Es interesante indicar que, cuando Gran
Bretaña se enteró de la invasión de Lee a Maryland, decidió esperar a los
resultados. El resultado en Antietam llevó a Lincoln a lanzar su proclamación
preliminar de emancipación. El 22 de septiembre de 1862, cinco días después de
la derrota de McClellan a Lee en Antietam, Lincoln convocó a su gabinete y
declaró:
Hice un voto solemne ante Dios, de que si el General Lee era expulsado de Pennsylvania, coronaría el resultado con una declaración de libertad a los esclavos.
Esto condujo a un compromiso para
liberar a los esclavos, así como para preservar la Unión.
Si Antietam hubiera sido una victoria
confederada decisiva, es posible que tanto Francia como Gran Bretaña hubieran
intervenido incluso sin Rusia. Fue Gran Bretaña y no Rusia el poder que influyó
en la cuestión de la no intervención europea.
Mientras todo esto sucedía, ocurrió
uno de los eventos más inusuales en la historia diplomática y naval. Rusia
despachó sus escuadrones navales del Atlántico y el Pacífico a los puertos de
los Estados Unidos. Llegaron a Nueva York y San Francisco respectivamente en
septiembre de 1863, en un momento en que la marea de la guerra se había vuelto
a favor del Norte en Gettysburg y Vicksburg. Las flotas permanecieron en aguas
estadounidenses durante unos siete meses antes de que se les ordenara regresar
a su patria.
Ya en enero de 1862, el Gran Duque
Constantino, Almirante General de la Armada Rusa, tenía planes para la armada
en caso de que las naciones europeas comenzaran una guerra contra Rusia. El
Almirante Popov procedía a tomar el mando del Escuadrón del Pacífico en ese
momento. Se le instruyó, en caso de guerra entre Rusia y una potencia más fuerte,
que mandara a sus barcos más débiles a puertos seguros y que usara el resto
para destruir el comercio enemigo. Pasó el verano de 1862 haciendo que sus
barcos visitaran diferentes puertos en su área de mando, entrenando a sus
tripulaciones y familiarizándose con la zona. Él mismo hizo la ruta Sitka,
Esquimalt y San Francisco, el último a finales de septiembre. A su regreso,
visitó Honolulu y llegó a Nagasaki en noviembre de ese año.
En junio de 1863, cuando la guerra
parecía inevitable, el general adjunto Krabbe, que actuaba mientras el Gran
Duque estaba ausente en Varsovia, comenzó a trabajar en un plan de campaña. La
flota, comprendida por una pequeña escuadra en el Pacífico, siete buques de
diversas clase en Kronstadt y una fragata en el Mediterráneo. Los
barcos eran de construcción de madera, aparejados para navegar, pero con
motores de vapor auxiliares para ser usados cuando fuera necesario. Se vio que
estos barcos no podían enfrentarse a la marina británica. Sin embargo, Krabbe
señaló en su informe al Emperador que podían ser utilizados como incursores.
Para asegurar su disponibilidad para tales misiones, el informe incluía la
advertencia de que los barcos no debían ser capturados en puertos helados y
en aguas controladas por los británicos; que tendrían que ser llevados a
puertos neutrales y, para evitar sospechas, tendrían que ser despachados
rápidamente. La intención del plan y el destino tenía que mantenerse en secreto
para todas las personas hasta el último momento. El Emperador suscribió esta
propuesta y los preparativos para llevarla a cabo comenzaron bajo los planes
para estar listos para dos años de servicio en el extranjero. Al contralmirante
Unkovski se le ofreció el mando del Escuadrón Atlántico. Cuando no aceptó, el
Capitán Lisovski fue ascendido a Oficial
de bandera y se le dio el mando.
