El 16 de diciembre de
1944, los ejércitos alemanes irrumpieron de manera fulgurante en las Ardenas. Ante la brutal embestida en el
sector más desprotegido de los aliados, las tropas del 8º Cuerpo de Estados
Unidos se vieron obligadas a batirse en retirada. La emergencia obligó a los
aliados a recurrir a las divisiones
aerotransportadas 101ª y 82ª. Hoy David
López Cabia, autor de la novela “En el infierno blanco” nos hablará de los
combates que libró parte de la 101ª en la defensa
de Bastogne durante el día de Navidad.
Mapa de los movimientos de tropas en Ardenas. Bastoña está cerca del centro |
Bastogne era un punto clave en las Ardenas. En la vital
encrucijada confluían siete carreteras, que los blindados alemanes necesitaban
imperiosamente para avanzar hasta su objetivo final: la ciudad de Amberes. Pues
bien, para evitar que Bastogne cayese en manos alemanas, los aliados
desplazaron allí a la 101ª División Aerotransportada. Los paracaidistas
contaban con el apoyo de un Comando de Combate de la 10ª División Acorazada y
los restos de otras maltrechas unidades de infantería.
La nieve cayó sobre Bastogne y los paracaidistas de la 101ª,
comandados por el general de brigada McAuliffe quedaron rodeados por el
Ejército alemán. Escasos de municiones, ropa de abrigo y suministros, se
prepararon para resistir un brutal asedio en la gélida Navidad de 1944.
Bien es cierto que toda la 101ª División
Aerotransportada hizo un esfuerzo sobrehumano en la defensa de Bastogne, pero
quiero centrarme en un episodio concreto, que tuvo lugar en un día tan
entrañable como el 25 de diciembre de 1944.
Los alemanes lanzaron una de sus más
decididas tentativas sobre el sector defendido por los hombres del 502º Regimiento de Infantería Paracaidista.
Todo ello tuvo lugar el mismísimo día de Navidad.
A las 07:30 horas, el Grupo
de Combate Maucke, una unidad integrada por blindados e infantería se lanzó
contra las defensas estadounidenses en el sector noroeste de Bastogne. Un total
de 19 carros de combata Panzer IV, apoyados por cañonesde asalto Stug III y escoltados por granaderos ataviados con uniformes
blancos emergieron de la oscuridad.
Panzer IV de las Waffen-SS Leibstandarte cerca de Bastonge |
El coronel Steve Chappuis, al frente del 502º Regimiento de
Infantería Paracaidista se percató del ataque alemán, por lo que envió sus compañías B y C para reforzar el sector
defendido por la compañía A, en
Champs. Los paracaidistas estadounidenses se defendieron disparando desde la
línea del bosque con todo lo que tenían a mano: fusiles, subfusiles, bazookas y
ametralladoras.
La nieve se tiñó de
rojo y los granaderos que acompañaban a los blindados comenzaron a poblar el
inmenso manto blanco que se extendía sobre Bastogne. Los estadounidenses se
defendían con uñas y dientes, sin ceder un solo metro de terreno.
En tal situación, los
tanques se vieron obligados a reagruparse. Entonces, dos cañones
autopropulsados del 705º Regimiento de Destructores de Tanques comenzaron a
escupir proyectiles desde la misma línea del bosque en la que se refugiaban los
hombres del 502º.
Miembros del 502º reg. revisando un Stug III destruido |
Los Panzer IV y los
Stug III comenzaron a arder, convirtiéndose en moles de acero en llamas de las
que brotaban humaredas negras. Los estadounidenses, incluso recurrieron a sus bazookas para destruir los carros de
combate enemigos a corta distancia.
Tan difusas eran
las líneas estadounidenses que un StugIII llegó a acercarse al castillo Rolle, donde se ubicaba el Cuartel
General del 502º Regimiento, pero los soldados encargados de su defensa
consiguieron ponerlo fuera de combate. Otro tanque alcanzó Champs, aunque
terminó siendo neutralizado. Tal fue el despropósito de los alemanes aquella
mañana del 25 de diciembre de 1944, que el último carro de combate que
regresaba a Hemroulle fue capturado.
La batalla se saldó con un infructuoso asalto alemán. Los
estadounidenses, bien parapetados en la línea del bosque, supieron sacar
partido de sus escasos recursos, destruyendo los panzers a corta distancia y
sembrando los campos belgas con los cadáveres de los granaderos. Por otra
parte, los destructores de tanques, también se emplearon con excelente
precisión y eficiencia.
"Foxhole", hoyo de tirador con un infante paracaidista con bazooka |
Y es que la
determinación, la destreza en el uso del bazooka y el uso eficiente de los
destructores de tanques y de la artillería pesada, fueron factores que
contribuyeron a garantizar el éxito de la 101ª División Aerotransportada en la
defensa de Bastogne.
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