1586. LOS TERCIOS DE ALEJANDRO FARNESIO EN FLANDES

 
Por diferentes razones, Los Tercios españoles no fueron tan populares en la historiografía internacional como los suecos de Gustavo Adolfo o los ingleses de Cromwell. Y aun siendo organizaciones que por su eficacia militar son equiparables a las falanges griegas o legiones romanas sigue siendo difícil encontrar información concerniente a sus tácticas de combate. Gracias a Joaquín Guillermo Peña Blanco, autor del libro Tercios de Flandes de Alejandro Farnesio, conoceremos como eran los Tercios de Flandes que se embarcarían en la Conquista de Inglaterra junto a las tropas embarcadas.
Caracterizaba a la infantería española el que no combatía en un único escenario. Continuamente tenía que adaptarse a diferentes situaciones y enemigos.  No era lo mismo luchar a bordo de una galera contra los jenízaros turcos que luchar en el fango de Flandes contra el ejército holandés y sus aliados ingleses y sin embargo en cualquiera de esos escenarios se mostró como un enemigo temible.
Es por ello que los Tercios de Italia y Flandes constituían a finales del XVI el mejor instrumento armado del que disponía la Corona Española.
Arcabucero español

RECLUTAMIENTO

        Su célula básica la constituían las compañías reclutadas por los Capitanes con “patente” real para ejercer como tales y a los que el rey expedía “conducta” para la leva de tropas. En este documento o “conducta” el rey especificaba el número de soldados, habitualmente 250, que formarían la compañía, de donde había que reclutarlos y el destino de los mismos.
Los soldados debían ser útiles para el servicio de armas, mayores de 20 años sin ser viejos. Efectuada la revista el recluta alcanzaba la condición de soldado y era conducido al lugar de concentración fijado por un comisario nombrado al efecto.
Si bien al alistarse era costumbre dar al soldado una paga o “soldada”, por la prevención de que al verse con dinero en mano optara por desertar era habitual diferir su cobro hasta llegar a su destino y adelantarle hasta entonces un “socorro para la marcha” que posteriormente le seria descontado de la paga.

PAGA O SOLDADA

La paga o soldada de un recién incorporado era de 3 escudos y con ella tenía que hacer frente al pago de su vestimenta, manutención y equipamiento a precios previa y públicamente estipulados.
Así se fijaba en 5 escudos el precio de un mosquete con sus accesorios, en 3 el de un arcabuz, 6 reales por una pica y o los 20 reales por sus raciones mensuales. Todo ello aparte del real mensual como “limosna para el mantenimiento del hospital” con el que sostenía el servicio médico militar en las guarniciones campamentos o en campaña y que constituía el mayor y más moderno sistema sanitario del que se dispusiera en la Europa de aquellos tiempos.

ORGANIZACIÓN TERCIOS EN LA ÉPOCA DE FARNESIO

Llegado a su destino la Compañía se integraba en un Tercio. Era el número de Compañías por Tercio muy variable, al igual que lo era la composición de cada compañía que solía oscilar de entre 80 a 180 soldados.
Retrato de Alejandro Farnesio. Otto Van Veen
En esta época el Tercio ya había iniciado la transición desde una estructura donde dominaban las compactas formaciones de piqueros a otra en la que su fuerza radicaba en la potencia de fuego que proporcionaban el arcabuz y el mosquete. Tanto es así que en los Tercios de Alejandro Farnesio y en los que en su apoyo habría de embarcar la Gran Armada haya 10 arcabuceros por cada dos mosqueteros o piqueros.
Al mando de cada Tercio estaba un conjunto de oficiales de “plana mayor” y a la cabeza de estos el Maestre de Campo si bien, en el campo de batalla, es el sargento mayor quien, con la ayuda de los demás sargentos del Tercio, organizaba el despliegue del Tercio. Un despliegue que dependía de los objetivos marcados por el Maestre de Campo, el número de hombres a su disposición, la situación táctica, la configuración del terreno y las innumerables variables que preceden a cualquier combate.
Muchos autores se han centrado demasiado en el hecho de que el Tercio se constituía entorno a un gran escuadrón de piqueros con tiradores en las alas.
De hecho, los Tercios masivos de 3.000 fueron usados en pocas batallas de la primera mitad del siglo XVI. La infantería española prefería las acciones de escaramuzas usando destacamentos de arcabuceros y mosqueteros en las Mangas y apoyados por el bloque de piqueros. En la mayoría de batallas de la Guerra de Flandes, el escuadrón del Tercio tenía 1.000 – 1.200 hombres o menos con un mínimo del 60% de mosqueteros o arcabuceros.

