LA PICA DEL SOLDADO ESPAÑOL EN EL SIGLO DE ORO

 

Nuestro maestro armero, Juan Molina, nos va a mostrar, seguramente, el arma más icónica en el mundo “pop” de los tercios, y la base de cualquier escuadrón: la pica.

La pica es, físicamente, un arma entre los 3 y los 4,50 metros de longitud, según modelo y nacionalidad. Se conoce que las picas tudescas y esguízaras eran las más largas de media, y las picas usadas por los españoles eran usualmente más cortas. No había una medida plenamente estándar, pero atendiendo a las indicaciones de Londoño, maestre de campo en el siglo XVI, existían dos tipos de picas españolas, las de 26 palmos (probablemente unos 3,90 metros) y las de 20 palmos (alrededor de 3 metros), si bien menciona que es preferible usar picas más largas a ser posible, como las alemanas (esto nos da a entender que, probablemente, había dificultad para conseguir en España picas más largas). A las picas de 26 palmos se las llamaba picas cumplidas o completas, y a las de 20, picas recortadas o medias picas.

En cuanto a su forma, era una suerte de huso muy largo, en que la punta de madera era muy estrecha (entre 0,5 y 1cm de diámetro) y se iba ensanchando hasta el punto máximo a dos tercios de su longitud (alrededor de 4-4,5cm de grosor), momento el cual, vuelve a estrecharse paulatinamente hasta llegar a la contera, pitipié o regatón (extremo sin punta) que mediría alrededor de 2-2,5 cm de grosor. Esta forma era dada para aportar más equilibrio al arma (buscando el menor peso posible en la punta y más en el agarre, como una espada), ya que de otra forma, debido a su longitud, sería poco manejable. La moharra, o parte herrada donde se asienta la hoja, era también mínima, buscando continuamente el ahorro de peso, siendo la hoja de la pica en muchos casos menor de 10 cm de longitud. La moharra estaba dividida en tres elementos: hoja, cubo y lamas laterales. La hoja era el elemento ofensivo, usualmente sin filo, sólo teniendo punta, de corte romboidal y diseño en púa o de flecha estrecha. El cubo era el elemento que se engarzaba en la vara, mientras que las lamas eran dos planchas de metal que se remachaban a los laterales para aumentar la resistencia de la pica al ejercer un bote (estocada) sobre el enemigo. Usualmente estas finas lamas eran el elemento metálico más largo pudiendo medir 20 o 30 centímetros de longitud, mucho más que la hoja.

En cuanto a las medias picas es posible que se originaran por la costumbre de los soldados españoles de recortar varios palmos de las picas al serles entregadas, debido a su mayor comodidad de transporte, ya que facilitaba la vida diaria del soldado. Sin embargo, en el campo de batalla, esto era una enorme desventaja, de tal forma que los mandos sólo pagaban el sueldo entero de coselete a aquel que, aparte de conservar todas las piezas de armadura, conservara su pica cumplida. Con el paso del tiempo, la media pica resultó tener utilidad en ciertos ambientes (sobre todo picas secas acompañando arcabuceros en mangas volantes o durante escaramuzas que exigían más movilidad) y acabó teniendo un “puesto fijo” en los tercios, si bien siempre se prefería mayor cantidad de picas cumplidas por parte de los mandos.

Choque de picas, o malaguerra en 1520, suizos contra tudescos.

El uso de la pica a nivel individual se puede resumir en la agresividad: al ser un arma tan extremadamente larga, resulta difícil defenderse con ella, así que era de rigor ofender al enemigo antes que permitir a éste que te atacara (de ahí el énfasis en las picas largas, que dan esa ventaja en el primer embate). La técnica básica del uso de picas es el conocido como “bote” (del italiano “botte”, que entonces significaba “golpe”, gracias Mabel Villagra). El bote usual se realizaba de la siguiente manera: manteniendo primeramente el cuerpo perfilado (de lado) frente al adversario, con la pierna izquierda adelantada, se agarra sobre la parte más gruesa de la pica con la mano izquierda sin adelantarla del pecho, mientras con la derecha se agarra la parte trasera lo más atrás posible que se pueda estirando el brazo, usualmente quedando uno o un par de palmos de pica por detrás de la mano derecha. Desde esta postura, se lanza el ataque desde la mano derecha, deslizando la pica por la mano izquierda (como si fuera un taco de billar) a la vez que adelantamos el pie derecho que, tras realizar el bote, queda delante del izquierdo y ambas manos bastante juntas, aunque sin llegar a tocarse.

Si bien se ha popularizado la pica como el “elemento defensivo” del escuadrón, con la famosa postura inclinada contra la caballería, que evidentemente existía y se usaba (y era clave), su mayor poder consistía en su capacidad ofensiva. Si un escuadrón chocaba contra una formación enemiga en cuerpo a cuerpo, éste era imparable debido a su capacidad de daño, tanto en potencia como longitud de las armas, que podía otorgar al enemigo. Sólo podía contrarrestarse un ataque decidido con picas con un nutrido fuego o bien con otro escuadrón de picas. Los choques entre escuadrones de picas eran enfrentamientos temibles y muy peligrosos (de ahí que fuera importante que las primeras líneas tuvieran buenos coseletes si querían tener alguna posibilidad de sobrevivir) y a principios del siglo XVI estos choques eran conocidos con el sugerente nombre de “malaguerra”, dando una buena indicación de lo que pensaban los soldados de estos encuentros.

Malaguerra de Hans Holbein el joven,
donde podemos apreciar la crudeza de un enfrentamiento entre dos grupos de piqueros.

La pica fue un elemento primordial en cualquier ejército europeo desde finales del siglo XV hasta el advenimiento de las formaciones lineares de mosqueteros con bayonetas, en las que las picas ya eran consideradas un “desperdicio de soldados” (pues un soldado con pica no podía disparar). Aunque la pica, en cuerpo a cuerpo, seguía siendo superior a una bayoneta, era preferible una boca de fuego más, así pues, a inicios del siglo XVIII, prácticamente la pica había desaparecido de la primera línea del campo de batalla.

     

LA PICA, EL CIMIENTO DEL ESCUADRÓN


 SI TE HA GUSTADO NUESTRO TRABAJO

INVITANOS A UN CAFÉ


ESTAS HISTORIAS DE BHM OS PUEDEN INTERESAR:

FORMACIONES DE LOS TERCIOS EN EL SIGLO XVI

LAS ESPADAS DE CABALLERÍA EN EL SIGLO DE ORO

LAS ESPADAS DE INFANTERÍA EN EL SIGLO DE ORO

EL MORRIÓN Y OTROS CASCOS DE LOS TERCIOS 

 ARMAS DE LOS CONQUISTADORES (I) - RODELAS Y ADARGAS

 

“La pica del soldado español en el Siglo de Oro”

Juan Molina

Comentarios

  1. Artículo ameno y de fácil lectura, con algún dato interesante.
    Pero me ha decepcionado su absoluta falta de rigor en varios aspectos. Circunstancia que no me esperaba ni del autor, ni de esta web

    ResponderEliminar
  2. Artículo ameno y de fácil lectura, con algún dato interesante.
    Pero me ha decepcionado su absoluta falta de rigor en varios aspectos. Circunstancia que no me esperaba ni del autor, ni de esta web.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

SÍGUENOS

  Siguenos en Facebook Síguenos en Twitter Siguenos por RSS Siguenos en YouTube Siguenos en Pinterest Siguenos en Blogger