EL PIE DE TRINCHERA



No todas las desgracias que padece el soldado son fruto de los disparos, las bombas y el fuego de artillería. El barro, la lluvia y el frío erosionan la moral del combatiente y también le provocan sufrimiento físico. Hoy David López Cabia nos  hablara de la enfermedad conocida como pie de trinchera.
Esta patología recibió el nombre de “pie de trinchera” durante la Primera Guerra Mundial. Era frecuente tuviese lugar en campos de batalla en los que la tropa estaba expuesta a lluvias frecuentes, barro, nieve y humedad.


Si se combinan frío y humedad en los pies, sumado a la nula transpiración de los calcetines gruesos del ejército y las botas, la piel termina por reblandecerse. A continuación se producen heridas, que posteriormente se infectan y que en el peor de los casos conllevan gangrena y amputación. 
Coronel Phillip R. Robertson de los Scottish rifles,
ni los oficiales se libraban de la humedad
Se comprobó que el pie de trinchera mostraba los primeros síntomas tras doce horas con los pies inmersos en agua y barro. Estos síntomas iniciales eran escozor y entumecimiento en los huesos. Después les sucedían la hinchazón, los pies se tornaban de color negro o azulado.
Hay que resaltar que esta patología puede solucionarse fácilmente si se ataja a tiempo y mientras no haya gangrena. El tratamiento es sencillo: lavar los pies, secarlos con precaución, mantenerlos en alto y tomar antinflamatorios. Una vez transcurran uno o dos días, los pies regresarán a su tamaño normal.
Las urgencias de la guerra provocaron que muchos soldados no pudiesen recuperarse adecuadamente al no disponer del tiempo de descanso necesario. La insalubridad de las trincheras en campos de batalla como el Somme o Passchendaele fueron terreno abonado para esta dolencia. Los hombres subsistían en condiciones de insalubridad, con las ratas correteando por las trincheras, viviendo en agujeros inmundos anegados por el agua y caminando entre el fango.
Cartel de Prevención "El pie de Trinchera es peligroso"
Limpia y seca tus pies a cada oportunidad que tengas
Nunca des a un alemán un descanso
Desgraciadamente, esto no solo sucedió en la Primera Guerra Mundial, también ocurrió en la Segunda Guerra Mundial. Fueron muchos los soldados aquejados de pie de trinchera a causa del frío, el barro y la humedad que se filtraba a través de sus botas. Con la infantería agazapada en sus agujeros, sus botas empapadas y rodeados de barro y nieve, los casos de pie de trinchera proliferaron de manera alarmante  en lugares como el frente ruso, bosque de Hürtgen o las Ardenas.

Cartel de prevención "Este es el pie de trinchera"
¡Prevenlo! Manten tu pie seco y limpio

El pie de trinchera” David López Cabia – Bellumartis Historia Militar

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