En situaciones límites el ser humano es
capaz mediante el ingenio de encontrar soluciones que en circunstancias
normales serian tachadas de locura. Y hay un país que se llevó la palma en
estas ideas ingeniosas pero suicidas en la Segunda Guerra Mundial, me refiero
por supuesto a Japón. La verdad que viendo el boceto que encabeza el articulo, la idea parecía sencilla y eficaz pero ya sabéis lo que pasa con los planes.
Tras la sucesiva perdida de los archipiélagos
que como un sistema defensivo alejaban a las flotas estadounidenses de Japón,
las autoridades niponas veían cada día más cerca la temida invasión del
territorio nacional. Entre las medidas que a la desesperada se fueron desarrollando
destaca la shitotsu bakurai o mina suicida antitanque que gracias a sus
éxitos en Filipinas y posteriormente en Okinawa, serviría de base de una nueva
arma para evitar el desembarco estadounidense en las playas niponas.
La idea era atacar por sorpresa a las
lanchas de desembarco y buques anfibios cuando se acercasen a la orilla desde
el fondo del mar. Para ello se desplegarían a buzos entrenados para esta misión
suicida ya que al igual que los homólogos anticarro la onda expansiva acabaría con
ellos con toda seguridad. Si bien en los textos estadounidenses y europeos se
les conoce como “buzos suicidas” o “hombres rana kamikazes” me gusta mucho más
el apelativo japonés Fukuryu. 伏龍, Fukuryū significa “dragon en cuclillas” que simboliza a la
perfección la misión de estos hombres que era esperar en el fondo del mar hasta
que como un dragón dormido se despertase echando fuego contra el invasor de la
madre patria.
Figura 1/32 de un fukuryu. Roninminiature |
Esquema de la US Navy de la mina Tipo-5 |
Como táctica de combate emplearían campos
minas tradicionales para hacer que las lanchas enemigas los esquivasen adentrándose
en el territorio de los dragones. Para llegar al territorio de caza había dos
opciones, un que entrasen andando desde la orilla de noche o bien que permaneciesen
ocultos en una cámaras submarinas en las que podían pasar largo tiempo a la
espera. Estas cámaras hechas de hormigón, con capacidad para entre resistían las
explosiones y podían ser ocultadas en barcos hundidos o entre las rocas.
Pese
a que el final de la guerra estaba cada vez más cerca los japoneses en agosto
ya tenían material para mil buzos y en fabricación más de 8.000 equipos lo que permitiría
para octubre desplegar 6.000 buzos. Los ambiciosos planes japoneses de
desplegar más de 40.000 buzos antes de final de año eran más un deseo que una
realidad, ya que no tenían capacidad para producir tal número de equipos ya que
las fabricas eran destruidas día a día. La
71ª Unidad de Ataque Especial (en Yokosuka, en la bahía de Tokyo) contaba,
al final de la guerra, con dos batallones de buzos a punto y cuatro más
entrenándose para defender la capital. Otra unidad, la 81ª, tenía capacidad para desplegar a 1.000 buzos en Kure y Sasebo
en pocos días. Pero una cosa es la teoría y otra la practica ya que la primera
unidad solo tenía 450 trajes y la segunda solo 60 y peor aún no se había fabricado
ninguna de las minas tipo-5.
Sea
como fuera por suerte para los buzos y para los marines estadounidenses no fue
necesario su sacrificio ya que Japón se rindió antes de que comenzase la Operación
Downfall.
“Los fukuryu: los kamikazes submarinos”
Francisco García Campa – Bellumartis Historia Militar
Y yo también por eso en BHM tenemos una serie de artículos sobre la XMas entre ellos uno sobre tu magnifico libro "Los Raids de la Décima Flotilla Mas" https://bellumartis.blogspot.com.es/2017/06/los-raids-de-la-decima-flotilla-mas.html
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