Varego de guardia en la Puerta de Bronce. Obra del amigo Pavel Šimák o Amelianus |
Desde la llegada de los Varegos a la corte de Constantinopla
sus enormes hachas se convirtieron en un claro recordatorio del poder imperial.
Al igual que sus antecesores los pretorianos y los excubitores su función de guardia de corps no se reducía al palacio
y a la ciudad de Constantinopla sino que en el campo de batalla destacaba como
una unidad de élite tanto de infantería como de caballería.
Como ya vimos el emperador Basileo II empleó a
los Varegos en las batallas de Crisopolis contra el rebelde Bardas Focas y
posteriormente contra su lugarteniente Delphinas en Scutari. Gracias al
extraordinario papel de los hombres enviados por su ahora cuñado Vladimir decidió emplearlos
en la campaña de Siria del año 994. En esta exitosa guerra saquearon Trípoli y
capturaron también Emesa donde los “rus” decidieron quemar el monasterio
fortificado de San Constantino para obligar a los defensores guarnecidos en su
interior a rendirse.
A
comienzos del primer milenio los varegos participaron en la campaña de Georgia
y Armenia. Durante una reunión con los georgianos una discusión entre varios
rus y unos vecinos dio lugar a una lucha encarnizada que produjo la muerte de
varios líderes locales, entre ellos el Gran Principe armenio Patriarcos. Este “incidente”, parece que no
intencionado, acabo con los últimos focos de resistencia al poder de Basileo II
que convertiría a esos Varegos en el germen de la Guardia Varega, que ya no
sería un préstamo de su cuñado sino verdaderos hombres al servicio del
emperador.
Mosaico "la traición" en Nea Moni, Chios. Herodes acompañado de su guardia, el artista los representa como varegos, sus hachas y pelos rubios les delatan. Mediados del siglo XI- Pinterest |
La
presencia de la guardia en las campañas contra el zar búlgaro Samuel en los
territorios de la actual Grecia y Macedonia, está totalmente demostrada tanto
por escrito como arqueológicamente ya que se hallaron numerosas armas de estilo
escandinavo. Entre 1001 y el 1018 los
ejércitos bizantinos emprendieron una serie de campañas para recuperar los territorios
arrebatados por los búlgaros y para acabar para siempre con esta amenaza. La
más importante de estas batallas fue la del Paso de Kleidion o Belasica el 29 de julio de 1014 que tras una
audaz estratagema del general bizantino
Nicéforo Xifias que atacó la retaguardia búlgara logrando evitar su retirada.
Basilio II mando cegar a 9 de cada 10 prisioneros, es decir a más de
13000 hombres. El zar búlgaro Samuel falleció al ver el dantesco espectáculo de
sus hombres regresar guiados por los que tuvieron la suerte de conservar la
visión. Los herederos al trono búlgaro no fueron capaces de resistir las
acometidas romanas y en 1018 perdieron Orid la capital de Acridia. Como metra
del alor que Basilio II dio a su guardia
varega les concedió un tercio del botín lo mismo que al resto del ejército
bizantino.
Los
varegos participaron ese mismo año, bajo las órdenes del Katepano (capetanus en
latín que daría lugar al termino “capitán”) de Italia en los combates contra los rebeldes
comandados por el noble Melos de Bari. La principal batalla de esta campaña fue
en los campos de Cannas donde siglos antes Aníbal derroto a los romanos, el
papel de los “rus” fue esencial en la derrota tras rechazar un ataque lombardo
a su posición.
En
1021 un contingente varego regresa a Georgia donde según las crónicas
destacaron en su misión de tierra quemada por su despiadado afán de pillaje.
Harald Hardrada como "el azote de los bulgaros" obra de Christian-Hoejgaard |
La muerte de Basilio II
no supuso el fin de la guardia ya que sus sucesores siguieron confiando en
ellos tanto en el campo de batalla como en las luchas palaciegas. El general Gorgios Maniakes confió en ellos en la
campaña de Edesa contra los musulmanes en 1032 y en Sicilia en 1040. En esta
campaña destacaría el príncipe Harald
Sigurdsson (al que se le podría dedicar un artículo en exclusiva a su vida) al mando de un destacamento varego en la
batalla de Troiana. Al año siguiente se ganaría el apodo del “azote de los
búlgaros”, bolgara brennir, en la
campaña del emperador Miguel IV, “el
paflagonio”, contra el rebelde Delianos.
Tal seria el papel de Harald y sus varegos que recibió en Mosinopolis, a
orillas del río Strymon, el título de Spatharokandidatos.
Durante
el reinado de Constantino IX Monómaco
los turcos selyúcidas del sultán
Toghril-bek asediaron la fortaleza de Baiburt en la Armenia Bizantina. Un
ejército comandado por el Akolouthos Mikhail en el que había un gran
destacamento de varegos y francos derrotaron fácilmente a los turcos y mataron
a su líder.
Un
hecho que ocurrió en el otro extremo de Europa en las lluviosas tierras
inglesas cambiaría la composición y por lo tanto la sangre de la Guardia
Varega. Aquel joven escandinavo Harald
Sigurdsson conocido como Hardrada “gobernante severo” fue
coronado rey de Noruega y falleció en la batalla de Stamford Bridge en 1066
durante las guerras por el trono de Inglaterra. La ulterior victoria de los
normandos en Hastings llevaría al exilio a miles de anglosajones y muchos de ellos
recalarían en las tierras del Imperio Romano de Oriente.
Seria
tras la decisiva derrota del ejército bizantino y la captura del basileus
Romano IV Diógenes en Manzikert, el 26 de agosto de 1071, cuando los ingleses
comienzan a monopolizar el poder dentro de la escolta de los emperadores. Tal
seria su poder que muchos autores comenzarían a llamar a la antigua Guardia
Varega como la Guardia Inglesa
especialmente tras Alejo I que confió en ellos en la batalla de
Dirraquio (1081).
Los varegos huyen ante el ataque turco en Manzikert. Obra de Angus McBride |
Pongo fin aquí a la historia de la
Guardia Varega ya que aunque se siguieron reclutando varegos y escandinavos la
mayor parte de los miembros de la guardia imperial serian británicos. Digo
británicos porque además de los ingleses hubo un gran número de escoceses
conocidos como keltai Pelekophorai
que durante los siglos XIII y XIV serían la base del cuerpo.
Un escandinavo dejo un pequeño recuerdo en la Iglesia de Santa Sofía, Constantinopla La verdad que mil años después algún nórdico sigue dejando su firma por ahí |
“La Guardia Varega, II parte. De su creación a Manzikert” Francisco García Campa – Bellumartis Historia Militar.
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