Por
diferentes razones, Los Tercios españoles no fueron tan populares en la historiografía
internacional como los suecos de Gustavo Adolfo o los ingleses
de Cromwell. Y aun siendo organizaciones que por su eficacia militar son
equiparables a las falanges griegas o legiones romanas sigue siendo difícil
encontrar información concerniente a sus tácticas de combate. Gracias a Joaquín Guillermo Peña Blanco, autor
del libro Tercios de Flandes de Alejandro
Farnesio, conoceremos como eran los Tercios de Flandes que se embarcarían
en la Conquista de Inglaterra junto a las tropas embarcadas.
Caracterizaba
a la infantería española el que no combatía en un único escenario.
Continuamente tenía que adaptarse a diferentes situaciones y enemigos. No era lo mismo luchar a bordo de una galera
contra los jenízaros turcos que luchar en el fango de Flandes contra el
ejército holandés y sus aliados ingleses y sin embargo en cualquiera de esos
escenarios se mostró como un enemigo temible.
Es
por ello que los Tercios de Italia y Flandes constituían a finales del XVI el
mejor instrumento armado del que disponía la Corona Española.
Arcabucero español |
RECLUTAMIENTO
Su
célula básica la constituían las compañías reclutadas por los Capitanes con
“patente” real para ejercer como tales y a los que el rey expedía “conducta”
para la leva de tropas. En este documento o “conducta” el rey especificaba el
número de soldados, habitualmente 250, que formarían la compañía, de donde
había que reclutarlos y el destino de los mismos.
Los
soldados debían ser útiles para el servicio de armas, mayores de 20 años sin
ser viejos. Efectuada la revista el recluta alcanzaba la condición de soldado y
era conducido al lugar de concentración fijado por un comisario nombrado al
efecto.
Si
bien al alistarse era costumbre dar al soldado una paga o “soldada”, por la
prevención de que al verse con dinero en mano optara por desertar era habitual
diferir su cobro hasta llegar a su destino y adelantarle hasta entonces un
“socorro para la marcha” que posteriormente le seria descontado de la paga.
PAGA O SOLDADA
La
paga o soldada de un recién incorporado era de 3 escudos y con ella tenía que
hacer frente al pago de su vestimenta, manutención y equipamiento a precios
previa y públicamente estipulados.
Así
se fijaba en 5 escudos el precio de un mosquete con sus accesorios, en 3 el de
un arcabuz, 6 reales por una pica y o los 20 reales por sus raciones mensuales.
Todo ello aparte del real mensual como “limosna para el mantenimiento del
hospital” con el que sostenía el servicio médico militar en las guarniciones
campamentos o en campaña y que constituía el mayor y más moderno sistema
sanitario del que se dispusiera en la Europa de aquellos tiempos.
ORGANIZACIÓN TERCIOS EN LA ÉPOCA DE FARNESIO
Llegado
a su destino la Compañía
se integraba en un Tercio. Era el número de Compañías por Tercio muy variable,
al igual que lo era la composición de cada compañía que solía oscilar de entre
80 a 180 soldados.
Retrato de Alejandro Farnesio. Otto Van Veen |
En
esta época el Tercio ya había iniciado la transición desde una estructura donde
dominaban las compactas formaciones de piqueros a otra en la que su fuerza
radicaba en la potencia de fuego que proporcionaban el arcabuz y el mosquete.
Tanto es así que en los Tercios de Alejandro
Farnesio y en los que en su apoyo habría de embarcar la
Gran Armada haya 10 arcabuceros
por cada dos mosqueteros
o piqueros.
Al
mando de cada Tercio estaba un conjunto de oficiales de “plana mayor” y a la
cabeza de estos el Maestre de Campo si bien, en el campo de batalla, es el
sargento mayor quien, con la ayuda de los demás sargentos del Tercio,
organizaba el despliegue del Tercio. Un despliegue que dependía de los
objetivos marcados por el Maestre de Campo, el número de hombres a su
disposición, la situación táctica, la configuración del terreno y las
innumerables variables que preceden a cualquier combate.
Muchos
autores se han centrado demasiado en el hecho de que el Tercio se constituía
entorno a un gran escuadrón de piqueros con tiradores en las alas.
De
hecho, los Tercios masivos de 3.000 fueron usados en pocas batallas de la
primera mitad del siglo XVI. La infantería española prefería las acciones de
escaramuzas usando destacamentos de arcabuceros y mosqueteros en las Mangas y
apoyados por el bloque de piqueros. En la mayoría de batallas de la Guerra de
Flandes, el escuadrón del Tercio tenía 1.000 – 1.200 hombres o menos con un
mínimo del 60% de mosqueteros o arcabuceros.
FORMACIONES DE BATALLA
En
el campo de batalla, los Tercios se despliegan en uno o varios escuadrones y
cada escuadrón se forma de la misma manera (Nota
BHM: os aconsejo leer “formaciones de los
tercios en el siglo XVI” para saber más) . Los piqueros en el centro
apoyados por arcabuceros y mosqueteros en los lados. Así tenemos un sistema de
combate donde los tiradores disminuyen con su fuego la potencia del enemigo
antes del choque de las picas.
De
la misma manera los piqueros crean una fortaleza donde los tiradores pueden
protegerse de la caballería. Una novedad sobre los cuadros suizos y alemanes es
la alta proporción que va alcanzando el número de tiradores sobre el total de
efectivos en los escuadrones, ya que en las formaciones de esas otras naciones la
proporción era favorable a las picas y el número de armas de fuego siempre
oscilo entre el 25% hasta un máximo del 50%.
