De
todas las armas de la panoplia de los conquistadores, la más famosa es sin duda
la espada de la que nos va a hablar David
Nievas. Es la que más aparece representada en ilustraciones modernas, a
causa del halo romántico que la ha envuelto y que se ha ido acrecentando a lo
largo de los siglos. (Nota BHM: os recuerdo que tenemos una serie de artículos sobre esta arma en la época de los Tercios que os invito a conocer).
Un
arma con milenios de evolución en su diseño y que resumía algunas de las
mejores características de la metalurgia de su época, la espada había sido
antaño un arma muy relacionada con la nobleza. No en vano, aún en siglos
posteriores serían los nobles, cuando el pueblo llano vaya perdiendo el derecho
a portarla, los que se identificarían con éste arma.
En
el discurrir de los siglos XV, XVI y XVII la espada se irá popularizando en
Europa en diferentes morfologías y versiones, tanto para su uso bélico como
civil (espadas roperas para la autodefensa). Pasará a convertirse en el símbolo
del oficio militar, de modo que cualquier soldado de pleno derecho la portará
para identificarse como tal, razón por la que se vuelve ubicua en la panoplia
de cualquier soldado de aquellos siglos.
"Espada de Pizarro" |
A
diferencia de otras naciones, como la alemana, que en el contexto militar
preferían espadas de corte para ceñir al cinto, o grandes espadas para complementar al cuadro de picas,
la infantería española y el hombre de a pie en los reinos peninsulares de la
Monarquía Hispánica mostraron su predilección por las espadas de una mano, de
hoja más larga y estrecha. En el ámbito civil, estás espadas, de hoja más
ligera y larga, se denominaron roperas (el nombre aparece en 1476) por que se
usaban con la ropa de calle. En el ámbito militar, éstas espadas se engloban en
el moderno y genérico término "espada de punta y corte". En efecto,
la documentación de la época hace poca distinción entre tipos de espada,
excepto en testamentos o descritas por un especialista, recibiendo el nombre
genérico de "espadas".
Las
espadas que se llevan a la Conquista de México son de diferentes tipos. Las más
comunes, las de punta y corte que se esgrimen a una mano, usadas tanto a pie
como a caballo. Sus guarniciones y protecciones estribarían desde crucetas
sencillas, de estilo medieval, hasta las novedosas y populares espadas con
arquillos, pitones y/o lazos de protección. La razón de ésta evolución era la
tendencia de los esgrimistas en la Baja Edad Media a pasar dedos por encima del
arriaz para apoyar uno o más dedos sobre el tercio fuerte de la hoja y así
ganar sensibilidad y control sobre la punta. Los armeros pasarán primero a
proteger ese dedo con anillos, y luego separar una sección de la hoja (recazo)
del resto, protegiéndola aún más con patillas y lazos.
Cita del tratado de esgrima de Achill Marotzo (año 1517) |
Éstas
espadas, elaboradas con acero al carbono, poseían suficiente flexibilidad para
no romperse en caso de toparse contra un blanco muy duro (se flexan y luego
vuelven a su posición inicial) y suficiente dureza como para resultar letales
contra blancos con ropa de calle y aún armaduras ligeras de acolchado. Se
jugaban tanto de punta como de tajo, que no se daba tanto con el brazo como con
la conjunción de muñeca-codo. El juego de esgrima de éstas armas era rápido,
técnico y certero, aunque en el mundo militar los soldados las pudieran
utilizar de un modo más básico cuando la lucha en bloques de infantería impedía
o desaconsejaba otras complejidades.
En
efecto, serían los españoles famosos en éste y siglos sucesivos por su pericia
a la hora de usar éste tipo de espadas. Los maestros de esgrima eran populares
en el territorio hispano, y daban clase tanto a la nobleza (preferentemente en
salones o picaderos de caballos) y al pueblo llano (maestros que impartían
clase en plazas públicas y lugares acotados por un vallado de madera, llamados
palestras), aunque todavía era común que ambos tipos de maestros estuvieran
bastante distanciados y enseñaran técnicas diferentes (sobre todo en el caso de
nobles que entrenaban como caballeros para usar espadas de mano y media o
estoques, pues ellos además enseñaban otras armas y disciplinas). Aunque ésto
era común en el contexto civil, los ejércitos contaban también con maestros de
armas que daban instrucción a la tropa, tanto en el uso de las espadas como del
resto de armas blancas.
Las tipologías más
comunes en 1520 eran, como hemos dicho, espadas de punta y
corte (de cruceta, arquillos o pitones), así como las espadas de arzón o
caballería (de hoja más ancha y recia para el tajo), las espadas de corte de
hoja corta tipo terciado o falchion
(incluso espadas de estilo italiano o alemán), espadas de mano y media,
estoques de caballería y montantes. Éstas espadas eran de peso muy razonable y
manejero, no superando normalmente el kilo y estando generalmente por debajo de
él.
Las espadas a dos manos,
como el montante, se utilizaban en contextos diversos. En el caso del estoque,
su uso principal era a caballo. Aunque en inicio eran armas de morfología
diferente, estrechas y de punta aguzada, se volvieron muy parecidas a las
espadas de mano y media, con insistencia en la punta y forjadas con una aleación
diferente que las hacía más duras y menos flexibles para su uso como arma de
punta alternativa a la lanza cuando ésta se rompía. También se podían usar a
pie, como una espada de mano y media, de morfología similar y hoja más ancha.
Sus usuarios, cuando la usaban solo a pie, preferían portar protecciones más
pesadas, ya que no podían blandir un escudo para quitarse la mayoría de los
golpes.
Montante o Agripa spadone |
El montante
es un arma específica de ésta época, que se usaba en el contexto de las
formaciones de lanzas o picas como arma complementaria, tanto para abrir huecos
en la formación enemiga como actuando a la descubierta protegiendo a
arcabuceros y ballesteros. A pesar de su aspecto aparatoso y de pesar más de un
kilo (a veces más de dos), su manejo se hacía basculando el arma con gran
velocidad, aprovechando el juego de peso en su beneficio. En la conquista se
citan, al menos, dos usuarios del montante: Pánfilo de Narváez en su defensa
del templo mayor de Cempoala y un soldado llamado Liscano que "había hecho
cosas de muy esforzado varón".
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HISTORIAS DE BHM OS PUEDEN INTERESAR:
“Las armas de los conquistadores
(V) - La espada” David Nievas – Bellumartis Historia
Militar
El montante es un arma específica de ésta época, que se usaba en el contexto de las formaciones de lanzas o picas como arma complementaria, tanto para abrir huecos en la formación enemiga como actuando https://ideandando.es/que-es-el-cristianismo/
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