FORMACIONES DE LOS TERCIOS EN EL SIGLO XVI BELLUMARTIS HISTORIA MILITAR

FORMACIONES DE BATALLA

En el campo de batalla, los Tercios se despliegan en uno o varios escuadrones y cada escuadrón se forma de la misma manera (Nota BHM: os aconsejo leer “formaciones de los tercios en el siglo XVI” para saber más) . Los piqueros en el centro apoyados por arcabuceros y mosqueteros en los lados. Así tenemos un sistema de combate donde los tiradores disminuyen con su fuego la potencia del enemigo antes del choque de las picas.
De la misma manera los piqueros crean una fortaleza donde los tiradores pueden protegerse de la caballería. Una novedad sobre los cuadros suizos y alemanes es la alta proporción que va alcanzando el número de tiradores sobre el total de efectivos en los escuadrones, ya que en las formaciones de esas otras naciones la proporción era favorable a las picas y el número de armas de fuego siempre oscilo entre el 25% hasta un máximo del 50%.
En el escuadrón se consideraba que cada hombre ocupaba un espacio de 0,32 x 0,32 m. La distancia entre piquero de una misma hilera era 0,64 m, mientras que para los arcabuceros esta distancia era de 0,96 m y entre dos hileras normalmente la distancia era de 1,92 m.
El tipo de escuadrón más conocido era el llamado "cuadro de terreno". En esta figura podemos notar que las banderas están en el centro del dispositivo y que ocupan dos hileras es decir una profundidad de 4,8 m. A su alrededor se agrupan las compañías de piqueros que son flanqueadas por dos hileras de 135 arcabuceros cada una.
Cuadro de terreno
El conjunto estaba rematado por una hilera al frente compuesta por 190 mosqueteros y cuatro cuadros de arcabuceros-a razón de 240 arcabuceros por cuadro- que flanqueaban al cuadro de piqueros par cada una de sus esquinas.
Este tipo principal de escuadrón tenía diferentes variantes según variara la composición- en número-  o la disposición táctica que buscara el maestre de Campo. De esas variantes las principales eran el escuadrón "El gente”, “El prolongado” o "El prolongado de gran frente".
El prolongado de gran frente
Escuadrones que en los Tercios españoles de finales del siglo XVI “El Prolongado de Gran Frente" lo era para Tercios de 1450 hombres (650 piqueros y 800 tiradores) y "El gente" para Tercios de 1.500 hombres (600 piqueros y 890 tiradores). 
Con el tiempo los escuadrones masivos de 3000 hombres se reducirán a escuadrones mucho más pequeños de 1.000 o 1.500 hombres con solamente 500 o 600 piqueros.
Los españoles tenían otro tipo de organización entre la compañía y el Tercio pues cuando nuevas compañías reclutadas eran enviadas como refuerzo solían formar destacamentos llamados "tropas". Pero esas tropas podían también usarse, algunas veces, en campaña para dar más flexibilidad al comandante español.

LAS MANGAS

La táctica de fuego de las mangas era la del fuego por hileras, marchando hacia el enemigo
Durante muchos años la ventaja táctica de la infantería española residió en que fue capaz de crear grupos de combate móviles donde cada soldado sabía que tenía que hacer en cada momento del combate. Esos grupos móviles, las mangas, tenían una fuerte disciplina y pudiendo enfrentarse a diferentes situaciones, eran capaces de romper la formación enemiga. Las mangas eran destacamento de arcabuceros o de mosqueteros de 100 a 400 hombres. Estas unidades eran mucho más móviles que el bloque de piqueros.
Cuando los cuadros de arcabuceros se quedaban con los piqueros, las mangas se peleaban en vanguardia o sobre los flancos del corazón de los escuadrones. Las Mangas eran utilizadas para luchar en la pequeña guerra de las escaramuzas, encamisadas o durante los asedios. Muchas batallas, como Jemmingen o Mook fueron ganadas por la acción decisiva de estos flexibles destacamentos de arcabuceros.
La táctica de fuego de las mangas era la del fuego por hileras, marchando hacia el enemigo. En efecto parece ser que las tácticas de fuego utilizada por los holandeses habían sido adaptadas y estaban en uso por el ejército de Flandes. Los hechos muestran que los españoles eran capaces de mantener un fuego continúo rotando las hileras, es decir que cuando una hilera de arcabuceros había disparado iba atrás para recargar.
Según algunos autores como Robert Barret, los españoles solían también disparar todos al mismo tiempo mandando una salva como los suecos. Tal es así que en función del tipo de fuego que querían usar, fuego con precisión, fuego de salva o fuego continuo, los tiradores eran desplegados de 3 a 12 hileras.
Algunas veces, cuando los escuadrones de caballería enemigos podían amenazar los tiradores, los mandos españoles incorporaban piqueros o alabarderos en las mangas sueltas. Cuando la caballería enemiga se acercaba los piqueros formaban un círculo donde los arcabuceros y mosqueteros podían refugiarse y frente al que se estrellaba la carga de caballería.

¿POR QUÉ ERAN SUPERIORES A SUS ADVERSARIOS?

En términos generales la infantería española tenía un fuerte "espíritu de cuerpo" y durante la mayoría del tiempo sabían que eran la mejor infantería de Europa. Un espíritu y unión reforzada por el escaso número de Tercios en los que sus miembros se sabían pertenecientes a la élite guerrera.
En resumen, la superioridad de los Tercios españoles puede explicarse por una buena coordinación entre las diferentes armas, pero sobre todo por una disciplina estricta en combate, un buen entrenamiento, un espíritu de cuerpo y la capacidad de los mandos para organizar pequeños grupos de combates muy móviles como las mangas, aparte de una gran adaptabilidad a las diferentes situaciones del combate.
La situación cambio mucho cuando sus enemigos fueron capaces de mantener grandes ejércitos como el ejército francés de Luis XIV en la segunda mitad del siglo XVII.
Pero aún entonces los problemas estuvieron más relacionados con la crisis económica y financiera de la monarquía española, y la falta de hombres, que a un problema de táctica.
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1586. Los Tercios de Alejandro Farnesio en Flandes”
Joaquín Guillermo Peña Blanco –Bellumartis Historia Militar


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