El 26 de julio de 1863, Krabbe le dio
a Lisovski sus instrucciones aprobadas por el Emperador:
Su flota consistirá en tres fragatas, tres clippers y dos corbetas. En caso de guerra, debe destruir el comercio del enemigo y atacar sus posesiones débilmente defendidas. Aunque se espera que operen principalmente en el Atlántico, sin embargo tienen la libertad de trasladar sus actividades a otra parte del globo y dividir sus fuerzas como mejor les parezca. Después de dejar el Golfo de Finlandia procedan directamente a Nueva York. Sería preferible mantener todos los barcos en ese puerto, pero si tal posibilidad es inconveniente para el gobierno americano usted puede, con el consejo de nuestro representante en Washington, disponer de los barcos entre los diversos puertos atlánticos de los Estados Unidos. Cuando se entere de que se ha declarado la guerra, se le dejará a usted cómo proceder, dónde reunirse, etc. Nuestro embajador les ayudará en cuestiones de suministros; tendrá a mano un barco fletado especialmente para mantenerles informados de lo que ocurre. Si se enteran por el camino de que la guerra ha estallado, comiencen las operaciones de inmediato. Si al poco tiempo de llegar a Nueva York consideráis conveniente salir al mar para mantener unida vuestra flota hasta que se declare la guerra, pero evitando al enemigo, incluso a los barcos comerciales, para cubrir vuestras vías. Si a través de nuestro embajador o de alguna otra fuente fiable se le informa de la apertura de las hostilidades, disponga de sus barcos y planee su campaña como le parezca mejor. El Capitán Kroun les precede en América para preparar su llegada. Estudien el Tratado de París para estar bien informados sobre asuntos de neutralidad. Si se reúne con el contralmirante Popov, consulte con él sobre el curso a seguir. Comuníquese en clave. Entregue en persona sus instrucciones secretas a los oficiales. Tanto si hay guerra como si no, estudie las rutas comerciales, la fuerza y la debilidad de las colonias europeas, las estaciones de carbón deseables para nuestra flota y la importancia económica y militar de nuestras posesiones. Estas instrucciones se han hecho deliberadamente generales para darle a usted libertad para actuar de acuerdo a su juicio y discreción.
El Almirante Popov, al mando del
Escuadrón del Pacífico más o menos al mismo tiempo, recibió instrucciones
similares: "Al recibir noticias
sobre el estallido de actividades bélicas" para dirigir sus barcos
hacia lugares vulnerables del enemigo e infligir daños en las líneas de
comunicaciones comerciales. En ninguna de estas órdenes a los comandantes de
escuadrón se encuentran instrucciones para ayudar al Norte, ni nada sobre
"órdenes selladas", o de entregar los barcos al Presidente Lincoln en
caso de intervención extranjera en la guerra americana.
El 3 de agosto, Popov escribió al
Ministro de Marina ruso que había elegido San Francisco, y dio como razón:
Tomé tal decisión porque no tengo aquí ninguna otra información aparte de mis propias opiniones, que me dicen que nuestros puertos [del Lejano Oriente] son desfavorables para la concentración, así como no representan ningún medio afortunado ni para el aprovisionamiento de la escuadra ni para las reparaciones indispensables... Las repúblicas de América Central y del Sur no parecen inclinarse a echarnos de sus puertos, aunque sí están inundadas de polacos. Pero ellos también, como en México, no impiden a los franceses o a los ingleses espiar a nuestra escuadra en sus radas. Quedan, por lo tanto, los Estados Unidos de América, que Inglaterra y Francia han inquietado al máximo con su reciente interferencia.
Cuando se dieron las órdenes a
Lisovski y Popov, la fragata OSLIABA, entonces en aguas griegas, fue dirigida a
navegar hacia los Estados Unidos. En ruta, debía parar en Portugal para obtener
la última información y dar a entender que se dirigía a Siberia. En realidad,
debía mantenerse en las rutas comerciales entre Liverpool y las Indias
Occidentales, con instrucciones sobre dónde unirse al Escuadrón Atlántico y qué
hacer en caso de guerra.
Para preparar la llegada de los
barcos a los Estados Unidos, se ordenó al Capitán Kroun que se dirigiera a Nueva
York y que le diera al Embajador Stoeckl toda la información sobre las visitas.
