CONOCE A TUS ALIADOS: El GOUMIER, EL SOLDADO MARROQUÍ AL SERVICIO DE FRANCIA

Hoy vamos a hablar de los Goumier, unidades de soldados auxiliares del ejército francés, pero en vez de aprender de algún manual francés, vamos a hacerlo de mano de un oficial del ejército español que dejó escrito sus experiencias durante los años que había durado el conflicto en el Marruecos español. Como siempre el sargento Esaú nos trae las ultimas novedades del Boletin de Inteligencia. 
Recordad que en la guerra tan importante es conocer a nuestro oponente como a nuestros aliados ya que nuestra vida puede depender de su fidelidad o de su capacidad combativa.


¿CONOCES AL SOLDADO MARROQUÍ?

La información de esta sección fue extraída de un artículo escrito por un capitán de infantería español (no he podido localizar al autor del artículo) Trata de las características del soldado musulmán (el musulmán es un creyente en la fe establecida por Mahoma, cuyos escritos y revelaciones constituyen un libro sagrado, el Corán) en el Marruecos español y de cómo llevarse bien con él. Básicamente, este soldado es muy parecido a los soldados musulmanes en otras partes del norte de África; por lo tanto, se cree que un estudio de él ayudará a nuestras tropas que entran en contacto con los musulmanes en el teatro de operaciones africano.
Siglos de guerra han desarrollado notables virtudes militares en los marroquíes. Son guerreros natos, y poseen en el más alto grado las características de un soldado de infantería perfecto. Son trabajadores y económicos, buenos caminantes y corredores, ágiles, bien disciplinados, fuertes, buenos luchadores mano a mano, tenaces en la defensa y despiadados en el ataque. Poseen, además, un instinto envidiable para aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece el terreno, explotándolas plenamente tanto en la retirada como en el ataque.
Las fuerzas militares compuestas de tales elementos deben ser naturalmente excelentes; pero se necesitan oficiales veteranos hábiles para comandarlas. El marroquí no se deja llevar por los sentimientos que inspiran al soldado español, como el patriotismo, el sentido del deber, la abnegación, el espíritu de sacrificio, etc. Hace su trabajo, casi siempre por la inspiración y el magnetismo personal de su líder, y tal liderazgo es fomentado sólo por la demostración de inteligencia, fuerza de voluntad, rectitud, habilidad y, sobre todo, valor del líder.
Además de sus cualidades militares, el soldado marroquí posee otros rasgos característicos que sus oficiales deben conocer: Es altivo y orgulloso porque, siendo musulmán, cree que su religión y su raza son superiores a todas las demás; es desconfiado, porque en el fondo de su corazón está convencido de que toda acción en la vida tiene un fin egoísta; es mercenario -por necesidad y como defensa natural contra la avaricia infalible de sus vecinos-; y es astuto, porque desde la infancia ha tenido que mantenerse constantemente en guardia para defender sus propios intereses y los de su familia, en un país en el que hasta ahora sólo la astucia y la fuerza han sido capaces de llevar el día.
Como resultado de estas características, el soldado marroquí le parecerá complejo y difícil a un joven oficial. Uno simplemente debe aprender a conocerlo; y para ese propósito uno debe observarlo, estudiarlo, y tratarlo como corresponde.
Al tratar con estas tropas, será bastante provechoso mezclarse en cierta medida con los subordinados, entrar en sus sentimientos y conocerlos, demostrando una medida adecuada de confianza amistosa que les dará la oportunidad de presentar cualquier reclamo o queja que puedan tener, o de hacer cualquier pregunta que pueda estarles preocupando. Esas consultas deben incluir incluso los asuntos personales del soldado, y éste debe acudir a sus oficiales en busca de ayuda y asesoramiento. No cabe duda de que se espera que lo haga, y quizás con más frecuencia de la que uno desearía, tan pronto como se dé cuenta de que sus oficiales prestan atención y se interesan. Este rasgo, junto con la obstinación característica del marroquí, puede convertirse en una fuente de molestias; pero no hay mejor manera de que un oficial realmente ate a un soldado marroquí a su persona y lo induzca a hacer todo lo posible en el fiel desempeño de las tareas asignadas.

