Las
palabras comisario político y cheka se asocian a la Guerra Civil Rusa y al comunismo, como elementos de control del ejército y de la población civil durante las guerras revolucionarias. Pero la realidad es que fueron una adaptación
bolchevique de una institución creada en la Revolución Francesa para hacer
frente a la I Coalición.
Tras la ejecución de Luis XVI el 21 de
enero de 1793 numerosos estados se unieron a las potencias absolutistas en su
guerra contra los revolucionarios regicidas. Entre estas potencias estaba
España, lo que abría un potencial nuevo frente de guerra al sur que junto a la
nueva amenaza de la Royal Navy hacían
necesario reforzar el Ejército francés. La
Convención precisa más hombres para
hacer frente a los enemigos internos, la
vendée, e externos ya que a principios de año solo tenía unos 351.000
efectivos.
Henri de La Rochejacquelein en el combate de Cholet en 1793. Guerra de la Vendée. Museo de Cholet |
La solución fue la conocida como leva
de 1793 donde se movilizaron a 300.000 hombres, logrando un ejército muy
superior numéricamente a cualquiera de sus enemigos. Todos los varones mayores
de 18 años solteros y viudos fueron llamados a filas, pero toda la sociedad
volcaría sus recursos en la guerra:
A partir de ahora y hasta que sea
arrojado de la Republica el enemigo cada francés queda permanentemente al
servicio de las necesidades de los ejércitos. Los mozos irán al frente, los
casados fabricaran armas y transportaran
alimentos, las mujeres harán tiendas y ropa y llevarán los hospitales, los
niños harán vendajes de la ropa blanca vieja y los ancianos serán llevados a
las plazas para despertar y enseñar el odio contra los reyes y la unidad de la
República.
Este nuevo ejército carecía del
entrenamiento, experiencia, sprit de
corps, eso si su superioridad
numérica y su fervor revolucionario compensaría estas deficiencias. En la
consecución de esta moral combativa se debe destacar el papel de los representantes del pueblo que con
su constancia, y firmeza lograron el apoyo popular, ya fuese por convicción,
temor o la mera adaptación al sol que más brilla.
Con un severo uniforme azul con alzacuellos rojos, charreteras doradas, ceñido con el fajín tricolor del representante, cubierta su cabeza con un sombrero adornado con plumas de avestruz tricolores y con cintas igualmente tricolores
Asi muestra el cuadro atribuido a Jacques Louis David a esta figura que surgió un par de años antes, cuando en junio de 1791, tras el intento de huida del rey, se enviaron
representantes de la Asamblea Constituyente para que lograsen en colaboración
de las autoridades locales el juramento de lealtad de los soldados al nuevo
orden. Con este precedente la Convención creo la figura del representante como
enviado especial de la Asamblea, de la que era miembro, a garantizar el mantenimiento
del orden y de la ley en los departamentos.
El poder de los representantes con
capacidad para destituir y nombrar autoridades y cargos públicos, derivaban de
ser delegados de la soberanía nacional por lo que sus actos no estaban
limitados por las normas administrativas básicas. A partir de agosto de 1792, también se comenzó a usar esta figura de la representación en el ámbito militar
cuando el Comité Militar nombró a doce diputados para vigilar a los ejércitos,
exactamente tres para cada uno de los cuatro. Entre sus potestades además de
controlar la moral de la tropa y la vigilancia de la entrega de suministros podían
suspender de forma temporal a los oficiales y suboficiales hasta que su decisión
fue ratificada por la Convención.
Seria en 1793 con la gran leva cuando
la figura del representante en misión se oficializa. Los girondinos que controlaban
la convención aprueban el 24 de febrero las funciones de esta institución dotándola de grandes poderes solo limitados
por la Convención. Estas serían sus principales desempeños:
-
Acelerar el reclutamiento
- Educar y prevenir a los ciudadanos
(especialmente militares) de los peligros que se ciernen sobre la República
Posteriormente
en abril se les asignaría el control directo sobre la fidelidad y
comportamiento de los generales en campaña. Para ello se asignaron 63
representantes a los 11 ejércitos republicanos organizados con los nuevos contingentes y los veteranos: 12 en el Ejército del Norte, 10
en el ejercito del Rin (enBHM os hablamos de este ejército y la Marsellesa), 6 a la costa Atlántica o
de la Rochelle, 3 para Córcega y 4 para el resto de ejércitos.
Los
representantes tenían demasiado trabajo por delante, ya que los suministros no
llegaban porque se perdían por el camino, la ideología de muchos de los
campesinos era de todo menos revolucionaria. Como bien explica Enrique Sicilia
en su libro La Guerra del Rosellón eran “jóvenes
reclutados para servir en ejércitos alejados de sus hogares y frecuentemente
por unos ideales que no comprendían o que estaban en contra de sus propios
principios”.
Su celo les llevó a meterse en las
decisiones tácticas de los militares profesionales que habían jurado fidelidad
al nuevo orden. Las quejas de los oficiales llevo al Comité de Salvación
(Salud) Pública a limitar sus competencias a controlar y vigilar pero no
sustituir a los profesionales militares en la dirección de las unidades.
Pero sería con la llegada al poder de
los jacobinos cuando el poder de los representantes en misión fue mayor. Se
convirtieron en verdaderos dictadores en su departamento con poder para
condenar a muerte o prisión sin juicio. En el periodo jacobino fueron los
encargados de llevar a cabo la política de terror para imponer el sistema
jacobino en todos los departamentos. Como ejemplo: fueron ejecutados 54
generales y muchos más depuestos por el
crimen de “traidores”, un supuesto penal tan amplio que iba desde haber sido
realista a fracasar en el cumplimiento de una misión.
Tras la tormenta jacobina llegó la
calma termidoriana pero los representantes en misión siguieron trabajando. Eso sí
con los poderes limitados y cambiando a los individuos asociados con el terror
jacobino.
EN
BHM TENEMOS MÁS HISTORIAS:
“LA MARSELLESA Y EL EJÉRCITO DEL RHIN”
“NAPOLEÓN Y REVOLUCIÓN”. LIBRO
“LA GUERRA DEL ROSELLÓN (1793-1795)”. LIBRO
“LA MARSELLESA Y EL EJÉRCITO DEL RHIN”
“NAPOLEÓN Y REVOLUCIÓN”. LIBRO
“LA GUERRA DEL ROSELLÓN (1793-1795)”. LIBRO
“Los representantes en misión: los comisarios
políticos de la Revolución Francesa” Francisco García Campa – Bellumartis Historia
Militar
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