Usualmente,
especialmente en el mundo académico anglosajón, se suele igualar el concepto de
tercio con el de una formación concreta, pero en realidad, ambos conceptos
distan mucho entre sí como nos va a explicar nuestro experto en el siglo XVI, Juan Molina Fernández.
El tercio no es más una
forma de organización militar, precedente a los
regimientos, mientras que la formación
es el modo de organizarse en el campo de batalla. Los tercios, pues, tenían
una gran cantidad de formaciones diferentes según cada situación, que vamos a
estudiar ahora, buscando con ello que los lectores puedan entender, en parte,
la gran diversidad en tácticas y formaciones que existían dentro de las tropas
hispánicas. De hecho, todas las tropas de la monarquía hispánica utilizaban
formaciones y sistemas de combate muy similares, si bien con ciertas
particularidades según el origen de las tropas (italianos, españoles y valones
tenían una mayor proporción de armas de fuego que los tudescos o los suizos,
que preferían el juego de pica). Nos centraremos en las formaciones más utilizadas en el cénit de
las tropas hispánicas, la segunda mitad del siglo XVI.
Los tratadistas militares
vigilaban tres tipos de formaciones: las formaciones de
batalla, para el combate encampo abierto; las formaciones de marcha, para
moverse de un punto a otro de la geografía; y las formaciones de campamento, en
el que se cuida la distribución de las tropas en campamentos y fortalezas.
Formaciones de batalla
Posiblemente
las formaciones más conocidas, aunque no demasiado estudiadas, centrándose la
mayoría de estudios en otros aspectos como el armamento, los tipos de tropas o
los movimientos en el campo de batalla.
Comenzaremos
recordando las formaciones básicas de
los cuadros de piqueros
y arcabuceros.
Los piqueros solían formar en el llamado “cuadro
de gente” en primer lugar, lo que significa que los cuatro lados de la
formación tienen el mismo número de hombres (por cada hombre por fila, hay uno
por columna, 1:1). A pesar de las apariencias, no era un cuadrado perfecto,
sino que tenía forma rectangular. Esto era debido a que la distancia hombro con
hombro entre dos piqueros era de un pie, mientras que la distancia entre la
espalda de un piquero y el pecho del siguiente era de dos pies o dos pies y
medio. Esto era así para poder maniobrar de manera adecuada en el campo de
batalla, aunque en el momento del combate, las tres o cuatro filas delanteras
se acercaban a distancia de un paso para mejorar su alcance. Para conseguir un
cuadrado perfecto, se creaba el “cuadro de terreno”, en el que los lados tenían
la proporción 7:3, es decir, si hacemos tres filas de siete soldados
conseguimos un cuadrado perfecto. Esta formación se usaba menos a menudo, pues
su cálculo era complicado y no ofrecía una especial ventaja.
Otras
dos formaciones muy utilizadas eran el escuadrón
de doble frente (proporción 2:1) y el
de gran frente (proporción 3:1), muy utilizados al pasar a la ofensiva al ofrecer
más armas al adversario por fila, pero tenían la pega de ser más débiles en los
flancos y mantener una menor profundidad, con lo que era más fácil, si las
cosas salían mal, que la formación se rompiera y las tropas huyeran. En todas
las formaciones, los sargentos de las compañías se ponían a los flancos del
cuadro para vigilar que los soldados mantuviesen su posición. El sargento mayor
se movía a caballo por toda la formación verificando que todo estuviese
correctamente dispuesto. Las banderas, los músicos (salvo el tambor mayor, que
estaba junto al capitán para transmitir las órdenes al resto de músicos) y los
alabarderos formaban en el centro. Los picas secas (piqueros sin armadura y con medias picas, más cortas) formaban en el
centro o la retaguardia. Los capitanes, tenientes, alféreces sin bandera y el
maestre de campo formaban en la primera línea (el maestre a caballo), si bien
los capitanes y el maestre de campo, durante la maniobra del cuadro formaban
quince pasos adelantados al escuadrón para mandarlos mejor. En el último
momento antes del combate, los capitanes se incorporaban a la primera línea y
el maestre de campo se movía a un lugar seguro desde el que ordenar
adecuadamente a sus tropas.
Para los arcabuceros y mosqueteros, las formaciones dependían
mucho del tipo de función que iban a realizar en el campo de batalla. Para
escaramucear en solitario, solían utilizar una formación de 5X3, es decir, tres
filas de cinco armas de fuego, cuyo objetivo era desgastar al enemigo con tres
descargas y recibir fuego del mismo, consiguiendo así que el enemigo utilice
sus armas de fuego antes de tiempo (todos los oficiales veteranos aconsejaban
guardar el primer disparo para disparar a bocajarro, ya que era el más certero
y con el que más bajas se causaba al enemigo).
