieron la voz a todo un estilo de combate y uso del caballo muy
distinto al del hombre de armas: jinete. Así, un jinete andalusí usaba una
silla "a la jineta", un caballo entrenado "a la jineta" y
empuñaba una "espada jineta" (En BHM tenemos un articulo dedicado a las espadas de caballería de esta época).
Un jinete herreruelo dispara a un francés durante la Batalla de San Quintín. Ilustración de Angel García Pinto |
La
silla de montar y el estribo eran diferentes en ambos estilos. En la brida, el
estribo es largo para que el jinete pueda apoyarse con más fuerza en el momento
del impacto durante la carga, y la silla estaba preparada para frenar ese
impacto y que el caballero no se cayera como consecuencia de él. En la jineta,
mientras tanto, el estribo queda mucho más alto, de modo que se llevaba la
pierna plegada y pegada al torso del caballo (de ésta manera se le iba
indicando la dirección de las diferentes evoluciones por el contacto del talón
o la espuela). Ésta silla no está tan bien preparada para soportar una carga al
estilo de la brida, por lo que en doma vaquera cuando se rejonea (se da la lanzada a la res) la carga es corta aunque bastante veloz.
A
diferencia del hombre de armas, el jinete no buscaba tanto el choque directo
como el acoso. En la monta a la jineta, cuyo sucesor más directo es la actual
"doma vaquera", el jinete lleva el caballo "a media
rienda", con lo que controla mucho mejor el paso del animal (un trote
corto y elegante que permite una gran maniobrabilidad). En éste entrenamiento,
el caballo aprende a cambiar súbitamente de dirección, girar sobre poco
terreno, caracolear y escapar con fuertes impulsos casi desde una posición de
inmovilidad a menudo girando 180 grados. Éste uso del caballo puede apreciarse
hoy en día, además de en la citada doma vaquera, en los espectáculos taurinos
como parte del oficio del banderillero (que es capaz de esquivar al toro gran
agilidad).
El
arma principal de un jinete "a la jineta" era una lanza ligera, que
podía ser del tipo venablo (arrojadiza) o más larga, como la utilizada comúnmente
por los rejoneadores para controlar a las reses bravas. A diferencia de la
lanza del hombre de armas, era maciza (pero más fina) y no poseía embrace para
ponerla en ristre, por lo que podía utilizarse para dar la carga en ristre
tanto como para dar lanzadas (a una sola mano) e incluso se utilizaba para
mejorar el pivote de la caracola del caballo apoyándola coyunturalmente en el
suelo.
Ilustración «Clavando el rejón» perteneciente al libro de Luis de Tapia y Salcedo Exercicios de la gineta |
Después
de los primeros combates contra las tropas profesionales de la Confederación
Tlaxcalteca y la Triple Alianza, Cortés daría orden a sus jinetes para que
apuntaran alto, a la cabeza o el torso, manteniéndose en permanente movimiento
para evitar ser capturados por el enemigo o que éste tirara de su lanza para
tratar de derribarles.
Como
curiosidad, el uso de éste tipo de monta pervivió en España con un uso muy
particular: como deporte caballeresco. Herencia andalusí, los juegos de cañas fueron un deporte donde equipos de jinetes
competían lanzándose venablos de caña emplumados (cañas). Inicialmente, era un
deporte que servía como entrenamiento al tipo de combate a la jineta, pero
finalmente se convirtió en un entretenimiento cortesano que sería prohibido en
el siglo XVIII, durante el reinado de Carlos II, por la peligrosidad que
entrañaba para los deportistas (las caídas del caballo podían ser frecuentes
cuando se trataba de esquivar el venablo) y por su carácter agresivo, poco del
gusto de la sociedad dieciochesca.
Juego de cañas durante la Fiesta en la Plaza Mayor de Madrid, 1623. Juan de la Corte |
Además
de éste uso lúdico/militar, los nazaríes utilizaban el lanzamiento de venablos
como método de ejecución de prisioneros, pero a diferencia de las otras, ésta
costumbre se perdería tras 1492.
ESTAS HISTORIAS DE BHM OS PUEDEN
INTERESAR:
“Las armas de los conquistadores (II)
- monta a la jineta” David Nievas Muñoz – Bellumartis Historia Militar
Interesante artículo, pero Carlos II no reinó durante el siglo XVIII. Carlos II "el hechizado" reinó hasta el año 1700, año en el que comienza la pugna entre los Borbones y la casa de Austria por el trono de España que se traduciría en la guerra de Sucesión española de la que saldría victorioso Felipe V de la dinastía Borbón, siendo este el primer monarca español del siglo XVIII.
ResponderEliminarSu muerte es el primer año del siglo XVIII pero la prohibición se haria cumplir en los años posteriores, no se acabaría rápidamente con una larga tradición.Creo que es lo que quiere decir el autor del artículo
EliminarFallo mío, le falta una I. El de la prohibición era Carlos III y lo quise escribir. Mea culpa.
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