#ElArchivodeDavid
Ya hemos visto cómo los animales, desde los gatos y perros a los cerdos o elefantes, son empleados por los humanos en sus guerras desde la antigüedad pero a veces como en la batalla de Tanga son invitados sorpresas que cambian el curso de los acontecimientos. Hoy David nos lleva al Lejano Oriente para conocer una de esas apariciones de la fauna salvaje en medio de la Segunda Guerra Mundial.
Ya hemos visto cómo los animales, desde los gatos y perros a los cerdos o elefantes, son empleados por los humanos en sus guerras desde la antigüedad pero a veces como en la batalla de Tanga son invitados sorpresas que cambian el curso de los acontecimientos. Hoy David nos lleva al Lejano Oriente para conocer una de esas apariciones de la fauna salvaje en medio de la Segunda Guerra Mundial.
Quiero
contaros la espeluznante historia de cómo cientos de soldados japoneses
murieron devorados por cocodrilos y sufrieron enfermedades tropicales y
picaduras de insectos y serpientes en la isla
de Ramree. Corría el año 1945 y las fuerzas británicas e indias se lanzaron
a la reconquista de Birmania. Uno de sus objetivos era capturar la isla de
Ramree. En enero de 1945, las fuerzas aliadas compuestas por infantería de
marina británica y soldados indios desembarcaron en Ramree.
La
guarnición japonesa opuso una feroz resistencia en Ramree, sin embargo, un
batallón nipón quedó prácticamente acorralado por las tropas británicas. La
única esperanza de los japoneses era escapar a través de 16 kilómetros de
manglares para unirse a otro batallón.
Precisamente,
aquellos manglares eran un territorio muy peligroso poblado por enormes
cocodrilos de agua salada. Los nipones sabían de los peligros que les acechaban
entre las aguas pantanosas, pero no estaban dispuestos a rendirse a los británicos.
Las tropas niponas optaron por internarse en las mortíferas tierras pantanosas
de Ramree para escapar del acoso al que los sometían los soldados británicos.
Sin embargo, la naturaleza resultó ser un enemigo mucho más peligroso que los
aliados. Mientras avanzaban entre el lodo, los soldados japoneses no tardaron
en sucumbir a las enfermedades tropicales y a las picaduras de mosquitos,
escorpiones, arañas y serpientes. Lo peor estaba por llegar.
Cocodrilo de aguas saladas. Wikicommons |
Cuando
cayó la noche del 19 de febrero de 1945, los cocodrilos de agua salada
emergieron repentinamente para devorar a los nipones. Las armas de fuego
resultaron inútiles frente a los enormes reptiles. Era muy difícil detectar a
los cocodrilos en la oscuridad y bajo las aguas negruzcas. La noche fue
terrorífica y estuvo marcada por los alaridos de los japoneses al ser
aplastados por las fauces de los cocodrilos. Los reptiles se mostraron
implacables mientras los japoneses se desplazaban con dificultades entre las
aguas cenagosas. Muchos nipones perecieron entre las fauces de los cocodrilos.
Los soldados británicos, situados en la periferia del pantano, pudieron
escuchar los gritos de los japoneses y los disparos. Quien no moría a manos de
los cocodrilos caía ante los disparos de los francotiradores británicos apostados
en los límites de las tierras pantanosas. Según el naturalista Bruce
Wright, de los aproximadamente 900 soldados nipones, los británicos apenas
capturaron a una veintena. Al amanecer, los buitres se dieron un festín con los
restos que habían dejado los cocodrilos.
Pese
a todas las penalidades sufridas, hubo japoneses que lograron escapar del
matadero en que se habían convertido los manglares de Ramree. Esta masacre ha
generado controversia, pues el británico Bruce Wright otorga unas elevadas
cifras de bajas a los ataques de los cocodrilos, mientras que otras hipótesis
que restan importancia a las muertes provocadas por los cocodrilos, atribuyen
las bajas a una combinación de enfermedades, picaduras de mosquitos y disparos
de los tiradores británicos, así como también sostienen que muchos japoneses
lograron escapar de los manglares. La
masacre de Ramree está registrada en el Libro de los Records Guinness como el
mayor número de víctimas humanas en un mismo ataque de animales. En
cualquier caso, las enfermedades tropicales y la presencia de animales tan
agresivos como los cocodrilos de agua salada terminaron por causar importantes
bajas entre el batallón japonés.
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“Cocodrilos
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David López Cabía – Bellumartis Historia Militar
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