Carlos Alonso nuestro
artista y experto en aviación nos cuenta la historia de los Messerschmitt Bf
109 y de sus descendientes en España.
El
Messerschmitt Bf 109 fue, si no el primero (mérito que corresponde sin duda al Polikárpov I-16),
sí uno de los primeros cazas modernos, y uno de los que gozaron de una carrera
operacional más larga: desde la segunda mitad de la década de 1930 hasta bien
entrados los 50 en países como Suiza, Finlandia o Rumanía. Si considerásemos su
último derivado español, el HA-1112 M1L, su carrera se alargaría
hasta mediados de los 60, coexistiendo con la 2ª y parte de la 3ª generación de
reactores. Fue también el avión de caza construido en mayor número en toda la
Historia (casi 34.000 unidades sin contar sus derivados españoles), y uno de
los que más victorias aéreas acumularon durante su uso operativo, superando
varios de sus pilotos alemanes la cota increíble de los 300 derribos
individuales (recordemos que el mayor “as” norteamericano de la 2ª Guerra
Mundial, Richard Ira Bong, no superó los 40).
Aunque su nacimiento se produce apenas un
año y medio después que el del I-16, las diferencias entre ambos aviones son inmensas.
El Bf 109 (no “Me 109” como a veces se le llama, ya que fue diseñado en la
época en la que Willy Messerschmitt aún no era propietario de la Bayerische
Flugzeugwerke, a la que
aluden las siglas BF) no es ya un “pionero”, sino un diseño maduro con un
potencial de desarrollo del que el soviético carecía casi por completo. Así, si
las versiones iniciales, Bf 109B-D, se midieron en régimen de igualdad con
aquél en los cielos españoles, y la versión “clásica” Bf 109E hizo lo propio
con los Spitfire y Hurricane en la Batalla de Inglaterra, los desarrollos
finales, Bf 109G-K, fueron aún capaces de enfrentarse dignamente a los Mustang
y Thunderbolt de la 8ª Fuerza Aérea que escoltaban las masivas formaciones de
bombarderos aliados en los agónicos meses del ocaso del Reich. Después de esto,
el desarrollo del caza con motor de pistón se agota como tal, y da comienzo la
era del reactor… ¡Pero al Bf 109 aún le quedan por delante muchos años de vida
operativa!
Los vuelos de los primeros prototipos,
Bf 109V1 a V3, se efectuaron entre mayo de 1935 y mayo de 1936, de manera que
el estallido de la Guerra Civil española en julio de ese mismo año resultó
“providencial” para poder llevar a cabo las primeras pruebas en combate real
del nuevo aparato. A finales de 1936 se enviaron a España, de forma
experimental, tres de los diez prototipos construidos, y durante los primeros
meses del año siguiente se procedió a organizar ya las primeras escuadrillas
operativas con los Bf 109B de producción integrados en el Jagdgruppe 88 de la “Legión Cóndor”, la fuerza de
intervención militar que el III Reich envió en ayuda del
general Franco.
Bf 109E-3 del Oberleutnant Hans Schmoller-Haldy, 3.J/88, a principios de 1939. |
Entre 1937 y 1939 combatieron en
nuestros cielos las sucesivas versiones del Messerschmitt Bf 109B, C, D y E,
contribuyendo esta valiosa experiencia, no sólo al desarrollo de este avión en
particular, sino al de las tácticas de guerra aérea en general.
Al finalizar la contienda, varios de
estos cazas ex-Legión Cóndor se quedaron en territorio español y fueron
incorporados al recién creado Ejército del Aire, que empezó nutriéndose, como
es lógico, de aparatos supervivientes de los dos bandos. De este modo daba
inicio una relación entre España y el Messerschmitt Bf 109 que se prolongaría
durante casi treinta años (1936-65),
mucho más que en su propio país de origen o en cualquier otro de los que
operaron este mítico avión de combate.
Messerschmitt Bf 109B-2, Escuela de Caza de Morón de la Frontera (Sevilla), 1945. |
Tres escuadrillas de Bf 109E constituían
el material más moderno del arma de caza cuando se fundó el Ejército del Aire
español en octubre de 1939. De hecho, aunque escaso en número (el grueso de
esta arma lo componían varias docenas de Polikárpov I-15 e I-16 ex-republicanos),
se trataba de material puntero en ese momento; pero la 2ª Guerra Mundial
acababa de estallar, y los países implicados competían frenéticamente en una
carrera tecnológica que hacía que cualquier aparato de primera línea quedase
obsoleto en cuestión de meses. Así, a finales de 1940 estaba ya lista la
versión F, que suponía un rediseño casi completo del Bf 109 original, fácilmente
reconocible por el aspecto más aerodinámico del morro del avión, las puntas de
las alas redondeadas y la rueda trasera retráctil.
