Hoy
David, autor de la novela La última isla
sobre la batalla de Okinawa, nos trae la última misión Kamikaze japonesa antes
del fin de la Segunda Guerra Mundial. Pese a que ya estaba perdida la guerra un oficial hizo sacrificio que pidió a sus hombres muchas veces, algo poco frecuente.
La
destrucción y las muertes provocadas por las bombas atómicas en las ciudades de
Hiroshima y Nagasaki terminaron por forzar la rendición japonesa. El 15 de
agosto de 1945, los nipones escucharon al emperador Hirohito dirigiéndose a la
nación con su característica voz aflautada. Pese a evitar pronunciar palabras
como rendición, Hirohito habló de “soportar lo insoportable” y “aguantar lo
inaguantable”.
Los
súbditos del emperador se mostraron obedientes. Tan solo unos pocos continuaron
resistiéndose a los estadounidenses. Para evitar que los más fanáticos
utilizasen los aviones en misiones suicidas, en la ciudad de Tokio, se
desarmaron los aviones y se vigilaron las hélices.
Tal
aflicción provocó el fin de la guerra en cientos de militares, que muchos se
suicidaron recurriendo al hara-kiri (rajándose
las tripas). El almirante Onishi,
creador de las unidades kamikaze, fue uno de los que tomó esa determinación:
rajándose el abdomen y apuñalándose el pecho y la garganta.
Almirantes Yamamoto y Matome Ugaki pasando revista
a una unidad aérea. Rabaul. Nueva Bretaña, abril 1943
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En
la isla de Kyushu, sintiendo vergüenza, el
almirante Matome Ugaki (en la fotografía que encabeza el artículo) escuchó
la alocución del emperador Hirohito. Ugaki decidió quitarse la vida
participando en una última misión suicida contra los barcos estadounidenses
anclados en Okinawa. El almirante consideraba que no estaba cometiendo un acto
de insubordinación, pues aún no habían recibido el alto el fuego.
Tras
brindar con el personal de su estado mayor, Ugaki tomó la espada corta de
samurái, que era un presente del almirante Yamamoto y se encaminó hacia la
pista de aterrizaje. Once aviones Susei permanecían alineados en tierra para un
último ataque suicida. Sus pilotos, con las cintas blancas decoradas con el
emblema rojo del sol naciente insistían en acompañar a su almirante.
LAS PALABRAS SOBRAN
Ugaki hablando con sus compañeros de viaje de ida, la vuelta no era honorable.
Imagen captada justo antes de dirigirse a los aviones.
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Así
pues, Ugaki y sus hombres despegaron con la puesta de sol. Tres aviones
regresaron a Kyushu alegando sufrir problemas de motor. Sobre las 19:24 horas,
Ugaki envió un último mensaje a Japón en el que expresaba sus intenciones de
atacar a los barcos estadounidenses con el espíritu de un guerrero japonés.
Para terminar, Ugaki se despidió con el característico grito de guerra japonés:
¡Banzai!
En
la isla de Iheyajima, cerca de Okinawa, la tripulación estadounidense de una
lancha permanecía en actitud relajada, bebiendo cerveza. En el firmamento
vislumbraron varias aeronaves. La música de jazz sonaba a través de los altavoces.
Entre los estadounidenses hubo quienes saludaron a los aviones. Los japoneses
dispararon, las luces se apagaron y los estadounidenses respondieron con fuego
antiaéreo.
LA VERDAD QUE VEO DIFÍCIL DARLE
Lancha torpedera PT, posiblemente era una de estas rápidas embarcaciones el objetivo
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La
suerte de los nipones fue funesta: quienes no fueron derribados terminaron estrellándose.
Por la mañana, la dotación de la lancha encontró los restos de un avión. El Yokosuka
D4Y Suisei (彗星 cometa) era una
aeronave biplaza, pero en su lugar encontraron tres hombres muertos, uno de
ellos iba ataviado con un uniforme verde, había perdido el brazo derecho, su
cabeza estaba aplastada y a su lado reposaba una pequeña espada.
Posteriormente, los estadounidenses procedieron a extraer los cadáveres y los
enterraron en la arena.
Nota
BHM: os dejo con un poema que el mismo almirante Matome Ugaki compuso unos
meses antes en honor a los kamikazes que participaron en la misión Kikusui No.
6, una de las masivas oleadas de ataques entre abril y junio de 1945.
Las flores del ataque especial
están cayendo
Cuando la primavera se va.
Se fue con la primavera
Son chicos jóvenes como los cerezos
en flor.
Desaparecieron las flores,
Dejando cerezos sólo con hojas.
EL HONOR ANTE TODO
Supuestamente Ugaki abordo de un Susei, pero no veo al tercer tripulante por lo que
debe ser otro vuelo distinto. galeri.uludagsozluk.com
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ESTAS
HISTORIAS DE BHM OS PUEDEN INTERESAR:
“Los últimos kamikazes japoneses” David López Cabia – Bellumartis Historia
Militar
Raro que volaran los 3 tripulantes de Judy, restaba alcance y carga en una mision suicida
ResponderEliminarHola por eso sorprendió a los estadounidenses. La explicación puede ser que el almirante no sabía pilotar y se añadió a la tripulación como pasajero. Además la mision era de corto alcance no creo que limitase la autonomía de vuelo.
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