ME-163 KOMET LA ESCOBA DEL DIABLO. Audio

El mítico primer caza cohete totalmente operativo tuvo como principal enemigo su propia propulsión antes que las ametralladoras enemigas. El rechoncho aparato de alas en delta y sin estabilizadores de cola, pudo ser, con un año más de desarrollo, un puntual interceptor que pudo hacer daño a las formaciones de B-17 y B-24 que asolaban Alemania a finales de la II Guerra Mundial. Esta es la historia del curioso Komet. Esto es Aviones 10, un podcast de aviones de combate de todas las épocas en, más o menos, 10 minutos. Es un programa de Casus Belli Podcast.


El Messerschmitt Me 163 "Komet" era un interceptor alemán de protección de objetivos con propulsión de cohetes de la Messerschmitt AG. El avión pertenecía a las "armas milagrosas" menos difundidas del Tercer Reich para lograr una "victoria final" alemana en la Segunda Guerra Mundial, porque el desarrollo ya se había iniciado en 1938. El Me 163 fue el primer avión en cruzar la marca de los 1000 km/h. 
Entre los pilotos, el Me 163 se ganó la reputación de una trampa mortal, ya que a menudo golpeaba tan fuerte durante el aterrizaje que se rompía su patín de aterrizaje y se incendiaban los restos de combustible sin quemar. Un problema importante seguía siendo la interrupción inmediata del motor a la más mínima fuerza G negativa, que Wolfgang Späte atribuye en su libro "Der Streng Geheime Vogel" a un mecanismo de seguridad del motor Walter que tenía por objeto evitar una explosión del motor en caso de un suministro desigual de combustible. En general, más pilotos perdieron la vida como resultado de accidentes que como resultado de acciones enemigas.
Me 163 (original) con las aletas extendidas
Se intentó mejorar su presencia en los cielos reduciendo los requisitos del piloto mediante un sistema de armas que funcionase automáticamente. Para ello, una serie de cuatro cañones sin retroceso de calibre 50 mm, fueron montados en las alas entre las aletas de corte y los elevadores, apuntando hacia arriba y ligeramente hacia atrás. El disparo de las armas fue automatizado por un transmisor infrarrojo modulado dirigido hacia arriba y una fotocélula sintonizada a esta frecuencia. El piloto sólo tenía que volar bajo el bombardero y activar el arma. Si un avión que volaba sobre él cruzaba el rayo infrarrojo, disparaba las armas. Este dispositivo fue probado con éxito con un Fw 190 y por el teniente Hachtel en el Me 163B volando bajo una banda de tela de dos metros de ancho estirada entre dos globos. No fue hasta el 10 de abril de 1945 que tuvo lugar el único despegue (piloto Fritz Kelb), en el que un bombardero de Lancaster (otras fuentes hablan de un Halifax) fue derribado y algunos otros fueron dañados.

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