EL EJÉRCITO EGIPCIO DURANTE LAS PRIMERAS DINASTÍAS Y EL REINO ANTIGUO

Intermpretacion de la paleta de narmer por H. M. HERGET para NATIONAL GEOGRAPHIC SOCIETY)
Hoy Ricardo nos lleva al Antiguo Egipto para conocer los primeros ejércitos que controlaron las tierras bañadas por el Nilo.

Desde los primeros tiempos de la historia de Egipto el conflicto ha estado presente. La propia unificación estuvo compuesta por varias guerras que sirvieron para que el norte fuese conquistado por el sur. Durante la I dinastía los gobernantes egipcios apuntaron sus ambiciones, no solo hacia el sur, sino también hacia Asia. El ejército realizó varias campañas registradas contra los nubios y los pueblos asiáticos para asegurar las rutas comerciales y el control de fronteras.

Las principales fuentes históricas para esta etapa son: la cerámica, las mazas de guerra rituales,  las máscaras,  las tumbas y las paletas. Éstas últimas destacan durante el período predinástico y eran recipientes asociados a los pigmentos para el maquillaje. Son conocidas entre otras la Paleta de los Cazadores, donde se registra a un grupo de personas con arcos y venablos junto con animales simbólicos de deidades bovinas, al mismo tiempo que se muestran a los enemigos tras la batalla. Otro ejemplo significativo del mundo del arte sería la Paleta del Campo de Batalla, en la cual el personaje principal es un león, que evoca la figura del faraón, devorando a los enemigos acompañado de aves carroñeras, simbolizando la restauración del orden egipcio o Maat. Pero la paleta más conocida es la Paleta de Narmer, en la cual se representa en el anverso al rey victorioso revisando junto a su séquito  a los  enemigos decapitados y, a un toro que es la representación del monarca destruyendo una ciudad enemiga. En el reverso, Narmer aparece a punto de golpear a un enemigo derrotado, una imagen que estará presente en toda la iconografía faraónica.
Paleta de Narmer. Wikicommons

Durante el Reino Antiguo, aparte de la defensa de fronteras, el ejército egipcio participó en numerosas expediciones a las minas del Sinaí, así como a los oasis. En la III Dinastía se tiene constancia de una expedición al sur del Sinaí para extraer cobre y turquesas, ambos muy apreciados por el simbolismo religioso egipcio. Así mismo, en la IV dinastía las expediciones mineras aumentaron y sabemos de varias campañas que sirvieron como castigo del rey Snofru contra los nubios.

