Hoy Esaú nos trae una de las joyas de su anaquel
…no ganaremos la guerra -dijo Wiese-, pero que además no debemos ganarla.(…) Ya sé que lo que entonces sucederá será espantoso. Pero no tan espantoso como lo que sucedería si ganáramos la guerra. Si venciéramos, se extendería un sudario por encima de toda la tierra que hubiéramos conquistado…
El autor de este
libro, del cual me he permitido extraer un párrafo sacado de una página abierta
al azar, es Heinrich Gerlach, teniente de la decimocuarta división Pánzer que
luchó en Stalingrado (más libros sobre esta batalla), fue herido, capturado y pudo volver vivo a su tierra para
contarlo.
La vida de Gerlach
no aventuraba muchas emociones, estudiante de idiomas, su futuro era ser
profesor en algún centro de su Prusia natal, pero la guerra se interpuso en su
hogareña ideal de vida. Con el inicio del conflicto es reclutado, y debido a su
formación, servirá en unidades siempre relacionadas con los sectores de
Inteligencia y Comunicación y alcanzará pronto el puesto de oficial (Teniente) que
fue como entró en la Unión Soviética el 22 de junio de 1941. Tras varias
batallas fue transferido al 6º Ejército dentro de la mencionada División Panzer
donde era el tercer oficial de Estado Mayor (Ic) subordinado al Departamento de Inteligencia. A primeros de
1943, y ya herido, se convirtió en prisionero de los soviéticos.
En su cautiverio,
su antiguo puesto de Ic le supuso ser
tratado con especial “cariño” por parte del NKVD. Posteriormente, y ya en un
campo de reclusión formó parte de la Federación de Oficiales Alemanes,
organización que esperaba poder preservar lo que quedase de Alemania tras la
esperada derrota (que coincidencia con el párrafo encontrado, palabra) al
cooperar con los vencedores. Promovido por Paulus, sus numerosos escritos consiguieron
un magro éxito entre las tropas en el frente, y cuando se firmó la paz entre
los contendientes, el interés por esta organización disminuyó dentro de los
mandos soviéticos que habían mimado a estos oficiales.
Durante su
cautiverio (hasta 1950) Gerlach escribió sus experiencias en Stalingrado, junto
con los recuerdos de sus compañeros de reclusión que le contaban sus memorias.
Con todo esto escribió una novela que tuvo varias versiones hasta que pudo
publicarlo en 1957, bajo el título de “El ejército traicionado”, ya que los
originales fueron robados por los soviéticos, y le costó varios años volver a
recomponer esta obra que abarca más de 500 páginas (incluido una fuga al Berlín
occidental y varias sesiones de hipnosis).
La obra hoy es bastante
desconocida, pero en su momento fue una de las más vendidas y ha llegado a
tener más de un millón de ejemplares adquiridos, siendo traducidas a diversos
idiomas.
Único apoyo gráfico que acompaña la edición que tengo, una pena |
De la obra decir
que encontraremos decenas de personajes distintos, cada uno con una visión de
la guerra muy particular, con sus añoranzas, miedos, ansiedades y esperanzas,
si bien abunda entre muchos de ellos una sensación de culpa (como hemos visto
en el párrafo del principio) derivados de unos grandes conflictos con la conciencia
de los soldados que allí lucharon (el deber obedecer y mi honor) y que como
decía el protagonista, desean que pierdan la guerra, aunque ello suponga la
destrucción de una nación, una sociedad entera, su Prusia natal. Hay multitud
de diálogos donde los personajes que abundan en la historia reflexionan sobre
lo que supone Stalingrado (debemos recordar que fue escrito en los Gulag donde
los soldados solo tenían sus pensamientos y vividos recuerdos) pero para salvar
el honor de lo que quedaba de Alemania, nuestro autor decide darle un toque de
sacrificio, la culpa no es de los soldados que allí lucharon, ni de los mandos
que los enviaron, sino que fueron engañados por Hitler, que se aprovechó de una
sociedad jerarquizada donde “el deber del soldado” les ponía en la tesitura de
aceptar lo que les venía, sin plantearse una alternativa, una visión que
podemos encontrar en muchas obras autobiográficas de los 50, y es que, en esos
años muchos hijos empezaron a preguntar a los padres que lucharon, ¿por qué lo hicisteis?
Y sobre todo ¿por qué nadie lo paró?
No os preocupéis
que abunda también las escenas de lucha y de sacrificio, pero envuelto en una
cohorte de personajes angustiados por lo que están viviendo y lo que suponen
vendrá.
“El ejército
traicionado”, del teniente Heinch Gerlach” Esaú Rodríguez Delgado – Bellumartis Historia Militar
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