“Todo el mundo aun lo recuerda, los alemanes atravesando Trafalgar Square y avanzando por Whitehall para tomar posiciones mientras otra unidad realizaba un rodeo a través de St. James Park. En Downing Street ya habían muerto varios de sus defensores, pero habían hecho pagar caro la arrogancia germana. En un momento dado la Bren dejó de disparar, se había agotado su último cargador. En ese momento de grandeza, el primer ministro Churchill abandonó la ametralladora, desenfundó su pistola y, con gran satisfacción, ya que era un arma notoriamente inexacta, mató al primer alemán que llegó al pie de la escalera. Mientras dos más se apresuraban hacia adelante, cubiertos por un tercero en la distancia, Winston Churchill salió del refugio de los sacos de arena, como si personalmente fuera a bloquear el camino hacia Downing Street. Un suboficial alemán lo reconoció y gritó a los soldados que no disparasen, pero llegó demasiado tarde. Una lluvia de balas de una ametralladora alcanzó al Primer Ministro en el pecho. Murió instantáneamente, de espaldas a Downing Street, con la cara hacia el enemigo y la pistola en la mano. Todo el mundo aún lo recuerda…”
Bueno,
no creo que lo recuerden porque nunca ocurrió, solo en el thriller de Norman Longmate If
Britanin had fallen, en que nos cuenta cómo hubiera transcurrido una exitosa
invasión alemana en 1940. Y es que, se ha discutido mucho con la idea de “lo
que pudo haber sido” o en inglés “What if…” (Nota de BHM: se conoce como
distopia) si los alemanes hubieran desembarcado en Gran Bretaña, pero ¿hubieran podido lograrlo?
Hoy
Esaú nos va a mostrar el plan de invasión alemán a las Islas Británicas,
conocida como Operación León Marino y
refiriéndonos a un clásico de mi biblioteca, el libro de Peter Fleming Operación
León Marino, Hitler y la invasión de Inglaterra donde se nos
muestra lo que ocurrió en aquellas fechas cruciales.
Primeras páginas del libro "Operación León Marino" de Peter Fleming |
En
junio de 1940, menos de un año después del comienzo de la guerra, el ejército
alemán había invadido Francia, Polonia, Holanda, Bélgica, Dinamarca y Noruega.
El derrotado ejército británico se había retirado de Dunkerque sin sus armas
pesadas y su equipo. Gran Bretaña ahora estaba sola contra una Europa dominada
por los alemanes, con sólo el Canal de la Mancha separándola de los victoriosos
ejércitos alemanes.
Gran
Bretaña solo contaba con una poderosa fuerza aérea y una armada fuerte. En esos
momentos Hitler esperaba que Gran Bretaña se rindiera, pero como sabemos, no ocurrió.
El cuatro de junio el Primer Ministro Winston Churchill lanzó en el Parlamento
su famoso discurso "... lucharemos contra ellos en las playas...".
Ante
esta situación, el OKW (Alto Mando de las Fuerzas Armadas) se planteó dos opciones,
invadir las islas, o asediarla cortando sus principales vías de comunicaciones
marítimas.
-
El
Plan de Invasión
A
mediados de julio, desde el Cuartel General del Führer se emitió la directiva
Nª 16 "...he decidido preparar y, si es necesario, llevar a cabo una operación
de aterrizaje contra Inglaterra…" Y dejaba bien claro cuál era el fin de
esta operación “…eliminar la patria
inglesa como base para continuar la guerra contra Alemania y, si es necesario,
ocuparla en su totalidad.” A esta
operación se le dio el nombre en clave Seelöwe, León Marino.
Esta
directiva era bastante optimista en cuanto a las propias fuerzas y
posibilidades de sus distintas ramas de la Wehrcmacht.
