El barón Friedrich August von der
Heydte, con el rango de coronel, era uno de los oficiales paracaidistas
alemanes más distinguidos de la Segunda Guerra Mundial. De linaje
aristocrático, disfrutaba de la vida a través de la aventura y del lujo.
Von
der Heydte aborrecía el nacionalsocialismo y en lo personal, tenía un gran
sentido del humor. Su valía como soldado siempre estuvo fuera de duda. Así, en
diciembre de 1944, Von der Heydte fue convocado por el general
Kurt Student, que mandaba las
fuerzas paracaidistas alemanas.
Barón Friedrich von der Heydte |
LAS
ARDENAS
En
lugar de contar con la totalidad de su apreciado 6º Regimiento de Paracaidistas,
Von der Heydte tuvo que contentarse con mil doscientos hombres seleccionados
entre el 2º Cuerpo de Paracaidistas. Sin embargo, hacía tiempo que los alemanes
no llevaban a cabo saltos de combate y solo unos pocos tenían experiencias en
salto nocturno.
El
mariscal de campo Model explicó a Von der Heydte que sus hombres debían saltar
tras las líneas aliadas, como parte de la
contraofensiva alemana en las Ardenas (Bélgica). Es más, el propio Model
advirtió que tenían el deber de intentarlo, que de lo que ocurriese en las
Ardenas dependía un desenlace favorable de la guerra para Alemania.
El
grupo de combate de Von der Heydte se lanzaría sobre la región de
Baraque-Michel para tomar un estratégico nudo de carreteras, cortando la
retirada de los estadounidenses y enlazando con la 12ª División "Hitlerjugend" de las SS.
Unos paracaisdasta avanzan a lomos de un Tiger en las Ardenas |
Tanto
la información como el material del que disponía Von der Heydte eran escasos.
Para despistar a los estadounidenses, se lanzarían unos cuántos maniquíes sobre
la zona de Stavelot. Las posibilidades de éxito eran reducidas, pues para un
golpear exitosamente en las retaguardias enemigas se requería al menos una
división. La misión fue bautizada con el nombre de Operación Stösser.
LA OPERACIÓN STÖSER
La
ofensiva alemana en las Ardenas comenzó el 16 de diciembre de 1944. Con el contraataque
germano marcado por una climatología adversa, el lanzamiento de los
paracaidistas de Von der Heydte tuvo que posponerse. Por fin, en la noche del
17 de diciembre, la fuerza de Von der Heydte, a bordo de aviones Ju 52 guiados
por bombarderos Ju 88 se puso en marcha partiendo del aeródromo de Paderborn.
Los
paracaidistas cantaban mientras se acercaban a las zonas de lanzamiento.
Sobrevolando territorio enemigo, los inexpertos pilotos de la Luftwaffe vieron
los destellos dorados ascendiendo a los negros cielos, acosando a sus Ju 52. La
gran mayoría de los aviones se habían desviado. A pesar del fuerte viento, Von
der Heydte y sus hombres se lanzaron al vacío.
La falta de experiencia de los pilotos, los disparos de la artillería antiaérea
estadounidense y la velocidad del viento habían hecho caer a los paracaidistas
diseminados, muy alejados de sus zonas de lanzamiento. Hubo quienes sufrieron
fracturas en brazos y piernas. Entre un gélido mar de abetos y nieve, los
paracaidistas intentaron reunirse.
Imagen videojuego "Battle of Bulge" |
Antes
del amanecer, Von der Heydte había logrado dar con seis soldados. A pesar de
sus reducidas fuerzas, se pusieron en camino hacia la encrucijada entre Eupen,
Malmedy y Verviers. Ante ellos pasaban multitud de vehículos estadounidenses.
Sin embargo, los norteamericanos los confundieron con tropas amigas, por lo que
no dispararon.
Von
der Heydte solo disponía de un minúsculo grupo de 125 hombres de un total de
1.200. Con una fuerza tan pequeña, carente de armamento pesado, era imposible
combatir a los estadounidenses. Von der Heydte sabía que dirigirse hacia la
carretera era un suicidio. Para colmo de males, tenía un brazo roto. Así pues,
se retiró con sus hombres a un lugar más resguardado de las miradas de los
estadounidenses.
Paracaidistas Alemanes mimetizan sus cascos para el paisaje nevado |
A
mediodía del 18 de diciembre, Von der Heydte había visto aumentar sus fuerzas
hasta 300 hombres, cifra que seguía siendo insuficiente para plantar cara al
enemigo. Si bien no podían cortar las carreteras, razonaba Von der Heydte,
podían combatir al enemigo mediante la guerra de guerrillas.
Los
hombres de Von der Heydte organizaron pequeñas emboscadas y sembraron el pánico
entre los aliados. Aterrorizados, los aliados dedicaron miles de hombres en la
búsqueda de una gran fuerza de paracaidistas.
LA RETIRADA Y RENDICIÓN
Con
sus soldados escasamente armados, un brazo roto, la comida escaseando y en
medio de un gélido invierno, Von der Heydte ordenó que sus paracaidistas se
dividiesen en pequeños grupos para regresar a Alemania. Exhausto, dolorido y
hambriento, Von der Heydte llegó a la localidad de Monschau. Allí, fue acogido
por Herr Bouschery y se enteró de que Monschau estaba bajo dominio
estadounidense. Agotado, Von der Heydte se echó a dormir.
Soldados Estadounidenses observan los paracaídas alemanes |
Al
día siguiente, escribió una nota y se la entregó al hijo de Herr Bouschery. En
la nota presentaba su rendición. El joven Eugen Bouschery dijo que era de las
Juventudes Hitlerianas, pero el ánimo y el estado físico de Von der Heydte le
impedían seguir luchando. Era el momento de rendirse.
Dos
oficiales norteamericanos acudieron en una ambulancia para recoger al maltrecho
Von der Heydte. Al mismo tiempo, las patrullas estadounidenses peinaban la zona
en busca de paracaidistas. Tras ser capturado, Von der Heydte, que sufría
mostraba síntomas de congelación en los pies y padecía principio de neumonía,
fue sometido a un interrogatorio y sus heridas fueron curadas.
Paracaidistas de von der Heydte capturados el 14 de diciembre de 1944 |
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