LAS ARMAS DE LOS CONQUISTADORES (V) - LA ESPADA

Detalle de la obra Camino de Cortes de Augusto Ferrer-Dalmau
De todas las armas de la panoplia de los conquistadores, la más famosa es sin duda la espada de la que nos va a hablar David Nievas. Es la que más aparece representada en ilustraciones modernas, a causa del halo romántico que la ha envuelto y que se ha ido acrecentando a lo largo de los siglos. (Nota BHM: os recuerdo que tenemos una serie de artículos sobre esta arma en la época de los Tercios que os invito a conocer).


Un arma con milenios de evolución en su diseño y que resumía algunas de las mejores características de la metalurgia de su época, la espada había sido antaño un arma muy relacionada con la nobleza. No en vano, aún en siglos posteriores serían los nobles, cuando el pueblo llano vaya perdiendo el derecho a portarla, los que se identificarían con éste arma.
En el discurrir de los siglos XV, XVI y XVII la espada se irá popularizando en Europa en diferentes morfologías y versiones, tanto para su uso bélico como civil (espadas roperas para la autodefensa). Pasará a convertirse en el símbolo del oficio militar, de modo que cualquier soldado de pleno derecho la portará para identificarse como tal, razón por la que se vuelve ubicua en la panoplia de cualquier soldado de aquellos siglos.
"Espada de Pizarro"
A diferencia de otras naciones, como la alemana, que en el contexto militar preferían espadas de corte para ceñir al cinto, o grandes espadas para complementar al cuadro de picas, la infantería española y el hombre de a pie en los reinos peninsulares de la Monarquía Hispánica mostraron su predilección por las espadas de una mano, de hoja más larga y estrecha. En el ámbito civil, estás espadas, de hoja más ligera y larga, se denominaron roperas (el nombre aparece en 1476) por que se usaban con la ropa de calle. En el ámbito militar, éstas espadas se engloban en el moderno y genérico término "espada de punta y corte". En efecto, la documentación de la época hace poca distinción entre tipos de espada, excepto en testamentos o descritas por un especialista, recibiendo el nombre genérico de "espadas".
Las espadas que se llevan a la Conquista de México son de diferentes tipos. Las más comunes, las de punta y corte que se esgrimen a una mano, usadas tanto a pie como a caballo. Sus guarniciones y protecciones estribarían desde crucetas sencillas, de estilo medieval, hasta las novedosas y populares espadas con arquillos, pitones y/o lazos de protección. La razón de ésta evolución era la tendencia de los esgrimistas en la Baja Edad Media a pasar dedos por encima del arriaz para apoyar uno o más dedos sobre el tercio fuerte de la hoja y así ganar sensibilidad y control sobre la punta. Los armeros pasarán primero a proteger ese dedo con anillos, y luego separar una sección de la hoja (recazo) del resto, protegiéndola aún más con patillas y lazos.
Cita del tratado de esgrima de Achill Marotzo (año 1517)

Éstas espadas, elaboradas con acero al carbono, poseían suficiente flexibilidad para no romperse en caso de toparse contra un blanco muy duro (se flexan y luego vuelven a su posición inicial) y suficiente dureza como para resultar letales contra blancos con ropa de calle y aún armaduras ligeras de acolchado. Se jugaban tanto de punta como de tajo, que no se daba tanto con el brazo como con la conjunción de muñeca-codo. El juego de esgrima de éstas armas era rápido, técnico y certero, aunque en el mundo militar los soldados las pudieran utilizar de un modo más básico cuando la lucha en bloques de infantería impedía o desaconsejaba otras complejidades.
En efecto, serían los españoles famosos en éste y siglos sucesivos por su pericia a la hora de usar éste tipo de espadas. Los maestros de esgrima eran populares en el territorio hispano, y daban clase tanto a la nobleza (preferentemente en salones o picaderos de caballos) y al pueblo llano (maestros que impartían clase en plazas públicas y lugares acotados por un vallado de madera, llamados palestras), aunque todavía era común que ambos tipos de maestros estuvieran bastante distanciados y enseñaran técnicas diferentes (sobre todo en el caso de nobles que entrenaban como caballeros para usar espadas de mano y media o estoques, pues ellos además enseñaban otras armas y disciplinas). Aunque ésto era común en el contexto civil, los ejércitos contaban también con maestros de armas que daban instrucción a la tropa, tanto en el uso de las espadas como del resto de armas blancas.
Las tipologías más comunes en 1520 eran, como hemos dicho, espadas de punta y corte (de cruceta, arquillos o pitones), así como las espadas de arzón o caballería (de hoja más ancha y recia para el tajo), las espadas de corte de hoja corta tipo terciado o falchion (incluso espadas de estilo italiano o alemán), espadas de mano y media, estoques de caballería y montantes. Éstas espadas eran de peso muy razonable y manejero, no superando normalmente el kilo y estando generalmente por debajo de él.

Las espadas a dos manos, como el montante, se utilizaban en contextos diversos. En el caso del estoque, su uso principal era a caballo. Aunque en inicio eran armas de morfología diferente, estrechas y de punta aguzada, se volvieron muy parecidas a las espadas de mano y media, con insistencia en la punta y forjadas con una aleación diferente que las hacía más duras y menos flexibles para su uso como arma de punta alternativa a la lanza cuando ésta se rompía. También se podían usar a pie, como una espada de mano y media, de morfología similar y hoja más ancha. Sus usuarios, cuando la usaban solo a pie, preferían portar protecciones más pesadas, ya que no podían blandir un escudo para quitarse la mayoría de los golpes.
Montante o Agripa spadone
El montante es un arma específica de ésta época, que se usaba en el contexto de las formaciones de lanzas o picas como arma complementaria, tanto para abrir huecos en la formación enemiga como actuando a la descubierta protegiendo a arcabuceros y ballesteros. A pesar de su aspecto aparatoso y de pesar más de un kilo (a veces más de dos), su manejo se hacía basculando el arma con gran velocidad, aprovechando el juego de peso en su beneficio. En la conquista se citan, al menos, dos usuarios del montante: Pánfilo de Narváez en su defensa del templo mayor de Cempoala y un soldado llamado Liscano que "había hecho cosas de muy esforzado varón".
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“Las armas de los conquistadores (V) - La espada” David Nievas – Bellumartis Historia Militar

Comentarios

  1. El montante es un arma específica de ésta época, que se usaba en el contexto de las formaciones de lanzas o picas como arma complementaria, tanto para abrir huecos en la formación enemiga como actuando https://ideandando.es/que-es-el-cristianismo/

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