Por ejemplo, la Kriegsmarine (Marina
Alemana) no veía claro lo de intentar una invasión, ya que carecía
completamente en alguna experiencia en guerra anfibia, y sus pérdidas durante
la conquista de Noruega la hacían inviable para enfrentarse con la Royal Navy. Por su parte el Heer (Ejército Alemán) acogió esta
directiva con mayor entusiasmo y se elaboraron planes con celeridad.
Algunos
historiadores han llegado a plantear que todo fue un enorme bluff alemán, que nunca tuvieron
intención de llevarlo a cabo, pero se necesitaban preparativos a gran escala
para convencer a los británicos y se rindieran.
Los
planes del OKH (Alto Mando del Ejército) incluían un desembarco en un amplio frente
de 200 millas de ancho que se extendería desde Lyme Regis en el oeste hasta
Ramsgate en el este (sendas marcas azules).
Primera opción de desembarco: frente ancho |
Sin
embargo, la Kriegsmarine no tenía tan
claro esta opción, e insistió en un desembarco en una zona más estrecha. Se
llegó a un compromiso entre ambos organismos en que la invasión sería desde
Brighton en el oeste hasta Folkestone en el este (marcas azules).
Segunda opción: frente estrecho |
La
primera oleada transportaría unos 60.000 hombres cuya función principal sería
asegurar las playas, mientras que la siguiente oleada transportaría las
divisiones de Panzer, que saldrían de
las cabezas de playa para capturar los objetivos establecidos.
Los
desembarcos irían acompañados por aterrizajes de tropas aerotransportadas (la
7.ª División Aérea) en los Downs sobre Brighton y al noroeste de la localidad Folkestone
para ayudar a capturar los cruces sobre el “Canal Real Militar”. Este es un canal
que recorre unas 28 millas entre Seabrook, cerca de Folkestone, y Cliff End,
cerca de Hastings, construido a principios del siglo xix para defender Inglaterra frente a una posible invasión francesa.
-
La
defensa de las Islas Británicas
Mientras,
en Gran Bretaña se procedía a poner a punto todos los elementos defensivos
posibles contra una posible invasión. El 14 de mayo de 1940 se habían formado los Voluntarios de Defensa Local, que
aglutinaba hombres demasiado viejos, o demasiado enfermos para luchar en el
ejército británico. El LDV más tarde fue conocido como Guardia Nacional después
de que Churchill se refiriese de esa manera a estos hombres.
Miembro de la Home Guard vigilando la costa inglesa |
Ironside
preparó la Instrucción de Operaciones Nª
3, y fue presentada a los Jefes de Estado Mayor el 25 de junio. Su plan incluía tres niveles de defensa
nacional. Una primera línea de defensa costera a lo largo de 500
millas, abarcando las probables playas donde se podría producir la invasión. Una
segunda línea con funciones de retraso y con defensas en los nudos de
comunicación, situados justo detrás de las zonas costeras y que abarcarían unas
50 millas tierra adentro. Y la por último
la principal de estas defensas, conocida como GHQ Stop Line. Dicha
línea corría desde Kent (en el este) hasta Somerset (en el oeste), y desde el
estuario del Támesis hasta el río Walsh (en el norte) Para hacernos he unido
dichos puntos con una línea imaginaria para que se aprecie las dimensiones de
la obra que se planteaba. Se aprovecharon de las vías fluviales preexistentes,
y estaba defendida por fortines ubicados en terrenos altos y puntos fuertes
naturales, que contarían con un arma antitanque, así como ametralladoras Bren.
GHQ Stop Line. Las lineas marcan aproximadamente el area defensiva |
El
emplazamiento de dichas casamatas fue tarea del Cuerpo Real de Artillería, y en algunas ocasiones parece ser que su
ubicación no era lo más efectiva posible, quizás porque los expertos no los
tenían en alta estima, y veían en ellos una forma de tener entretenidos a los
civiles y que se olvidasen de la guerra. Si los ingenieros detectaban que la
situación no era la más adecuada, se trasladaban, y se removió toda la
vegetación y posibles obstrucciones que afectasen a la línea de fuego.
