BARBARI AD PORTAS (BÁRBAROS EN LAS PUERTAS)

Tengo el placer de mostraros una de las láminas en color de mi libro Cayo Mario. El tercer Fundador de Roma sobre la vida del siete veces cónsul y creador de las legiones profesionales en Roma. Os dejo con un breve comentario sobre esta obra de Ángel García Pinto que sirve para conocer la panoplia de los pueblos bárbaros que combatieron contra las mulas de Mario.
Celtas, germanos, helvéticos, cimbrios, teutones son algunos de los nombres que los romanos y griegos dieron a sus vecinos del norte, pero todos eran para ellos simples barbaros. Un término peyorativo, que significaba “el que balbucea”, que servía para describir a todos los pueblos que no hablaba griego o latín y cuya lengua extranjera sonaba a sus oídos como un balbuceo incompresible...


         En esta ilustración podemos ver alguno de los elementos más característicos de los celtas, o más correcto de los pueblos de la Cultura de la Tène. Cimbrios y teutones tenían a estos como un modelo a seguir. Además en la larga emigración fueron uniendo a sus filas a otros pueblos que aportaron sus propias armas y formas de lucha, realmente muy similares entre sí dando lugar a una variopinta panoplia.
Es interesante resaltar que las armas podían pasar de padres a hijos durante generaciones o bien ser fruto del saqueo o la rapiña por lo que tenemos que olvidar cualquier tipo de uniformidad o homogenización de las equipaciones.
A caballo vemos un caudillo que muestra una completa panoplia característica de un noble. Al contrario que la mayoría de los guerreros que combaten a torso desnudo, se protege con una cota de malla dotada de una esclavina que protege los hombros. El casco de bronce está decorado con enormes cuernos que sirven para proporcionar un aspecto sobrecogedor a quien los lleva. Las espadas de este periodo eran de unos 90 cm de largo y diseñadas como armas de filo, es decir para cortar y no estocar como hacia el gladium. El escudo redondo de umbo ahumado con espina, es de menor dimensión que la de los infantes, debía ser un símbolo de status ya que numerosas esculturas griegas muestran a jinetes celtas usándolo.
Recreadores del grupo italiano Sippeulfson  con panoplias de los cimbrios y teutones
Colaboradores también en mi libro "Cayo Mario. El Tercer Fundador de Roma"
A su lado avanza el portaestandarte de la tribu que servía al igual que en Roma como elemento simbólico y táctico. El jabalí era el animal totémico por excelencia junto al caballo de estos pueblos que “llevan a la guerra algunas imágenes e insignias que sacan de los bosques sagrados”.
En primer plano dos guerreros llevan dos de los modelos de escudos más habituales ,el oval y hexagonal alargado. Estaban realizados en madera de roble o tilo cubiertos de cuero que hacían que fuese resistente y ligeros, pintados de vivos colores y símbolos o animales totémicos. El escudo se sujetaba con un asa y para proteger la mano había un relieve tallado en madera, que a veces se extendía en forma de espina como el de la izquierda, y reforzado por un umbo metálico.
El hecho de que un infante lleve la panoplia completa de un noble puede ser por un motivo la trimarcisia. El autor griego Pausanias la describe así:
A cada jinete se le asignaba dos asistentes expertos, a su vez, en montar a caballo. Cuando los jinetes gálatas (como los denominaban los griegos) entraban en combate, sus asistentes permanecían en la retaguardia. Si un jinete era abatido uno de los asistentes lo reemplazaba


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