Si
se formaban mangas volantes, es
decir, grupos grandes de arcabuceros o mosqueteros en solitario, sin escolta de
picas, lo usual era crear un gran frente de armas de fuego, de al menos quince
arcabuceros o mosqueteros, aunque se sacrificase profundidad, aun así siendo un
mínimo de profundidad de cinco o seis filas para mantener un fuego continuo por
“contramarcha” española (que injustamente se otorga a Nassau, pero que se
utilizaba por todas las naciones europeas desde mucho antes).
Si
formaban en mangas comunes, escoltando un cuadro de picas, solían formar en
filas de entre cinco y quince soldados, según la situación, y una profundidad
de entre seis y doce soldados, para asegurar una cadencia de fuego continua
(los tratadistas afirman que para arcabuces, la profundidad perfecta es de
ocho, y para mosquetes, de doce, dado su mayor tiempo de recarga).
Las
formaciones de batalla siempre eran una conjunción de cuadros de picas y
arcabuceros como mínimo, aunque en ocasiones necesarias se unían alabarderos,
rodeleros o incluso montanteros (si bien estos últimos eran más comunes en
regimientos germánicos). La más conocida de estas formaciones es el llamado “castillo”, en el que el cuadro de
piqueros forma en el centro, con cuatro mangas de arcabuceros en cada una de
las esquinas. Equivocadamente muchos académicos anglosajones afirman que esta
era la única formación de los tercios. Nada más lejos de la realidad. La
formación de castillo era utilizada al principio de las batallas y, sobre todo,
cuando el tercio en cuestión quedaba aislado y debía poder defenderse por sus
cuatro lados. Cuando una formación de castillo pasaba de la defensiva a la
ofensiva, las cuatro mangas se adelantaban por delante del cuadro de picas
buscando ofender con sus armas al enemigo. Obviamente esto ocurría cuando no había
peligro en la retaguardia, ya que los piqueros quedaban muy desprotegidos.
A
pesar de lo conocido de la formación en castillo, la más habitual era realmente
el cuadro con dos mangas. En este caso, se formaban únicamente dos mangas que
se colocaban en las esquinas delanteras de la formación de piqueros. En muchas ocasiones, para permitir que estas mangas se
convirtieran en volantes, es decir, sueltas, sin apoyo de piqueros, se dejaba a
los flancos del cuadro de picas dos grupos de arcabuceros conocidos como
“guarnición”, que no podían separarse de los piqueros bajo ninguna
circunstancia y cuya labor era proteger a los piqueros de ataques enemigos.
Estas guarniciones estaban formadas por entre tres y cinco soldados por fila
(de tal forma que las picas pudieran cubrirlos en caso de ataque por el flanco)
y su profundidad se procuraba que fuera equivalente, o casi, a la del cuadro de
picas.
Existían
infinidad de variaciones para estas formaciones básicas en virtud de varios
factores: apoyo o no de caballería o artillería, ataques enemigos, ataques a
baterías, etc. Mención especial merecen las formaciones de ataque a baterías y de combate cuerpo a cuerpo, donde
los rodeleros y los alabarderos tienen un papel principal. En los ataques a
baterías de fortificaciones que ya han sido derruidas, los alabarderos y
rodeleros formaban al centro, siendo flanqueados por picas y arcabuces,
respectivamente. Cuando se buscaba el cuerpo a cuerpo, se utilizaba una
variación de la formación con dos mangas en la se añadía a los flancos de las
picas dos formaciones de rodeleros que buscaban flanquear los piqueros
enemigos, la posición más vulnerable de éstos.
Dentro
de las formaciones de batalla, en
importante señalar que lo usual era crear dos o tres filas de cuadros que se
dispusieran alternamente, al estilo de las cohortes romanas, de tal forma que
se cubrían mutuamente en caso de que uno de los tercios fuera flanqueado. En
los flancos de esta gran formación de batalla se disponía la caballería para
evitar ataques al flanco. La caballería aquí era clave, ya que perder la
caballería en el flanco solía significar perder la infantería, que quedaba
expuesta y, por tanto, la batalla. Esto es lo que ocurrió en la afamada batalla
de Rocroi, por ejemplo.
Formaciones de marcha
Estas
formaciones, quizás aún menos estudiadas que las de batalla, tenían una
importancia crítica, ya que de la correcta posición de los miembros dependía
que un ejército llegase a plena capacidad a su destino. Cabe destacar que los
tercios españoles eran famosos por su indisciplina en las marchas, ya que solo
solían guardar la formación los primeros kilómetros para luego desbandarse
buscando atajos al destino. Esto hizo que en muchas ocasiones, los ejércitos
hispánicos contrataran los servicios de mercenarios alemanes sólo para proteger
la impedimenta.
