“CAPITÁN CONAN” DE ROGER VERCEL

 
(Aviso, este artículo contiene spoiler de la película del mismo nombre, el que avisa no es traidor)

“…nunca llegaremos a entendernos y te diré porqué en una palabra:
 yo soy militar y tú…
-¡Yo – le interrumpió Conan…-, yo soy lo que se llama un guerrero!,
no nos pondremos de acuerdo…”



La historia del Capitán Conan es tan antigua como la misma humanidad, es la guerra y la historia de personas como tú y yo, que sin esperárselo acaban en un conflicto y descubren que “les gusta”, se les da bien y lo necesitan, nada nuevo bajo el sol.
Roger Vercel en 1934. Wikicommons
En esta obra Roger Vercel (1894-1957)  nos cuenta las vicisitudes de un hombre sin ninguna relación con el combate (como reconoce el protagonista, tenía antes de la guerra una mercería con sus padres) y que al ser llamado a filas descubre tienen “facilidad” para matar y, además es capaz de detectar esa capacidad en otros seres humanos (llegará a conseguir que el débil Erlane, ese que le daba miedo su propia sombra, muera defendiendo una loma lanzando granadas y con una sonrisa en la cara). Nuestro hombre consigue subir en el escalafón militar y convertirse en un oficial que obtiene que los hombres a su mando rompan todos sus prejuicios y miedos, lanzándose en peligrosas acciones nocturnas con granadas y cuchillos (como nos cuenta el personaje en la novela) a las trincheras búlgaras, y con ello  cause pavor al resto del ejército enemigo y teman la noche (nada nuevo, ya los Tercios y sus famosas encamisadas) Pero Conan es como dice, un guerrero que busca a sus miembros entre lo peor del ejército, allí donde se encuentre (muchas veces en compañías de castigo o en la cárcel) y los eleva hasta conseguir que la mayoría llegue a prender orgullosamente de su pecho algunas de las medallas más importantes del ejército francés… y de repente un día, la guerra acaba y nadie les ha preparado para ello, porque son lo peor de la sociedad encumbrados por sus superiores y alabados, son niños a los que les quitan un buen día su juguete y nadie les dice porqué. 
  Nuestros protagonistas, un día disparan sobre personas, queman poblados, toman lo que quieren, y ven que ahora ya no es posible, y el ejército que los adiestró y los mimó, se avergüenza de ellos, algo que el mismo Conan reprocha a su amigo cuando se le acusa de matar a un propietario de un piso en Sofía porque defendía su propiedad (“… esta citación fue por cargarme  un par de búlgaros, ésta por cuatro, ésta de aquí por seis, aquella por una compañía con sus oficiales…ahora espero por la de este que tiré por la escalera”) es imposible no sentir pena por Conan y sus hombres, que se sienten perdidos porque no les dejan seguir haciendo aquello que se les da tan bien.
En todas las guerras sucede algo similar
“La vuelta del soldado después de la guerra, 
a la casa paterna” Ignacio Rosas, 1906
El Capitán Conan es la historia de millones de soldados que tras un conflicto tienen que volver a sus vidas, como si nada hubiera pasado, y algunos no quieren volver, aquello les gusta, y no son capaces de “adaptarse” a la nueva situación, a sus vidas en las fábricas y en las oficinas, a las nimiedades de la vida, a no agachar la cabeza todo el día, comer entre ratas y perder al amigo de trinchera en un momento dado porque una bomba cayó corta, o de un disparo a larga distancia. La literatura nos cuenta que muchos acaban buscando otras guerras, otras emociones fuertes, pues no son capaces de vivir sin esa sensación continua de peligro, y a otros no les queda otra opción, “matar japoneses es lo único que sé hacer” espeta el soldado Sledge en The Pacific.
Tenemos ejemplos conocidos, la legión francesa se encontró con muchos voluntarios procedentes de las Waffen-SS luchando en Indochina o Argelia, los militares republicanos lucharon toda nuestra guerra civil, y tuvieron que seguir 6 años más en la Segunda Guerra Mundial, y actualmente algunos yihadistas han pasado ya por Chechenia, Afganistán, Bosnia, Iraq, Siria…
El cine norteamericano está lleno de historias con semejante drama, en el actual conflicto de Irak encontramos multitud de ejemplos (parece que para los norteamericanos las guerras “no ganadas” son fuente de inspiración) aunque para mi gusto las mejores cintas se produjeron en los 70-80 con el conflicto de Vietnam, Taxi Driver, El Cazador, El regreso, Acorralado, Nacido el 4 de julio 
Cartel de la película de Bertrand Tavernier
Y algún lector preguntará, ¿y la película Capitán Conan? Bueno, debo decir que, por una vez me gustó más la película que la novela, algo que pueda sonar a “sacrilegio”, pero es que la película, estrenada en 1996 está basada en la novela, pero la novela solo abarca (se acerca spoiler) desde que se declara el fin de la guerra y su paso por Bulgaria y el enfrentamiento final con los rusos en el curso del Dniéster, mientras que todas las escenas de combate contra los búlgaros son exclusivas de la película, incluido ese humor tan particular francés, que impregna el día a día de los soldados y que es ciertamente “esperpéntico”, pero sin dejar de mostrar todo lo anteriormente dicho sobre los problemas que arrastran los soldados tras la guerra.
Fotograma de la película "Capitán Conan"

Capitan Conán de Roger Vercel” Esaú Rodríguez Delgado – Bellumartis Historia Militar 

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