Piqueros suizos contra lansquenetes alemanes, ilustración de un libro del siglo XVI. pinterest |
Juan
Molina Fernández un experto en
armas de la Edad Moderna, y nuevo colaborador de BHM, nos adentra en una de las
armas esenciales de los temibles Tercios Españoles, la pica.
La
pica fue el arma en la que se basó la fuerza de los ejércitos durante los
siglos XVI y XVII. Creada por los suizos alrededor del siglo XIV, estaba
formada por una larga y fina asta de madera, generalmente de fresno o roble
rojo, rematada en una diminuta pero mortal hoja de hierro o acero. Era la base
del escuadrón y de las formaciones, y durante años fue la fuerza final en las
batallas. Según fue avanzando el periodo barroco, su función fue cada vez más
defensiva y pasiva hasta desaparecer en la primera década del siglo XVIII como
arma de primera línea. Permaneció como un arma de milicias y de instrucción
militar hasta bien entrado el siglo XIX.
Historia de la pica
Sintagma macedonio con sarisas, Nowastrategia.org |
El
origen de la pica probablemente podemos encontrarlo en la Macedonia de Filipo II, el padre de Alejandro Magno, que impulsó la creación de unos cuerpos de
hoplitas con lanzas enormemente largas llamadas sarisas de unos seis metros de
longitud. La capacidad ofensiva y defensiva era enorme debido a la gran
cantidad de puntas que una sola formación podía presentar antes de que el
infante enemigo, armado de manera más tradicional, pudiera llegar al primer
hoplita. Con la conquista romana de la Hélade, se pierde el uso de estas largas
lanzas.
Alrededor
del siglo XIV, las milicias mercenarias de los cantones suizos o bien retomaron
la tradición griega (la gente instruida conocía muy bien las gestas de
Alejandro) o bien la reinventaron. Desde el siglo XIII, los suizos destacaron
por el uso de sus alabardas, pero en el siglo XIV comenzaron a resultar
insuficientes. La caballería pesada comenzó a adaptarse a las tácticas con
alabarda, con lo que comenzaron a incluir en sus cuadros largas lanzas que
dieron en llamar picas para mantener alejados a los caballos. Estas lanzas
medían entre 2,5 metros y 4 metros aproximadamente y comenzaron a combinarlas
con las alabardas. Los suizos así comenzaron a ganar fama por el agresivo uso que
daban a estas armas, lanzándose a paso rápido contra el enemigo sin darle
tiempo a ganar la iniciativa, manteniendo siempre una estricta formación.
Generalmente, los suizos colocaban a los peones mejor armados a vanguardia
(donde armados significa con mejor armadura) y los peor armados a retaguardia.
Además, la tercera fila de una formación de picas solía ser de alabardas, para
proteger la primera línea con golpes de hacha.
En
la Guerra de los Cien Años, que enfrentó a las dinastías francesa e inglesa,
los mercenarios suizos comenzaron a crecer en fama, siendo contratados por toda
Europa como tropas de élite. También comenzaron a copiar sus técnicas otras
naciones, especialmente sus vecinos alemanes. Así, a finales del siglo XV,
comenzaron a surgir los afamados lansquenetes (podéis leer en BHM más sobre ellos), cuyo nombre procede del alemán land (campo) y knecht (siervo o peón), siendo así la traducción como peón del campo en contraposición a los
suizos que eran peones de la montaña
(Gebirgsknechten). A partir del
siglo XVI, ambas tropas, lansquenetes y suizos, comenzaron a rivalizar por los
mejores contratos, mejorando los alemanes su fama poco a poco.
Es en esta época en la que la Corona Hispánica
comienza a experimentar con sus propios piqueros. La presencia de mercenarios
suizos en la Guerra Civil Castellana y en la Guerra de Granada llamó
poderosamente la atención de muchos militares. El cronista y militar Gonzalo de
Ayora y el afamado Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, fueron los dos
grandes adalides del uso de la pica en este tiempo de transición entre lo
medieval y lo moderno. Gonzalo de Ayora destacó en la creación de la ordenanza
y la disciplina necesarias para el buen uso de la pica en escuadrón y Fernández
de Córdoba desarrolló la complementación necesaria entre los distintos tipos de
armas, picas, bocas de fuego y caballería, dándoles a cada uno una función
determinada en la batalla.