Lisovski le había escrito a Kroun que esperaba llegar a Nueva York en
septiembre. Dijo que enviaría una de sus corbetas al puerto para obtener
información sobre el estado de la situación. Si no se había declarado la guerra,
traería a todo su escuadrón al puerto. Si así fuera, entonces querría que le
enviaran provisiones para llegar a la isla de Santa Catharina, frente a Brasil,
entre el 1 y el 20 de noviembre. También querría que los suministros volvieran
en marzo de 1864 a
la Bahía de Lobito, Benguela, África Occidental, y para el 15 de julio a la
Bahía de San Matías, Puerto San Antonio, Argentina.
Lisovski convocó a sus oficiales para
informarles de su tarea y darles sus planes antes de salir de Kronstadt. Éstos
preveían un primer encuentro en el Pequeño Belt; luego para navegar en convoy a través del norte de las Islas Británicas hasta Nueva York como destino. Si
después de salir de Belt, eran recibidos y seguidos por las flotas británica y
francesa, se suponía que estas últimas esperaban una declaración de guerra para
atacar. En ese caso, Lisovski indicaría a los barcos que se dispersaran en la
primera ocasión favorable para proceder individualmente a Nueva York. Cualquier
demostración de un acto hostil contra la flota rusa debía ser respondida con
una acción ofensiva. Si durante la travesía se supiera que se había declarado
la guerra, el plan preveía que el ALEXANDER NEVSKI operara en la ruta comercial
entre Liverpool y Sudamérica; el PERESVIET en la ruta de Inglaterra a las
Indias Orientales; el VARIAG para operar al sur del ecuador; el VITIAZ entre el
Cabo de la Esperanza y la isla de Santa Elena; el ALMAZ para operar contra la
navegación enemiga desde el ecuador hasta cinco grados de latitud norte. Si se
declarara la guerra para el 15 de octubre, los barcos se reunirían en la isla
Santa Catarina.
De los siete barcos de la Escuadra
del Atlántico, sólo cinco se consideraron en condiciones de navegar para hacer
el viaje. Incluso esos no estaban adecuadamente equipados y preparados para
este largo viaje. Sin embargo, llegaron a Nueva York. El primero en llegar, el
24 de septiembre, fue el ALEXANDER NEVSKI, una fragata de helices de 51 cañones
y el PERESVIET, una fragata de 48 cañones. Los VARIAG y VITIAZ, balandros de 17
cañones, llegaron dos días después. En tres semanas, el ALMAZ y el OSLIABA (una
fragata de helice tripulada con 450 marineros e infantes de marina) llegaron a
Nueva York. El Secretario de Marina,
Gideon Welles, había sido notificado oficialmente de la llegada por el Embajador Stoeckl. Welles respondió el 23 de septiembre de 1863:
Al Departamento le complace saber que un escuadrón de buques de guerra rusos se encuentra actualmente frente al puerto de Nueva York, con la intención, se supone, de visitar esa ciudad. La presencia en nuestras aguas de un escuadrón de la Marina de Su Majestad Imperial es una fuente de placer y felicidad para nuestros compatriotas. Le ruego que haga saber al Almirante al mando que las instalaciones del astillero de Brooklyn están a su disposición para cualquier reparación que necesiten las naves de su escuadra, y que cualquier otra ayuda que se requiera se prestará con gusto. Aprovecho esta ocasión para extender a través de usted a los oficiales de la escuadra de Su Majestad una cordial invitación para visitar ese astillero. No dudo en decir que será un gran placer para el Contralmirante Paulding mostrarles los barcos y otros objetos de interés de la estación naval bajo su mando.
Más tarde, Welles escribió en su
diario: "Al enviarlos a este país
hay algo significativo. Cuál será su efecto en Francia y en la política
francesa, lo sabremos a su debido tiempo. Puede ser moderado; puede ser
exasperante. Dios bendiga a los rusos".