La información que poseemos sobre el ejército egipcio durante el Reino Antiguo hace principalmente referencia a la jerarquía militar. Bajo las órdenes de un “general” o “director de tropa” jmy-r mšʻ, se encuentra el “comandante” ḫrp, los “lugartenientes” sḥḏ, y los “adjuntos del comandante” jmy-ḫt ḫrp. Sin embargo,  el director de tropa era un grado militar bastante vago, ya que la palabra  mšʻ  se refiere a un contingente de tropas sin especificar el número. Esta titulatura, va unida al organizador de las expediciones a las minas, canteras o a países vecinos, especialmente de Nubia. Pero este título -jmy-r mšʻ- también incluye prerrogativas de control de fronteras y defensa de las regiones limítrofes con los desiertos. Por ello, en algunas biografías y documentación,  en el título de director de tropa se pueden incluir otros como el de “administrador de los países desérticos” ʻḏ-mr ḫ3st encargado de custodiar y vigilar esas zonas fronterizas. Con respecto a las fronteras encontramos tres títulos: “director del camino de Horus”  jmy-r w3t-ḥr, “director de los fortines de las franjas desérticas y fortalezas reales” jmy-r rtḥw smywt mnnw nsw o “director de las regiones fronterizas” jmy-r ṯnw. 
El título de escriba del ejército š s mšʻ es poco frecuente en el Reino Antiguo, a diferencia de en épocas posteriores. Sus funciones consistían en controlar el reclutamiento de tropas, informar sobre el comportamiento de lo hombres y recordar a cada uno sus deberes. Durante las campañas estas funciones se volvían más importantes, además permitían controlar los suministros y armamento, asi como realizar crónicas diarias.
Sobre el reclutamiento de tropas poseemos alguna información de primera mano a través de la biografía de Weni, el cual sirvió durante la VI Dinastía bajo los reinados de Teti, Pepi I y Merenre I, quien nos demuestra a través de esta lo excepcional del reclutamiento masivo de hombres, y de cómo se debía recurrir a mercenarios extranjeros para llegar a los efectivos deseados.
Biografia de Weni
Aparte de los restos histórico-artísticos y biográficos que han llegado a nosotros, contamos con  los relatos de campañas y otros acontecimientos como fuentes principales. Ejemplo de ello es la Piedra de Palermo, una losa de piedra en la que se relatan los acontecimientos más importantes de los faraones desde el período predinástico, hasta la V dinastía. Otros ejemplos serían los graffitis grabados en piedra ubicados en los desiertos, en los wadis y en las rutas comerciales , así como también en la ya mencionada biografía privada de Weni o en la de Hirkuf.
Durante el Reino Antiguo, Egipto no tenía grandes potencias a las que enfrentarse, ya que sus máximos enemigos eran los habitantes de la arena mencionados en la biografía de Weni. La supremacía egipcia en la región era total y los relatos narraban generalmente expediciones de castigo, o también servían como ejemplo del mantenimiento de las rutas hacia las minas o hacia los oasis. Cuando no había campañas que realizar, Egipto no consentía que sus militares estuviesen ociosos, por lo que les obligaban a participar en las obras públicas.
El armamento militar se centraba especialmente en la infantería, ya que el caballo y lo carros no serían introducidos hasta muchos siglos después. Los soldados iban equipados con diferentes armas. Una de las principales era el hacha, muy similar a la herramienta común, un arma simple pero eficaz. Eran usadas en la batalla o también para derribar las murallas de algún emplazamiento asediado. Por norma general, poseía una empuñadura curva y su hoja tenía forma de media luna o de cola de pez. Los hombres también podían ir equipados con lanzas fabricadas con juncos o madera. A la lanza se le colocaba una punta de sílex, mucho más fácil de fabricar, al mismo tiempo que resultaba más barata. El trabajo de la metalurgia ya era conocido en estos momentos, pero han llegado pocos ejemplos hasta nosotros, por lo que su uso sería  más ceremonial que militar.
Agricultores con el hacha cola de pez
Otra de las armas más significativas serían las mazas, de las cuales nos han llegado un menor número de ejemplos. Posiblemente era usada como arma secundaria con el fin de rematar a los enemigos moribundos. Era un arma más complicada en su manejo, ya que solía estar formada por una pequeña vara a la que se le ataba una cabeza hecha principalmente de piedra, arcilla o madera, con un peso elevado que desequilibraba el arma. La maza más conocida es la maza del Rey Escorpión, hallada a finales del siglo XIX en el templo de Hieracómpolis, utilizada para rituales y con carácter sacro.
Sin embargo, del arma que más restos nos han llegado ha sido del arco. Sabemos que se usaban desde los primeros tiempos, ya que como primeros testimonios gozamos de arcos realizados en madera de sicomoro o de limonero, empleando como cuerdas los nervios de animales. El arco simple se formaba con una madera arqueada, en donde las dos extremidades se unían entre sí con partes móviles de forma circunfleja. Muchos arcos estaban decorados con colores llamativos, todos ellos dentro del simbolismo egipcio. Las cuerdas del arco eran fabricadas con tripas de animal enrolladas y anudadas, así como sujetas a las partes móviles del arco.
Para las flechas el material principal de la varilla era el junco, de fácil recolección en las orillas del Nilo. También se han hallado en maderas de pino o acacia, pero en menor frecuencia.
Las puntas eran principalmente de sílex, aunque se han encontrado también de madera, cobre e incluso cristal. Se fijaban a las varillas atándolas con un hilo o con puntas, o incluso con espigas. Si la vara estaba realizada en junco, esta se ataba con un hilo para que el astil no se partiera. Éste era de una longitud considerable para compensar el peso de la punta.
Flechas tumba hemaka. Meretsegebooks
En el otro extremo se le añadían plumas pegadas con resina y cuerdas para su decoración. Muchas de estas flechas suelen ir pintadas, como posible identificación del propietario, o como registro de alguna tipología específica de proyectil como puede ser el envenenado.
Por último, las armas se guardaban en aljabas o carcajs. Se fabricaban en fibra vegetal y se les añadía un cinto para colgarlas del hombro cruzando el pecho. La correa pasaba hasta el otro lado del cuerpo para que las flechas pudiesen sacarse por debajo de la axila.
Como conclusión a los testimonios hallados se puede resaltar que en esta época temprana de la historia de Egipto, pese a la escasez de fuentes, todavía se desconoce muchas de las funciones del ejército, de las armas, o de los títulos asociados al mundo bélico. Un dato curioso es la similitud que une al pueblo egipcio del Predinástico con el desarrollo militar de tribus cercanas de África, donde se han encontrado vestigios de armas muy similares en forma y uso a las de este pueblo milenario y, que han colaborado a reforzar el conocimiento histórico de Egipto.
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