En
julio de 1940 el general Ironside fue reemplazado como comandante de las
Fuerzas Armadas por el general Alan
Brooke. El nuevo comandante cambió la estrategia de defensa, pasando de las líneas de defensa estáticas
a formaciones móviles. Brooke había conocido de primera mano lo absurdo de
las defensas estáticas francesas, y las grandes fortalezas belgas, pues no en
vano fue el comandante del II Cuerpo de la Fuerza Expedicionaria Británica, y
tuvo que ver como sus hombres tenían que ser rescatados en Dunkerque. A su
pesar, y por cuestiones no muy claras, se siguieron construyendo líneas de
defensa fijas.
Obstaculo anticarro britanico, tipica zanja que bloquea las orugas, sencilla pero eficaz |
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La
Batalla de Inglaterra
Y
se llega al punto más conocido por los aficionados a la Segunda Guerra Mundial,
para que la invasión pudiera comenzar, los alemanes tenían que derrotar a la Real
Fuerza Aérea (RAF). La ofensiva aérea comenzó el doce de agosto, y si bien al
principio, los alemanes se concentraron en las estaciones de radar y los
aeródromos de la RAF (tácticas que pusieron pronto a la RAF casi de rodillas)
un cambio del OKL (Alto Mando de la Luftwaffe), hizo que los bombarderos se dedicasen
a bombardear Londres y las fábricas de aviones, permitiendo así que la RAF se
reagrupase. Cuenta la leyenda que la decisión alemana de bombardear Londres fue
causada por algunas incursiones de la RAF en Berlín, que a su vez fue causada
por una tripulación de bombarderos alemanes que perdió el rumbo y soltó
accidentalmente su carga sobre Londres.
Barrera de globos preparada para trabajar dificultando el vuelo a los bombarderos |
En
la primera semana de septiembre, el reconocimiento aéreo británico de los puertos
del Canal de la Mancha (Ostende, Le Havre, Flushing, Dunkerque y Calais) había
mostrado un aumento de la presencia de barcazas en los muelles. Sólo en Ostende
habían llegado unos 280 durante la semana anterior. Un número considerable de
lanchas a motor y buques más grandes también se habían desplazado por la costa
a la misma zona. Por si fuera poco, un considerable número de bombarderos se
acababa de trasladar a los aeródromos de los Países Bajos y otros parecían
estar reuniéndose cerca del Estrecho de Dover. En esos momentos, la luna y la
marea favorecían un posible aterrizaje entre el ocho y el diez de septiembre, y
todo apuntaba a una invasión inminente. El siete de septiembre, a las 17.20
horas, se reunieron los Jefes de Estado Mayor. A las 8.07 p.m. decidieron poner
a las Fuerzas Armadas en “Alerta uno”, una situación de "preparación inmediata"
y emitieron la palabra “Cromwell” que significaba invasión inminente, la Home
Guard fue llamada en los pueblos a toque de campana (como lo fueran los
patriotas norteamericanos en su guerra de la independencia).
Cuando
la señal fue llegando a todos los oficiales de servicio (que un sábado como era
ese día, suelen ser subalternos que no están al tanto de los procedimientos ni
las comunicaciones) muchos pensaron que la señal significaba que la invasión ya
había comenzado. En todo el país miles de soldados y voluntarios se pusieron
sus cascos de acero y esperaron ver llegar al enemigo. Se ocuparon los fortines
y las improvisadas defensas.
Se
inició la Operación Banquete,
mediante la cual todos los aviones disponibles (cualquier cosa que volase para
entendernos) que no fuese un caza, automáticamente se convertía en un
bombardero de la RAF. La policía realizó búsquedas de cualquiera que fuese
capaz de pilotar, incluidos estudiantes, registrando pubs, salones de baile y
cines y, al regresar a sus aeródromos, se sorprendieron al ver cómo se cargaban
bombas en sus endebles aviones, muchos de entrenamiento. Más de la mitad de los
bombarderos medianos del Comando de Bombarderos estaban listos para apoyar a
las Fuerzas Armadas. Varios puentes de East Anglian (Anglia Oriental) fueron
volados por los Ingenieros Reales y hubo accidentes mortales, como cuando tres
oficiales de la Home Guard perecieron en Lincolnshire cuando su vehículo pasó
por encima de una mina recién colocada mientras volvían corriendo a su unidad.