Los barcos y sus tripulaciones
recibieron una cálida bienvenida de los ciudadanos de la ciudad. El Daily
Tribune de Nueva York publicó el siguiente artículo el 2 de octubre de 1863:
El "Comité Conjunto" salió
a recibir a los visitantes rusos. La banda del NORTH CAROLINA interpretó el
hermoso himno nacional ruso, "God Save the Czar", al pasar por los
barcos, mientras los marineros rusos montaban los aparejos para reconocer el
cumplido con fuertes y cordiales vítores. La banda del buque insignia ALEXANDER
NEVSKY tocó "Yankee Doodle" a cambio. Una docena de barcos esperaban
la llegada del comité y los invitados fueron trasladados a la cubierta del
buque insignia ruso... Los oficiales de la flota rusa estaban de pie a estribor
con el uniforme completo y el Almirante Lisovski a la cabeza. Los marineros
estaban alineados a babor y a estribor. Los oficiales presentes eran casi
sesenta y pertenecían a los grados conocidos en la marina rusa como almirante,
capitán de puesto, teniente, subteniente y guardiamarina. Los uniformes de la
Armada Rusa son muy atractivos, ya que están decorados con gusto con encaje
dorado y bordados en el cuello y los puños.
En la Astor House se celebró un
banquete ofrecido a los oficiales rusos por los comerciantes y hombres de
negocios de la ciudad. El 5 de noviembre se celebró un gran baile en la
Academia de Música, con decoraciones de banderas rusas y americanas y otros artículos
indicativos de las relaciones amistosas imperantes. La revista HARPER'S WEEKLY,
en una cita del New York Herald, describió el evento:
Inmediatamente después de la llegada de los rusos comenzó el baile... En realidad fue una muy maravillosa e "indescriptible fantasmagoría de la humanidad..." ¡Ay! Para los rusos. Se sabe o debería saberse que estos héroes eslavos no son los más grandes de la raza humana, que de hecho son hombres pequeños, ¿y qué será de los hombres pequeños en un aprieto así? A primera hora de la noche, y muy poco después de que comenzara el baile, vimos a varios de ellos abrazados por grandes masas nebulosas de muselina y miriñaque giraban de un lado a otro como en un terrible tormento, sus ojos brillaban, sus cabellos estaban reventados y todas sus personas expresaban la más desesperada energía, sin duda en su intento de escapar. No podemos decir qué fue de ellos.
Como era de esperar, la llegada de
los barcos rusos a Nueva York sorprendió a los barcos británicos y franceses en
ese puerto y conmocionó a Londres. El embajador ruso en Inglaterra, que no
había sido informado de este movimiento, expresó su preocupación a Gortchakov. Los
rusos estaban ansiosos por evitar cualquier problema, y se aconsejó a Brunow
que respondiera a las preguntas diciendo que la flota estaba en un crucero
regular para relevar a otros buques, y que probablemente permanecería en aguas
de los Estados Unidos hasta que se aclarara la situación europea. Mientras
tanto, los rusos en Nueva York se cuidaron de mantener relaciones amistosas con
los ingleses y franceses. Cuando sus embajadores visitaron la ciudad, Lisovski
los visitó. Sólo Lord Lyons devolvió la visita.
En diciembre de 1863, el escuadrón
ruso navegó por el Potomac y ancló cerca de Alejandría. El secretario Welles
ordenó al personal naval que mostrara a los visitantes "toda la cortesía
apropiada". Había fiestas en tierra y a bordo para todos. Una recepción en el OSLIABA recibió mucha
publicidad, cuando el General Dix y la Sra. Lincoln brindaron por la salud del
Zar, y el Capitán del barco respondió con un brindis por el Presidente. Se
esperaba que el Presidente y su señora recibieran a los rusos, pero esto no fue
posible ya que Lincoln regresó con mala salud de su discurso de Gettysburg...(Continua)
“El Zar y su apoyo a Lincoln en la Guerra de Secesión”
Esaú Rodríguez Delgado– Bellumartis Historia Militar
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