LOS CONSEJOS SOBRE EL SOLDADO MARROQUÍ

El escritor no tiene experiencia suficiente para ofrecer consejos sustanciales, y nos limitaremos a citar algunas sugerencias de nuestro lamentado gran maestro en asuntos marroquíes, nada más y nada menos que el general Capaz (N.T. se refiere a Osvaldo Capaz)
"Sé extremadamente cortés, ya que nada podría herir más fácilmente a un musulmán que la insolencia o el desprecio. Sed de carácter firme, sin debilidades; y si mostráis indulgencia, que vaya siempre precedida de castigo. Evite los discursos insultantes y de enojo. Los jefes nativos nunca gritan mientras hablan sus frases, y es posible que les des un mal ejemplo".
"Vistan uniformes correctos y eviten los vistosos intentos de imitar la vestimenta de los nativos".
"Sé equitativo en tus decisiones, porque la imparcialidad es para un musulmán el colmo de la justicia"
"Siempre mantén tu palabra, y nunca te retractes de un acuerdo".
"Pide un servicio de tal manera que parezca que estás pidiendo colaboración; y el servicio se prestará con mayor disposición".
"Respeta la religión del hombre y ten cuidado de no ofenderlo. Sería un escándalo para sus sentimientos que intentaras explicarles un pasaje del Corán, o que tuvieras un Corán en tu poder". 
"Pasan en silencio sobre sus creencias y supersticiones. Ellos le dirán todo tipo de supersticiones graciosas; y usted no debe estar de acuerdo, o en desacuerdo, o sonreír. Simplemente haz una observación: Eso puede ser''.
      "El llamado buen marroquí -que admira las cosas europeas y posiblemente habla español correctamente, y que anuncia públicamente su repugnancia a su credo y toma alcohol libremente- no es, en general, el tipo de hombre en el que se puede confiar mucho".
      "En tus relaciones con las autoridades musulmanas, muéstrales consideración; pero no les des una nota de familiaridad demasiado grande. Ellos no entenderán su condescendencia y no dejarán de considerarla como una señal de debilidad".
     "Mira con indiferencia los acontecimientos a medida que suceden; si das demasiadas alabanzas, ellos lo considerarán como un alivio".
      "No hables de la guerra; y si lo haces, evita pensar demasiado en su cooperación o elogiar su valor y lealtad. Si no sigues este consejo, los oirás decir más tarde que el éxito se debió enteramente a su ayuda".
"No preste su presencia con demasiada facilidad en las festividades, banquetes o más entretenimiento casual en su nombre; porque la invitación, como regla general, será seguida de alguna petición de favor".
      "Hay una cosa en particular que los jóvenes oficiales deben tener en cuenta. A su llegada, encontrarán fácilmente admiradores. Pero no te abandones a tu vanidad. El servilismo es sólo uno de sus modos de intriga; y un musulmán es tan adicto a la intriga que constituye parte de su carácter que el Yibala es una parte regular de su vestido".
    "En caso de duda o vacilación, y estos casos son inevitables para un oficial recién llegado, será necesario suspender el juicio y consultar".
     "Si se presenta la ocasión, habrá que hacer algo. Si cometes un error, perderás prestigio. Si confiesas tu ignorancia, perderán el respeto por ti. En tales circunstancias uno debe pronunciar con indiferencia ciertas palabras mágicas que pueden ser adquiridas de los nativos y cuyo propósito es ganar tiempo. Por ejemplo, `Tendremos que ver.... Pero déjame ver... Mañana"; o simplemente hacer una promesa, más o menos como sigue: No te preocupes.... las cosas van a ir bien, si es la voluntad del Señor...,' y así sucesivamente".
Y hasta aquí un nuevo pasaje donde nos preparamos para la guerra en el desierto. 
Hoy hemos visto a unos aliados, y la importancia de respetarlos y entenderlos. Un saludo
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"conoce a tus aliados: El goumier, soldado marroquí al servicio de Francia"
Esaú Rodríguez Delgado

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