La
infantería hispánica solía formar en columnas de a cinco (aunque esto podía
variar en función del camino, si era muy ancho, la columna podía ser mucho más
ancha y viceversa), con los piqueros al centro y los arcabuceros divididos
entre la vanguardia y la retaguardia. La caballería ligera formaba en los
flancos, la vanguardia y la retaguardia de todo el ejército para proporcionar
protección inmediata y reconocimiento. La caballería pesada, la artillería, la impedimenta y los mercaderes y vivanderos en la
retaguardia y en ese orden. Generalmente la retaguardia estaba guardada por
fuertes grupos de piqueros con algún apoyo ligero de arcabucería. La razón de
esta formación respondía a un equilibrio entre protección y velocidad del
ejército. Los elementos más lentos van detrás para no entorpecer la marcha del
ejército, que en ocasiones puede necesitar ser bastante rápida. Las formaciones
de infantería estaban diseñadas para desplegarse rápidamente en la forma de
cuadro con dos mangas con un par de órdenes rápidas de los oficiales. La
oficialidad siempre formaba en el centro de la columna, para estar a la misma
distancia tanto de la vanguardia como de la retaguardia en caso de necesitar
ser informado de algún incidente.
Siempre
se prefería en estos casos carreteras amplias, ya que una columna demasiado
estrecha es muy débil frente a emboscadas y un incidente puede paralizar a la
totalidad del ejército, algo importante en una guerra donde la movilidad es
crucial.
Formaciones de
fortificación y campamento
Aunque
utilizamos el nombre de formación, sería
más correcto decir distribución. Sin embargo, esto no era menos importante
para el ejército, pues una correcta distribución de las tropas podía ser la
diferencia entre el caos y la victoria.
Los
campamentos solían organizarse en función del tamaño y el lugar donde
estuvieran montados. Los mandos solían acomodarse en el centro del campamento,
si bien esto podía modificarse ligeramente en función de la existencia o no de
viviendas cómodas en los alrededores. Sin embargo, era crucial que los mandos
estuviesen en el centro, pues era el mejor lugar para recibir información y
despachar órdenes.
Los soldados solían
distribuirse por nacionalidad: así, los españoles
recibían una zona del campamento, los italianos otra, los valones otra, etc.
Cada tercio o regimiento disponía de un cuerpo de guardia permanente que era el
único lugar donde se permitía el juego. También se daba una zona exclusiva a
los artilleros, a los gastadores y a los vivanderos. Se daba, también una zona
exclusiva para los animales y otro para la impedimenta. La artillería se
estacionaba en el perímetro del campamento, especialmente por las zonas donde
era más probable el ataque. La caballería solía crear sus propios campamentos
adyacentes a la infantería, sitos de tal manera que pudieran salir a atacar al
enemigo con rapidez.
Las fortificaciones del
campamento, si era provisional, solían consistir en círculos
de carros de impedimenta, en ocasiones fortificados con tablas gruesas y
artillería ligera, tales como falconetes, ribadoquines y esmeriles. Si el
campamento se iba a mantener por un cierto tiempo se excavaban trincheras y
muretes de tierra, e incluso se añadían blindas y fosos.
En
caso de que las tropas se acomodaran en una fortaleza, la distribución era
similar, pero teniendo en cuenta las fortificaciones de la misma. Si las tropas
se aposentaban en una ciudad, se distribuían zonalmente en las viviendas de los
habitantes de la misma por nacionalidades y especialidad.
“Formaciones de los Tercios en el siglo XVI”
Juan Molina Fernández – Bellumartis Historia Militar
Buenas soy un gran apasionado de la historia en especial la nuestra la española y sobre todo de los tercios españoles.He leído muy atentamente lo explicado fenomenalmente en esta pagina.Ahora bien encuentro cierta contradicción con otras paginas que tratan del mismo tema en cierto punto.Ese punto no es otro que la manera de disparar de los tiradores del tercio cuando se adelantan en vanguardia en escaramuza.En esta pagina lo he entendido y coincide con explicaciones de otras fuentes pero no todas las fuentes coinciden parece.En otras fuentes o paginas web aparece así:
ResponderEliminarhttp://cisde.es/wp-content/uploads/2015/07/Fig-9-300x164.png
Esas diferencias en la descripción me confunde
USTEDES IGUAL QUE EN OTROS SITIOS LO DESCRIBEN ASI.... Para escaramucear en solitario, solían utilizar una formación de 5X3, es decir, tres filas de cinco armas de fuego, cuyo objetivo era desgastar al enemigo con tres descargas y recibir fuego del mismo, consiguiendo así que el enemigo utilice sus armas de fuego antes de tiempo (todos los oficiales veteranos aconsejaban guardar el primer disparo para disparar a bocajarro, ya que era el más certero y con el que más bajas se causaba al enemigo).
Hola, voy a preguntar al autor del artículo que es el que mejor te puede responder.
Eliminar" dile que el dibujo que ha comentado efectivamente también describe algo similar, pero básicamente eso es una contramarcha por el flanco, que parece ser comienza a ser habitual en el siglo XVII, pero en cuanto a lo que explico no veo ninguna contradicción, ya que en ese caso concreto no hay fuentes claras de que escaramuceando usaran una sola ruciada de tres filas o bien tres ruciadas de una fila con contramarcha, o bien otro sistema que no conocemos. bien puedieran usar cualquiera de los tres según la situación. en todo caso, pienso que puede confundir sistema de fuego con la función, en este caso escaramuceadores" respuesta del autor del articulo. Espero te ayude
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