“LA GUERRA FRANCO-INDIA”. Revista Desperta Ferro Historia Moderna nº34

 
Hermanos, os decimos que no buscamos la guerra; no pedimos nada más que estar tranquilos, y eso depende, hermanos, solo de que vosotros, ingleses, estéis en paz con nosotros.
         Estas palabras de Atiwaneto jefe y representante de los indios abenaki resumen a la perfección el deseo de paz de las tribus indias que habitaban los territorios fronterizos con las colonias británicas.


        Pero su deseo no dependía de su voluntad como ellos bien sabían sino de un juego entre dos grandes imperios que decidieron usar los bosques y ríos de Norteamérica como campo de batalla de la Guerra de los Siete Años (1754-1763) como se conoce a este conflicto en Europa (Nota BHM: dependiendo el país se fijan en el escenario que más les afectó; por ejemplo para la Canadá francoparlante es conocida como la guerra de la Conquista, mientras que para la Canadá angloparlante son la guerra de los Siete Años, la guerra pomerania, la tercera guerra carnática (en India) y la tercera guerra silesiana).
En el primer artículo de la revista Richard Hall nos da una visión de las causas del último conflicto entre galos y británicos por el control de los territorios de Norteamérica en “Norteamérica y la Guerra de los Siete años”. Las ansias británicas por la Nueva Francia y el territorio de los Grandes lagos  fue la semilla de lo que Winston Churchill describiría como la auténtica Primera Guerra Mundial. Un conflicto que abarcó no solo Norteamérica, sino territorios situados por todo el globo, incluyendo puestos comerciales en la India y África.
En medio de este juego de ajedrez entre potencias se encontraban los pueblos nativos americanos que vivían en las orillas del gran río Ohio. En “Los nativos americanos en la Guerra Franco-India” Collin G. Galloway nos da una visión de la política y del sistema de alianzas de las tribus iroqueses y de las seis naciones. De nuevo una rase de Atiwaneto nos sirve de resumen del pensamiento profrances de gran parte de los pueblos nativos “Somos aliados del rey de Francia, de quien hemos recibido la fe y toda suerte de ayuda en nuestras necesidades, Amamos a ese monarca y estamos muy apegados a sus intereses”.
Personalemte un aspecto que a mí siempre me llamo la atención e este conflicto fue la red de fortalezas que ambos bandos construyeron para controlar el territorio. En “Los fuertes de la Guerra Franco-India” veremos su papel como declaración de posesein territorial frente a la otra potencia Europea  y para los nativos un recuerdo del poder y presencia europea en sus tierras. Steven Eames nos da una perfecta visión de los motivos de su construcción, en la que destacaba el papel como puesto comercial o casa de trueque, y como era la vida cotidiana en ellos. Para completar este tema la revista tiene un artículo monográfico dedicado al Fuerte William Henry que inmortalizó la novela El Ultimo Mohicano James Fenimore Cooper.  Situado en el lago George, Nueva York, fue el primer fuerte abaluartado británico en las colonias americanas, construido a petición del general William Johnson en 1755, y punto de partida de las expediciones británicas tierra adentro. En “El fuerte William Henry: arqueología y memoria” veremos los distintos descubrimientos arqueológicos que se fueron realizando en el fuerte desde mediados del siglo XX y su influencia en la visión tradicional de la masacre ocurrida tras su rendición.
Uno de los aspectos que más llaman la atención de los aficionados a la Historia Militar de esta guerra es la gran diferencia con las batallas campales en formaciones compactas que protagonizaron la guerra europea. En “La naturaleza de la Guerra Franco-India” John Grenier nos analiza como fue esta guerra total, donde miles de civiles sufrieron estrategias de limpieza étnica como fue el caso de las Acadios. Tambien asitiremos al fracaso de las unidades de provinciales entrenados al estilo europeo frente a las tácticas de Petite Guerre empleadas por las troupes de la marine canadienses.   Pese a la reticencia de los mandos europeos, los británicos decidieron  crear sus propias unidades irregulares los Rangers comandados por Robert Rogers (Nota BHM: sus 28 reglas siguen en funcionamiento). Se dedica un trabajo a una de las mayores duelos convencionales de la guerra “La batalla de las llanuras de Abraham” en la que se enfrentaron en campo abierto las tropas de James Wolfe y las de Louis-Joseph de Montacalm a las afueras de Quebec.
Para finalizar “La guerra que transformó Norteamérica” donde Patrick Griffin nos da ua visión de la influencia política de este conflicto en el sentimiento independentista de los colonos británicos (Nota BHM: tenemos un artículo sobre el sentimiento revolucionario en las 13 colonias).
No he podido resistir la tentación de leer este número de DF escuchando la Banda Sonora original del Último Mohicano compuesta por Vangelis. Me han trasportado a una guerra que debido a sus características, de las que ya hablaremos, siempre ha estado rodeada de un halo de romanticismo y de leyenda que ocultó el salvajismo de esta guerra total en Norteamérica.
También debo destacar como siempre el aspecto visual de este número especialmente gracias a las obras de Robert Griffings, al que acabo de descubrir e intentaré entrevistar para BHM,  que os transportaran a la tierras de los Grandes Lagos desde vuestro sillón.
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