LA MOTO ANTITANQUE: VESPA 150 TAP, audio


La Vespa 150 TAP fue un scooter antitanque fabricado en la década de 1950 a partir de una Vespa para su uso con los paracaidistas franceses (troupes aéroportées, TAP). Introducido en 1956 y actualizado en 1959, el scooter fue producido por Ateliers de Construction de Motocycles et Automobiles (ACMA), el fabricante autorizado de Vespas en Francia en ese momento. Las modificaciones de la Vespa civil incluyeron un marco reforzado y un cañón sin retroceso de tres pulgadas montado en el scooter.
Las 150 TAP montaban un cañón sin retroceso M20 de 75 mm, un arma ligera anticarros fabricada en Estados Unidos. Era muy ligero en comparación con un cañón estándar de 75 mm, pero aún así era capaz de penetrar 100 mm de blindaje con su ojiva HEAT. El retroceso se contrarrestaba mediante la ventilación de los gases propulsores por la parte trasera del arma, lo que eliminaba la necesidad de un sistema de retroceso mecánico o de una montura pesada.
Los scooters se lanzaban en paracaídas por parejas, acompañados por un equipo de dos hombres. El arma se llevaba en un scooter, mientras que la munición se cargaba en el otro. Debido a la falta de cualquier tipo de dispositivo de puntería, el cañón sin retroceso nunca se diseñó para ser disparado desde el scooter; el cañón se montaba en un trípode de ametralladora Browning M1917, que también era transportado por el scooter, antes de ser disparado. Sin embargo, en caso de emergencia se podía disparar mientras se encontraba en el chasis, y mientras el scooter estaba en movimiento.
La "Bazooka Vespa" era relativamente barata: Las Vespas costaban unos 500 dólares de la época, y los M20 eran abundantes. Se produjeron 600, entre 1956 y 1959. Tenía un carro, y también venía con dos latas de combustible. 


Los scooters en sí eran modelos VB1T originales de producción civil, con un motor de 150 cc de potencia. El motor era de dos tiempos, con una velocidad máxima de 60 km/h, suficiente para embestir a cualquier vehículo en caso de emergencia, o trasladar al usuario desde el lugar de lanzamiento hasta la zona donde se necesitaba al paracaidista. 
Pero si quereís saber más de este extraño invento, de esta idea tan peregrina que solo se le podía ocurrir al ejército francés, no podéis dejar de oír el podcast de Antonio Gómez grabó para Casus Belli. Un saludo.
 

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