Si
hay un ejército en el que destaca especialmente el papel de la mujer, ese es el
Ejército Rojo como ya os mostramos en La guerra no tiene rostro de mujer. Hoy David os va a hablar de la piloto
de cazas rusa Marina Raskova. A ella
se le debe en gran medida la incorporación de la mujer a las Fuerzas Aéreas de
la Unión Soviética y la creación de las conocidas como Brujas de la noche.
Nuestra
protagonista nació en el año 1912 en la ciudad de Moscú. Desde niña sintió
pasión por la música, dado que su padre era cantante de ópera. Llegó a ingresar
en el Conservatorio Municipal de Moscú, sin embargo, la muerte de su padre le
hizo abandonar su pasión por la música. El amargo recuerdo del fallecimiento de
su padre cada vez que se disponía a cantar truncó su carrera musical.
Marina Raskova con su hija en 1937 |
Marina
cambió la música por la Química, materia que estudió en la Universidad de
Moscú, donde se graduó en 1929. Posteriormente trabajó en una fábrica de
tintes.
Tras
casarse con el ingeniero Sergei Raskov, del que más tarde se divorciaría,
trabajó en el Centro de Navegación Aérea de la Academia del Aire. Allí fue
donde comenzó el flechazo de Marina con el mundo de la aviación.
Raskova
terminó por convertirse en la primera mujer aviadora soviética. Al tiempo que
se desempeñaba como instructora de vuelo logró alcanzar varios récords en
distancia de vuelo. Su vocación como piloto era más que evidente. Entre los
éxitos cosechados consiguió el récord mundial de mujeres de vuelo sin escalas
cubriendo una distancia de 1445 kilómetros. En 1938, junto a Polina
Osipenko y Valentina Grizodúbov logró establecer un nuevo récord en los vuelos
sin escalas para mujeres en un vuelo de 5.908 kilómetros en línea recta. Tal
proeza les valió ser condecoradas con la distinción de Heroínas de la Unión
Soviética.
Paulina Osipenko, Valentina Grizodubova, Marina Roskova tras lograr su record de distancia. |
Más
tarde, Marina, pasaría a ocupar un puesto importante en el Partido Comunista.
Sin embargo, con la invasión alemana de la Unión Soviética el 22 de junio de
1941, Marina tuvo que enfrentarse a nuevos desafíos.
Raskova,
valiéndose de su rango de mayor en el Ejército Rojo, aprovechó la ocasión para
solicitar a Stalin la creación de regimientos de combate aéreos con pilotos
femeninos. La propuesta de Marina fue aceptada y surgió el Grupo de Vuelo
Especial nº 122. No faltaron voluntarias para servir en la unidad de Raskova,
quien se encargó personalmente del proceso de selección.
Para
empezar, sus pilotos tuvieron que encargarse de adaptar los uniformes
masculinos que les habían entregado, por lo que cogieron aguja e hilo para
modificar camisas, pantalones y guerreras.
Las
pilotos de Marina Raskova se entrenaron duramente en sesiones de 12 horas. El
entrenamiento se llevó a cabo en aviones Polikarpov PO-2, es decir, viejos biplanos de madera y lona. Tras completar su
entrenamiento, el Grupo de Vuelo Especial nº 122 se dividió en tres
regimientos.
"Las chicas de Raskova" y sus Polikarpov |
El
586º Regimiento de Aviación de Caza: Comandado por Tamara Kazárinova y
Aleksandr Gridnev.
El
587º fue el Regimiento de Aviación de Bombardeo, que fue dirigido por la propia
Marina Raskova.
El
588º Regimiento de Bombardeo Nocturno, uno de los más populares y que terminó
siendo conocido como “las brujas de la noche”.
En
1942 los combates entre las tropas soviéticas y alemanas se recrudecieron en
Stalingrado. La ciudad situada a orillas del Volga era un enclave estratégico y
en sus calles se libraba la que probablemente fue la batalla más decisiva de la
Segunda Guerra Mundial. Así pues, los regimientos de pilotos creados por Marina
Raskova fueron enviados para apoyar a las tropas rusas que luchaban en
Stalingrado.
Con
una gran experiencia de incursiones aéreas en territorio enemigo a sus
espaldas, Marina y sus pilotos suponían un valioso activo para el Ejército
Rojo. Sin embargo, el 4 de enero de 1943 se produjo una trágica pérdida para
las fuerzas soviéticas. Fue el frío y no la Luftwaffe lo que le costó la vida a
Marina Raskova. La audaz piloto rusa volaba a bordo de un bombardero ligero
Pe-2 cuando una tormenta de nieve obstruyó su visibilidad. Marina y su
tripulación se estrellaron y murieron en el acto.
Sus
restos permanecen enterrados en la Necrópolis de la Muralla del Kremlin, en la
ciudad de Moscú.
Las pilotos veteranos Tamara Pamyatnykh izquierda y Galina Burdina ponen flores a la tumba de Marina Roskova en los muros del Kremlin. |
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