HENSCHEL HS 129 PANZERKNACKER, AUDIO



A mediados de la década de 1930, el ejército alemán, así como sus homólogos de otros países, habían llegado a considerar que la principal función de los aviones de ataque en tierra era la interdicción de la logística y el material, tarea en la que los objetivos a menudo estaban mal protegidos y era menos probable que fueran defendidos por defensas fuertes y bien coordinadas. Para los objetivos tácticos de alto valor y bien protegidos, el bombardero en picado se estaba convirtiendo en la solución convencional.

La experiencia de la Legión Alemana Kondor durante la Guerra Civil Española (1936-39) refutaba esta idea. A pesar de que estaba equipado con modelos inadecuados para el papel, como el Henschel Hs 123 y versiones armadas con cañones para el Heinkel He 112, la Legión Kondor demostró que los aviones de ataque en tierra eran un arma muy eficaz. Esto llevó a que la Luftwaffe apoyara la creación de una aeronave dedicada a esta función, y el Ministerio del Reichsluft (RLM; "Ministerio del Aire del Reich") solicitó licitaciones para una aeronave de ataque terrestre especializada.


Se preveía que la principal fuente de daños de un avión de ese tipo serían los disparos de armas pequeñas desde el suelo, lo que significaba que el avión tenía que estar bien blindado alrededor de su cabina y sus motores. También se necesitaba una protección similar en la cubierta, en forma de vidrio blindado de 75 mm (2,95 pulgadas) de espesor. Se esperaba que el avión atacara en recorridos de ametrallamiento de bajo nivel y de frente, por lo que la cabina de mando debía estar ubicada lo más cerca posible del morro, a fin de maximizar la visibilidad de sus objetivos. Otro requisito, no operativo, obstaculizaba gravemente los diseños: el RLM insistía en que el nuevo diseño fuera propulsado por motores que no se estuvieran utilizando en los aviones existentes, de manera que el modelo no interfiriera con la producción de los modelos establecidos que se consideraban esenciales para el esfuerzo bélico.


Sólo se pidió a cuatro empresas que presentaran ofertas; a continuación se presentaron tres y sólo dos de ellas fueron consideradas dignas de consideración: Una derivada de un tipo de reconocimiento de Focke-Wulf existente, el Fw 189, la otra era el nuevo Hs 129 de Henschel.

Si quieres saber cómo siguió, te invitamos a oír el siguiente podcast de Casus Belli.

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