Al amanecer del día 8 estaba claro que la operación León Marino no había sido
lanzado y gradualmente los oficiales superiores lograron tranquilar a los
subordinados, e imponer cordura a la situación.
Con
el fracaso de la Luftwaffe al
derrotar a la RAF, el OKW se puso cada vez más nervioso, y tuvo que ir
retrasando la fecha de inicio de la invasión. El tres de septiembre se pospuso al 21 y luego
al 27, que era la última vez que las mareas eran adecuadas.
Los pilotos de Spitfire que salvaron a su nación
|
El
quince de septiembre, la Luftwaffe realizó
su mayor esfuerzo para destruir la RAF. El resultado fue el contrario al
esperado, los alemanes perdieron el doble de aviones que su oponente. Esto
marcó el fin de León Marino, Hitler lo había pospuesto indefinidamente,
mientras su atención se dirigía en ese momento hacia la Unión Soviética. Ahora vayamos con el What if… que decíamos al principio.
La
primera posibilidad, una invasión del territorio británico,
fue llevada a un campo de juegos en 1974, y se demostró que a pesar de que se
hubiera logrado una superioridad aérea alemana, esta habría perdido la batalla.
El juego de guerra tuvo lugar en la en la Real Academia Militar de Sandhurst, e
involucró a varios militares de alto rango de ambos bandos, incluyendo a Adolf
Galland, el famoso as de los cazas de la Luftwaffe,
y al mariscal jefe del aire Sir Christopher Foxley-Norris. Se concedió a los
alemanes la supremacía aérea, y fueron capaces de establecer una cabeza de
playa en Inglaterra utilizando una pantalla de campo de minas en el Canal, con
el fin de proteger los desembarcos iniciales de la Royal Navy. Sin embargo, al
cabo de unos días, la Marina Real Británica pudo cortar los suministros de la
cabeza de playa alemana, aislarlos y obligarlos a rendirse.
La
segunda posibilidad es que, continuando la política
acertada al principio de ataques a radares y aeródromos, la Luftwaffe dominaba los
cielos británicos, pasando a atacar las refinerías de petróleo, la industria y
los puertos con relativa facilidad. Combinado con un bloqueo por parte de los
submarinos, Gran Bretaña se habría visto abocada a la rendición o a una paz
negociada con la Alemania nazi.
Excepto
los “posibles” todo lo anterior está recogido en el libro de Peter Fleming (por
cierto, hermano del creador de James Bond) un experto en guerra de guerrillas
que llegó a formar algunas unidades experimentales en la Home Guard (en BHM os hablamos de los cazadores de tanques) cuya función era atacar y
desaparecer mientras se producía la invasión germana. Estas tropas
no tenían sentido como resistentes, sino como unidades limitadas en sus
acciones y en el tiempo (unas dos semanas) y dedicadas a entorpecer a los
invasores. Recojo una reflexión del autor:
“Para un ejército que avanza, las guerrillas no son un obstáculo alguno. Sin embargo, pueden significar una costosa dispersión de esfuerzos para un ejército de ocupación y un verdadero peligro para un ejército en retirada, como pudieron comprobar los alemanes en Rusia”
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En cualquier momento los paracaidistas alemanes podían caer sobre Londres
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“La invasión de Gran Bretaña ha Comenzado”
Esaú
Rodríguez Delgado - Bellumartis Historia Militar
Yo, con el tiempo, acabo por creer que Inglaterra plantó cara a Hitler porque contaban con algún tipo de información de que la Alemania nazi nunca podría ganar la guerra.
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