David
nos lleva a las lluviosas tierras de Escocia para mostrarnos como era el
entrenamiento de los Comandos británicos en la SGM. En su novela Indeseables podréis vivir como se convertía
a un rudo soldado en un comando.
El
colapso de Francia y la retirada británica de Dunkerque fueron amargos
varapalos para los británicos. 1940 se presentaba como un año aterrador para el
mundo. Europa caía rápidamente ante el imparable avance de las huestes de
Hitler. La guerra relámpago, con sus ataques combinados de artillería,
infantería, blindados y aviación cosechaba excelentes resultados para el
Ejército alemán. Gran Bretaña se había quedado sola en la lucha contra el
nazismo. Los británicos debían demostrar que no iban a limitarse un papel
pasivo en la lucha contra Alemania, por lo que surgió la idea de crear un
cuerpo especial: los comandos.
El teniente coronel
Dudley Clark propuso al Primer Ministro británico
Churchill la creación de los comandos: unidades entrenadas para atacar
rápidamente desde el mar y sembrar el caos en las retaguardias alemanas.
Inspirados en las guerrillas de los Boers, los británicos se pusieron manos a
la obra.
En el caso de no tener armas tus manos son mortales |
Inicialmente,
la instrucción de los comandos comenzó en Lochailort,
Escocia. En aquellos remotos parajes, los comandos entrenaban hasta terminar
exhaustos. El entrenamiento era terriblemente exigente, pues corrían marchas
rápidas que superaban con creces la velocidad de la infantería convencional.
Se
hacía gran hincapié en el combate cuerpo a cuerpo y en el asesinato silencioso.
Ya en la parte final del entrenamiento cuerpo a cuerpo se les enseñaba a pelear
hasta contra 6 hombres a la vez. De ahí que los comandos fuesen considerados
individuos muy peligrosos.
Un arma característica de los comandos era el cuchillo Fairbairn-Sykes, diseñado por los policías Fairbairn y Sykes, que habían servido en la policía de Shangai y tenían amplia experiencia en reyertas con las tríadas chinas. Estos dos ex policías se desempeñaron con brillantez instruyendo a los comandos en el asesinato silencioso y en la lucha cuerpo a cuerpo.
Un arma característica de los comandos era el cuchillo Fairbairn-Sykes, diseñado por los policías Fairbairn y Sykes, que habían servido en la policía de Shangai y tenían amplia experiencia en reyertas con las tríadas chinas. Estos dos ex policías se desempeñaron con brillantez instruyendo a los comandos en el asesinato silencioso y en la lucha cuerpo a cuerpo.
Llegado
1942, el centro de entrenamiento de los
comandos se trasladó a Achnacarry (Escocia). Allí, tanto los comandos del
Ejército como los de los Marines Reales, cumplieron sus duros periodos de
instrucción.
Vista del patio de la Academia de Achnacarry
|
Junio, 1944. El Brigadier Peter young imparte instrucciones de posicionamiento a dos francotiradores comandos |
No
solo se formaban en la lucha cuerpo a cuerpo, también entrenaban con armas de
fuego y explosivos. Entre las armas más utilizadas por los comandos se
encontraban el fusil Enfield, el subfusil Thompson, la ametralladora ligera
Bren, la carabina silenciada De Lisle y la pistola Colt M1911.
A
su paso por Achnacarry se convertían en expertos en asaltos anfibios y pasaban
por aterradoras pruebas como el desliz mortal. Este desafío consistía en
utilizar una cuerda a modo de tirolina para cruzar un río mientras las bombas
explotaban a su alrededor.
Ya queda poco para ser un verdadero comando |
El
curso de los comandos concluía con ejercicio de incursión de 36 horas con
asalto nocturno. Una vez superada la instrucción, se les entregaba la tan anhelada boina verde decomando.
Comandos Británicos preparándose antes de una incursión nocturna |
El
objetivo de este riguroso entrenamiento era prepararlos para misiones que
rozaban lo imposible. Acciones como las incursiones en lasLofoten, Vaagso y Saint Nazaire permitieron mantener vivo el espíritu de
lucha entre los británicos. Y es que los comandos contribuyeron a mantener
elevada la moral británica justo cuando Gran Bretaña era el último baluarte en
la lucha contra el nazismo. Tal fue su éxito que Hitler promulgo la Orden de Comandos que establecía la pena de muerte sin juicio a estas
unidades alidadas.
ESTAS
HISTORIAS DE BHM OS PUEDEN INTERESAR:
Un compañero sirve de puente para la unidad |
Si esto de da miedo imaginate "los boches" |
“El entrenamiento: la forja de los comandos británicos”
David López Cabia – Bellumartis Historia Militar
Comentarios
Publicar un comentario