En
el escuadrón se consideraba que cada hombre ocupaba un espacio de 0,32 x 0,32
m. La distancia entre piquero de una misma hilera era 0,64 m, mientras que para
los arcabuceros esta distancia era de 0,96 m y entre dos hileras normalmente la
distancia era de 1,92 m.
El
tipo de escuadrón más conocido era el llamado "cuadro de terreno". En
esta figura podemos notar que las banderas están en el centro del dispositivo y
que ocupan dos hileras es decir una profundidad de 4,8 m. A su alrededor se
agrupan las compañías de piqueros que son flanqueadas por dos hileras de 135
arcabuceros cada una.
Cuadro de terreno |
El
conjunto estaba rematado por una hilera al frente compuesta por 190 mosqueteros
y cuatro cuadros de arcabuceros-a razón de 240 arcabuceros por cuadro- que
flanqueaban al cuadro de piqueros par cada una de sus esquinas.
Este
tipo principal de escuadrón tenía diferentes variantes según variara la
composición- en número- o la disposición
táctica que buscara el maestre de Campo. De esas variantes las principales eran
el escuadrón "El gente”, “El prolongado” o "El prolongado de gran
frente".
El prolongado de gran frente |
Escuadrones
que en los Tercios españoles de finales del siglo XVI “El Prolongado de Gran
Frente" lo era para Tercios de 1450 hombres (650 piqueros y 800 tiradores)
y "El gente" para Tercios de 1.500 hombres (600 piqueros y 890
tiradores).
Con
el tiempo los escuadrones masivos de 3000 hombres se reducirán a escuadrones
mucho más pequeños de 1.000 o 1.500 hombres con solamente 500 o 600 piqueros.
Los
españoles tenían otro tipo de organización entre la compañía y el Tercio pues
cuando nuevas compañías reclutadas eran enviadas como refuerzo solían formar
destacamentos llamados "tropas".
Pero esas tropas podían también usarse, algunas veces, en campaña para dar más
flexibilidad al comandante español.
LAS MANGAS
La táctica de fuego de las mangas era la del fuego por hileras, marchando hacia el enemigo |
Durante
muchos años la ventaja táctica de la infantería española residió en que fue
capaz de crear grupos de combate móviles donde cada soldado sabía que tenía que
hacer en cada momento del combate. Esos grupos móviles, las mangas, tenían una
fuerte disciplina y pudiendo enfrentarse a diferentes situaciones, eran capaces
de romper la formación enemiga. Las mangas eran destacamento de arcabuceros o
de mosqueteros de 100 a 400 hombres. Estas unidades eran mucho más móviles que
el bloque de piqueros.
Cuando
los cuadros de arcabuceros se quedaban con los piqueros, las mangas se peleaban
en vanguardia o sobre los flancos del corazón de los escuadrones. Las Mangas
eran utilizadas para luchar en la pequeña guerra de las escaramuzas,
encamisadas o durante los asedios. Muchas batallas, como Jemmingen o Mook
fueron ganadas por la acción decisiva de estos flexibles destacamentos de
arcabuceros.
La
táctica de fuego de las mangas era la del fuego por hileras, marchando hacia el
enemigo. En efecto parece ser que las tácticas de fuego utilizada por los
holandeses habían sido adaptadas y estaban en uso por el ejército de Flandes.
Los hechos muestran que los españoles eran capaces de mantener un fuego
continúo rotando las hileras, es decir que cuando una hilera de arcabuceros
había disparado iba atrás para recargar.
Según
algunos autores como Robert Barret, los españoles solían también disparar todos
al mismo tiempo mandando una salva como los suecos. Tal es así que en función
del tipo de fuego que querían usar, fuego con precisión, fuego de salva o fuego
continuo, los tiradores eran desplegados de 3 a 12 hileras.
Algunas
veces, cuando los escuadrones de caballería enemigos podían amenazar los
tiradores, los mandos españoles incorporaban piqueros o alabarderos en las
mangas sueltas. Cuando la caballería enemiga se acercaba los piqueros formaban
un círculo donde los arcabuceros y mosqueteros podían refugiarse y frente al
que se estrellaba la carga de caballería.
¿POR QUÉ ERAN SUPERIORES A SUS ADVERSARIOS?
En
términos generales la infantería española tenía un fuerte "espíritu de
cuerpo" y durante la mayoría del tiempo sabían que eran la mejor
infantería de Europa. Un espíritu y unión reforzada por el escaso número de Tercios
en los que sus miembros se sabían pertenecientes a la élite guerrera.
En
resumen, la superioridad de los Tercios españoles puede explicarse por una
buena coordinación entre las diferentes armas, pero sobre todo por una
disciplina estricta en combate, un buen entrenamiento, un espíritu de cuerpo y
la capacidad de los mandos para organizar pequeños grupos de combates muy
móviles como las mangas, aparte de una gran adaptabilidad a las diferentes
situaciones del combate.
La
situación cambio mucho cuando sus enemigos fueron capaces de mantener grandes
ejércitos como el ejército francés de Luis XIV en la segunda mitad del siglo
XVII.
Pero
aún entonces los problemas estuvieron más relacionados con la crisis económica
y financiera de la monarquía española, y la falta de hombres, que a un problema
de táctica.
ESTAS HISTORIAS DE BHM OS PUEDEN INTERESAR:
“1586. Los Tercios de Alejandro Farnesio en Flandes”
Joaquín Guillermo Peña Blanco –Bellumartis
Historia Militar
Comentarios
Publicar un comentario