No
fue hasta 1943 cuando el gobierno español pudo hacerse con 15 de estos aparatos…
que para entonces ya habían sido reemplazados en Alemania por la siguiente
versión, la 109G. Quince BF 109F de segunda mano (apodados aquí “Zacutos” por
alguna razón desconocida) fueron, por tanto, lo mejor con lo que pudo contar el
arma de caza de nuestro país durante los años finales de la 2ª Guerra Mundial
(ver ilustración de portada). Se había comprado la licencia para fabricar aquí
la nueva versión G-2, pero Alemania, bajo la presión del esfuerzo bélico (o tal
vez por desconfianza hacia el gobierno español), no pudo o no quiso suministrar
los motores Daimler-Benz DB 605A prometidos, de tal modo que el Ejército del
Aire se acabó encontrando con un buen número de células de Bf 109G-2 ya
construidas que no podía motorizar.
…Y así comienza la aventura propiamente
española del Messerschmitt Bf 109. Nuestros ingenieros se pusieron manos a la
obra para equipar los aparatos construidos con motores de fabricación nacional.
Como banco de pruebas se eligió un veterano Bf 109E-1, que voló exitosamente
desde el aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid) equipado con un motor
Hispano-Suiza 12Z-89. Se
procedió entonces a dotar de esta planta motriz a una primera serie de 25
células de Bf 109G-2, dando lugar al modelo denominado Hispano Aviación
HA-1109 J1L. Diversos problemas con el motor llevaron pronto al desarrollo
de una segunda versión, HA-1112 K1L, con la planta motriz mejorada. Su
prototipo voló en 1951, al mismo tiempo que, en la lejana península de Corea,
los F-80, F-84 y F-86 norteamericanos se batían contra los MiG-15 soviéticos en
los primeros duelos aéreos entre reactores. Había un desfase tecnológico, es
cierto; pero eso no resta mérito a la labor de los ingenieros españoles, que trabajaron
con lo que tenían, en pleno bloqueo internacional al gobierno de Franco. Aquí
no podía entrar la tecnología punta que se estaba desarrollando en otros
países.
A mediados de
los cincuenta, cuando el bloqueo empieza a ceder, el gobierno logra cerrar con
el Reino Unido la compra de una considerable cantidad de motores
Rolls-Royce Merlin 500-45 con hélice Rotol de cuatro palas (un motor
espléndido en su momento, que en su país de origen resultaba, a esas alturas, prácticamente
inútil), y la unión de esta planta motriz con la célula ya añeja del Bf 109G-2
dará lugar al modelo definitivo HA-1112
M1L, conocido como “Buchón” por el aspecto abultado del carenaje inferior
del motor, que recuerda al buche de un palomo (o a un pelícano, según otros).
Por contraste con las cuatro palas de la hélice del Buchón, el modelo anterior,
HA-1112 K1L, pasó a ser conocido como “Tripala”, siendo muchos de ellos
reconvertidos posteriormente a Buchones.
Una escuadrilla de Buchones del Ala de Cazabombardeo Nº 7, con base de El Copero (Sevilla), a principios de la década de 1960. |
El Buchón no
nace ya con vocación de avión de caza. Habría sido uno magnífico 15 años antes,
pero cuando entró en servicio, en 1957, la evolución tecnológica y la Guerra
Fría habían impuesto un nuevo tipo de interceptador a reacción de altísimas
prestaciones, más parecido a un misil tripulado (piénsese en el F-104
Starfighter), que nada tenía que ver con este tardío descendiente de los
“clásicos” de la Guerra Mundial. Sin embargo, para un país relativamente aislado
como era todavía España (aunque el bloqueo internacional estaba tocando a su
fin), resultó ser un aparato útil. El Buchón llegó justo a tiempo de intervenir
en misiones de apoyo en el conflicto de Ifni y el Sahara, sobre un terreno
escarpado y sin oposición aérea en el cual un reactor supersónico habría estado
fuera de lugar. Poco después, España se alinearía con el bloque occidental y
empezaría a recibir material bélico de su nuevo aliado norteamericano. El
Ejército del Aire tuvo al fin sus cazas a reacción de primera línea… y hay
testigos que aseguran que el nostálgico Buchón y el futurista Starfighter convivieron
durante un breve período de tiempo en los aeródromos españoles, ofreciendo un
toque de anacronismo fugaz y un tanto irreal.
Los últimos
Buchones se retiraron del servicio activo en 1965, pero desde entonces no han
dejado de aparecer cada cierto tiempo en la gran pantalla, interpretando el
papel de sus legendarios antepasados, los Bf 109, en películas que van desde La Batalla de Inglaterra, de 1969 (la
que reveló el potencial cinematográfico del Buchón español), hasta la muy
reciente Dunkerque, de 2017,
convenientemente caracterizados, eso sí, con el camuflaje y las insignias de la
época.
Especificaciones técnicas (HA-1112 M1L):
· Longitud: 9,13 m
· Envergadura: 9,92 m
· Altura: 2,60 m
· Peso máximo: 3.330 kg
·
Motor: Rolls-Royce
Merlin 500-45 de 1600 HP
· Velocidad máxima: 665 km/h
· Alcance
máximo sin depósitos adicionales: 765 km
· Techo
operativo: 10200 m
· Armamento: dos
cañones Hispano-Suiza HS.404 de 20 mm y ocho
cohetes Oerlikon de 80 mm
“Los Messerschmitt en
España” Carlos Alonso – Bellumartis Historia Militar
Zacuto, se pone "Das gut" en el translate de google, escucháis como suena, y me contais que os parece. Es una idea.
ResponderEliminarLa verdad que se parece el sonido
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