La potencia de los arcabuces acaba pronto con la
preponderancia de la pica en el campo de batalla, destacando la batalla de
Bicoca en 1522, que deja obsoleto el modelo suizo. Sin embargo, los arcabuces
por sí mismos, sin apoyo, pueden ser fácilmente barridos, por lo que una fuerte
arma de cuerpo a cuerpo sigue siendo necesaria para el momento del choque. Así,
la pica no sólo no se abandona, sino que se intenta mejorar su capacidad,
equipando a todos los piqueros posibles con coseletes (armaduras que protegen todo
el cuerpo salvo la mitad baja de las piernas) para mejorar sus efectividad y
aumentando la longitud media de las picas. Cuando el emperador Carlos V manda
crear la ordenanza de Génova en 1536 que genera los afamados tercios españoles,
la infantería española ya destaca por su combinación de armas. Así, con los
tercios, queda fijado un sistema en el cual las picas protegen a los arcabuces
y los arcabuces a las picas, formando un todo.
Formación básica de un tercio en batalla a finales del siglo XVI piqueros al centro y cuatro mangas de arcabuceros en cada extremo amén de dos guarniciones a los flancos |
La táctica más habitual durante todo el siglo XVI
consistió en atacar con las armas de fuego manteniendo las picas muy cerca y,
si el enemigo no se retiraba o avanzaba contra los arcabuces, se mandaba a las
picas para rematar al adversario. Si la caballería intentaba cargar contra las
bocas de fuego, éstas se refugiaban en el erizado cuadro de picas.
Sin embargo, a medida que se acerca el siglo XVII,
las picas cada vez ven menos acción y, en la mayoría de las batallas, apenas sí
se usan para ocupar terreno, mientras mosquetes y arcabuces realizan casi toda
la lucha. De hecho, las formaciones de picas se vuelven cada vez más frágiles
contra las armas de pólvora enemigas, siendo necesaria una gran guarnición de
mosqueteros para protegerlas de ataques enemigos. Así seguirán los escuadrones
de picas durante todo el siglo XVII, siendo reducidos en número cada vez más
hasta ser sólo una tercera o cuarta parte del ejército, cuando en sus orígenes
formaban casi dos tercios del grueso de las tropas.
A finales del siglo XVII, se inventa en Francia la
bayoneta, que acabará sustituyendo a la pica como arma de primera línea en
España con la ordenanza de 1702. Sólo algunos países las mantienen unas décadas
más, como Suecia, más por dogma y tradición que por efectividad. A partir de
entonces, la pica quedará relegada a ser un arma de milicias y de segunda línea,
y en ocasiones, de instrucción militar.
Características
Detalle de "Las Lanzas" de Velázquez. Podemos observar la proporción de las picas de dos veces y un cuarto la altura del soldado |
Las fuentes de época, como Sánchez de Londoño, nos remiten
a que existían dos tipos de pica: la pica entera, de entre 26 y 28 palmos, y la
media pica, de 20 palmos. La pica española más común, a tenor de las fuentes,
parece ser la pica de 26 palmos, siendo la más común de los piqueros
centroeuropeos la de 28 palmos. Tradicionalmente se ha venido diciendo que la
pica española medía cerca de 5,4 metros, debido a que la medida actual del
palmo se ha establecido en 21 cm aproximadamente. Sin embargo, aunque no
podemos descartar esta posibilidad, es mucho más probable que la pica de 26 palmos
tuviera una altura entre 3,6 y 3,8 metros aproximadamente. Esto se debe a que
la altura media del español de la época se situaría alrededor de 1,6 metros, lo
que implica un palmo mucho menor, probablemente de unos 15 centímetros o menos.
Otras referencias, en este caso pictóricas, parecen avalar esta cuestión, ya
que la mayor parte de las picas que aparecen en cuadros y grabados mantienen
una proporción de altura aproximadamente de dos veces y un cuarto la altura del
soldado que la porta. De ser las picas de más de 5 metros, siguiendo esta
proporción, la media de altura de los piqueros debería ser de más de 2 metros,
lo cual es absurdo. De igual manera, las referencias de los museos no parecen
indicar que se conserven picas mayores de 4,2 metros, siendo posiblemente estas
las picas de 28 palmos típicas de alemanes y suizos.
