Nuestro
colaborador David López Cabia nos va
a traer una desconocida operación de sabotaje británica que puede ser
considerada como la madre de los Raids
de los comandos que se harían famosos en la Segunda Guerra Mundial.
Corría
la primavera de 1918 y la Primera Guerra Mundial se encontraba en su último
año. Las fuerzas alemanas golpeaban con contundencia en el frente occidental en
lugares como Flandes y el Somme. Ante el empuje de los teutones, las fuerzas
aliadas y en particular los británicos, necesitaban restañar su moral. Para tal
propósito, el contraalmirante Roger Keyes preparó un golpe de mano en
Zeebrugge.
El puerto de Zeebrugge
El
puerto de Zeebrugge (en las cercanías de la hermosa Brujas, Bélgica) era una
instalación naval que albergaba submarinos y destructores alemanes. La entrada
al puerto estaba guarecida por una esclusa de grandes dimensiones y dos
embarcaderos de piedra. Los alemanes también habían erigido refugios y defensas
a lo largo de los 32 kilómetros de costa que iban de Zeebrugge a Ostende. En la
zona de Zeebrugge, los teutones habían emplazado 40 cañones para defender la
entrada a las instalaciones portuarias.
Zeebrugge, puerto de Brujas, Vista de la NASA |
Respecto
a la altura del muelle, era variable y cuando la marea estaba alta, podía
llegar a unos diez metros. Como elementos defensivos, los alemanes habían
extendido alambradas y colocado ametralladoras y para guardar la entrada al
puerto, disponían de una pieza de artillería de gran potencia capaz disparar en
un ángulo de 360 grados. Era habitual que al caer la noche, dos destructores
permaneciesen fondeados, por si era necesario contribuir en cualquier acción
defensiva.
El Plan de Roger Keyes
Ante
un entramado defensivo tan intrincado, Keyes proponía emplear varios buques
para bloquear la entrada al puerto, superar las defensas y alcanzar las
esclusas. Para que los barcos pudiesen penetrar en el puerto, los infantes de
marina debían neutralizar las defensas del espigón. Por otra parte, el viaducto
que conectaba el espigón al puerto, debía ser volado con la explosión de un
submarino, que debía impactar contra los pilares de hierro.
Para
tal propósito, Keyes escogió una serie de barcos que debían actuar a modo de
tapón. Estos buques fueron lastrados con hormigón y se les adosaron cargas
explosivas que debían hacer explosión una vez llegasen a sus objetivos. Estos
buques serían pilotados únicamente por el personal imprescindible y sus naves
contarían con un blindaje adicional para protegerse del fuego alemán. Como
principal protagonista del ataque, Keyes optó por el crucero Vindictive.
Tripulación del HMS Vindictive de postureo tras el raid. |
Así
pues, la fuerza de Keyes estaba compuesta por un personal naval de 200 hombres
y 700 infantes de marina. Tras un intento fallido el 11 de abril de 1918, en el
que la flota británica tuvo que regresar a puerto, por fin el 22 de abril, los
hombres de Keyes se pusieron de nuevo en marcha. Era la víspera del día de San
Jorge y se estableció que la contraseña debía ser “San Jorge por Inglaterra” a lo que había que responder “retorcerá la cola del dragón”.
Comienza el Raid de Zeebrugge
Sobre
las diez de la noche, la flota pasó ante la última boya de señalización. En la
distancia se escuchaba el tronar de los cañones de dos buques británicos
disparando contra las defensas del litoral. Semejante bombardeo no levantó
sospechas entre los alemanes, pues se había tornado en costumbre y los teutones
pensaron que se trataba de una acción rutinaria.
Debido
a las nubes que poblaban el cielo, el bombardeo aéreo de la Royal Air Force
tuvo que ser cancelado. A medida que se aproximaban a su objetivo, comenzó a
lloviznar.
Mientras
el Vindictive surcaba la niebla, los cañones alemanes relampaguearon y las
descargas de proyectiles llovieron sobre el buque británico. El efecto de las
primeras andanadas fue devastador, pues los oficiales de los Marines Reales
resultaron muertos y las rampas de desembarco volaron por los aires.
Tropas británicas desembarcan del HMS Vindictive para asaltar el muelle. Obra de Charles John de Lacy |
Los hombres que habían tomado tierra se enfrentaban a un fuego enemigo muy intenso y quedaron envueltos por el humo provocado por los disparos de un destructor alemán. Conscientes de la delicada situación de los hombres que luchaban en tierra, los marineros del crucero Vindictive apuntaron sus cañones hacia el destructor y en el muelle, el grupo dirigido por el capitán de corbeta Adams logró abrirse camino.
Tras sufrir un reguero de bajas, los muchachos de Adams se enfrentaron con cuantos alemanes les salían al paso. Pero los artilleros germanos se percataron de la presencia de los buques de bloqueo y apuntaron sus cañones hacia las embarcaciones británicas. Mientras tanto, como una enorme mancha gris, los soldados alemanes, montados en bicicletas se dirigían hacia los muelles.
Un submarino
dirigido por el teniente Richard
Sandford, con una explosiva sorpresa en sus entrañas, impactó contra los
pilares de hierro del viaducto. La tripulación escapó del submarino y embarcó
en botes neumáticos. En pocos minutos iban a estallar cinco toneladas de
explosivos. Los alemanes, creyendo que el submarino había impactado por error,
se echaron a reír.
Trataron
de abatir a los marinos británicos mientras escapaban en sus botes, pero estos
lograron ponerse a buen recaudo. Se produjo una monumental explosión y el
puente voló por los aires. Gracias a aquel trabajo de demolición, el muelle
había sido cercenado del viaducto que le conectaba a tierra.
Desde
el Warwick, Keyes, que contemplaba
el desarrollo de los combates, pudo percatarse de la entrada de los barcos que
actuarían como tapón. Era el momento de proceder a la retirada. En el Vindictive se dio la orden de retirada
y los británicos, negándose a abandonar a sus hermanos de armas, cargaron con
los heridos. Bajo un intenso fuego, el Vindictive abandonó la zona de combate.
Bloqueo del canal de Zeebrugge (Izquierda a derecha) HMS Intrepid, HMS Iphigenia and HMS Thetis. Imperial War Museum Q 20648B |
Sin
embargo, los buques Thetis, Iphigenia e Intrepid tenían una importante misión
que cumplir, dado que debían bloquear el
canal. El nutrido fuego alemán y los elementos de bloqueo instalados por
los alemanes impidieron que estos tres buques consiguieran alcanzar sus
objetivos. El Thetis no logró alcanzar el canal, aunque el Iphigenia y el
Intrepid, sí, pero ambas naves no fueron suficientes como para lograr bloquear
el paso a los buques alemanes, pues simplemente estrecharon el canal.
El
almirante Keyes se sintió muy frustrado por no haber logrado bloquear el canal,
aunque el limitado éxito de la incursión insufló ánimos en la población
británica como harían años más tarde los
raids de los comandos. Un total de ocho Cruces Victoria fueron
concedidas a quienes participaron en el ataque a Zeebrugge.
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