Detalle de" Malaguerra" de Hans Holbein el joven. Podemos observar también cómo se cumple la proporción de la altura de la pica de dos veces y un cuarto la altura del soldado. |
En
cuanto a su anchura, es de destacar que la vara de la pica variaba en función
del punto a observar. Así, la punta de la vara de la pica oscilaba entre 0,6 y
1 cm de diámetro, con la parte más ancha de la pica situada aproximadamente al
inicio del tercio bajo de la misma, midiendo entre 3 y 3,5 cm de diámetro. La
parte inferior de la pica, llamada regatón, contera o pitipié, medía entre 1,5
y 2 cm de diámetro. Así tenemos una pica que tiende a ser más fina en el
extremo superior y más gruesa en el extremo inferior. La razón de esto es el
equilibrio. Cuanto más peso esté cerca de las manos, más fácil será su manejo.
Además, cuanto más fina pueda ser la pica, menos pesará y su manejo también
será fácil. Siendo un diámetro corto, se puede agarrar con más firmeza también.
Muchas fuentes insisten en que las picas sean ligeras, como Sir John Smythe,
militar inglés del siglo XVI.
Dos moharras de picas italianas de 1530. Puede distinguirse el pequeño tamaño de las hojas y las planchas de metal para reforzar. |
La punta de la pica iba rematada con una moharra de
metal que disponía de una hoja diseñada la mayoría de las veces para penetrar,
con forma de punzón, aunque es común ver otros modelos de moharra con mayor
capacidad de corte. Esta moharra era diminuta en comparación con las puntas de
lanza medievales, siendo la mayoría de ellas más estrechas que la hoja de una
espada de guerra común. Esto era así para reducir peso en lo posible, ya que
para acrecentar la capacidad perforante no es necesario más. La longitud de la
hoja de una pica no solía sobrepasar los 10 cm. Por lo general, las moharras
reforzaban su agarre con un par de planchas de acero a los lados que iban
claveteadas al asta por varios puntos, haciéndola muy resistente.
El asta de la pica se fabricaba con maderas muy
resistentes y con pocos nudos, siendo las más comunes la de fresnos y robles.
Es probable que en picas de poca calidad, fabricadas en masa para milicias,
utilizaran otros tipos de madera menos refinada, pero aún así, lo bastante
resistentes para poder ser finas y largas sin peligro de rotura.
Una costumbre habitual en los piqueros de los
tercios españoles consistía en recortar el asta de las picas para reducir su
longitud. Parece ser que la razón de esto era que fueran menos engorrosas a la
hora de realizar marchas y hacer guardias, aunque también pudiera ser para
mejorar la capacidad de combate individual. Los mandos intentaron con muchas
medidas evitar el recorte de las picas, pues la falta de alcance era peligrosa,
especialmente al luchar contra caballería. Una de las medidas más comunes
consistía en que las picas recortadas no podían estar en las primeras líneas
del escuadrón, el lugar de más prestigio, por lo que si un piquero quería
mejorar su posición en el tercio, no podía recortar su pica. Además, en las
primeras líneas sólo podía haber coseletes. Cuanto mejor y más adornada fuera
la armadura, más derecho a formar en primera fila tenía un soldado.
Uso
individual y en escuadrón
Posición básica de combate para lanzar botes de pica, del tratado de Paulus Hector Mair |
La pica era fundamentalmente un arma de formación,
y no se usaba exactamente de la misma manera en un escuadrón que en solitario.
De hecho, es probable que la media pica de 20 palmos se mantuviese para
momentos de combate individual, donde el alcance extremo de una pica fuera más
una tara que una ventaja. Aun así, podía utilizarse con relativo éxito una pica
de 26 o 28 palmos en combate individual debidamente manejada, en este caso
manejándola “a media pica”, es decir, agarrando la pica por la mitad de su
longitud. En todo caso, es probable que los famosos “picas secas” o piqueros
sin armadura, utilizaran medias picas cuando apoyaban un ataque de arcabuceros,
pues en esos casos no debían lidiar al enemigo en formación, sino en combate
individual.
En cuanto al plano individual, el ataque básico de
una pica era el llamado bote (estocada en italiano). El bote, a
diferencia delos ataques con otras lanzas, pretendía maximizar el alcance y
potencia de la pica, engañando al enemigo para que no pudiera determinar el
alcance exacto de la punta. Para ello el piquero se disponía ligeramente de
perfil frente al adversario, con la pierna izquierda adelantada, la derecha atrasada
y con las rodillas ligeramente flexionadas. La mano izquierda agarra la parte
más gruesa de la pica, manteniendo el brazo flexionado de forma cómoda cerca
del pecho. La mano derecha agarra el extremo final de la pica o casi (se podían
dejar uno o dos palmos sueltos), extendiendo el brazo derecho hacia atrás en lo
posible. Una vez en esta posición, a la vez que se da un paso hacia delante con
el pie derecho, se empuja la pica con la mano derecha y se deja deslizar por la
mano izquierda, como un taco de billar, pudiendo acompañarse levemente el
movimiento con el brazo izquierdo. Una vez la mano derecha está cerca de chocar
con la izquierda, se vuelve a llevar atrás el pie derecho a la vez que se
estira de la pica con la mano derecha hacia atrás hasta que volver a la
posición inicial. Aunque esta es la estocada básica de pica, hay decenas de
técnicas más.
Detalle de "Ataque español a una villa flamenca", de Pieter Snayers, probablemente del primer cuarto del siglo XVII. Podemos observar a un pica seca español con una media pica atacando a un aldeano |
En escuadrón, las técnicas conjuntas de todos los
miembros del mismo se complementan. Generalmente las hileras combatientes del
escuadrón son las tres primeras, aunque en algunas ordenanzas se instaba que
lucharan las cuatro primeras. Los piqueros de la primera hilera eran los que
llevaban el peso del combate y los que realmente luchaban y se defendían. La
segunda hilera apoyaba a la primera y atacaba si un soldado enemigo se colaba
entre las picas. La tercera hilera, de forma similar, atacaba si un soldado
atravesaba las dos primeras líneas de defensa. La cuarta hilera probablemente
cerraba los huecos entre los soldados. Si un piquero caía, era sustituido inmediatamente
por aquel que estaba detrás.
Usualmente
se consideraba que un escuadrón entrenado podía aguantar un envite del
adversario hasta perder las cinco primeras hileras. Si la sexta hilera entraba
en combate, que ya estaba formada por piqueros menos experimentados, los
tratadistas de la época están de acuerdo en que el cuadro se disgregaría y
huiría, a pesar de que un cuadro habitual (el cuadro de gente, donde había el
mismo número de soldados en todos sus lados) podía estar compuesto por más de
catorce hileras.
Si
atacaba la caballería, la posición que mantenían las picas en formación
consistía en echar el cuerpo hacia delante agachándose y abriendo las piernas,
con la mano lista para echar mano de la espada si es necesario.
Posición de defensa de un piquero contra caballeria. El jinete es un husar alado polaco quoracdn.net |
Agradecimientos
a David Nievas por su idea original sobre la proporción de las picas que se han
publicado aquí.
“La pica, el
cimiento del escuadrón” Juan Molina Fernández – Bellumartis Historia
Militar
Gran artículo!
ResponderEliminarA mi también me gusto mucho el artículo del nuevo colaborador, Juan Molina
EliminarEl autor no merece que pongan su cabeza en una pica. ¡Muy buen artículo!
ResponderEliminarTodo lo contrario, BHM ha puesto una pica en Flandes con este nuevo colaborador. Va a hacer una serie de artículos sobre las armas en la Edad Moderna.
EliminarPertenezco a un grupo en el que recreamos el S.XVI y para este año hemos comprado picas para la batalla, son de tres metros, y pensabamos que nos quedabamos cortos pero después de leer este artículo veo que vamos mejor de lo que pensabamos. A mi siempre que se citan picas de 6 y hasta 7 metros me parece que tenían que ser de muy difícil manejo.
ResponderEliminarMe alegro que Bellumartis os haya ayudado. En BHM hablamos de grupos de recreación historica de vez en cuando. Si os animáis a daros a conocer en el blog poneros en contacto
EliminarNo soy especialista, pero en la pragmática de 1568, Felipe II unificó la vara según la vara de Burgos de 0.836 m. Por lo que un palmo de la epoca (1/4 de vara) sería 0.209 m y no 15 cm
ResponderEliminarLuego una pica de 26 palmos de vara =5.434 m
Aunque la idea de.comparar las proporciones en los.grabados y cuadros me parece muy buena, no creo que en este caso sea lo acertado.