Hoy David López Cabía nos trae “The Big Raid” un rescate de prisioneros de guerra en la SGM, efectuado por los US Rangers.
El 7 de diciembre de 1941 los japoneses atacaron a los estadounidenses en PearlHarbor (Hawaii). El presidente Roosevelt se refirió a aquella jornada como
un día que pasaría a la infamia y el 8 de diciembre de 1941 Estados Unidos
entró en la Segunda Guerra Mundial. Pero los japoneses cayeron sobre el Pacífico como una avalancha incontenible.
El
ejército japonés desembarcó en las Filipinas y en enero de 1942, las tropas
niponas entraron en Manila. Las fuerzas estadounidenses y filipinas,
acorraladas, atrapadas entre el enemigo y el mar, resistieron unos cuatro meses
en la península de Bataan. Sin una armada que pudiese acudir en su ayuda,
terminaron rindiéndose ante los japoneses el 9 de abril de 1942.
El
gran número de prisioneros estadounidenses y filipinos sobrepasaba las
capacidades logísticas de los nipones, pues no disponían de suficientes
recursos para alimentarlos. Los prisioneros fueron obligados a recorrer a pie
largas distancias hasta los campos de internamiento. El trato que recibieron
por parte de las tropas japonesas fue brutal. Quienes se detenían o eran
incapaces de soportar la agotadora marcha, eran golpeados con culatas y
bayonetas. Se calcula que entre 7.000 y 10.000 hombres perdieron la vida en la
denominada marcha de la muerte de Bataan.
Prisioneros americanos y filipinos durante la Marcha de la Muerte de Bataan |
Parte de los prisioneros
fueron alojados en el campo de
Cabanatuan, el mayor campo de prisioneros de las Filipinas, que en su
apogeo llegó a contar con un total de 8.000 cautivos. En aquel campo, próximo
a la ciudad de Cabanatuan, en la isla de Luzón, la brutalidad de los guardias
no tenía límites. Con sus organismos debilitados, sucumbieron a las
enfermedades, aunque gracias a la resistencia, que logró introducir quinina en
el campo de prisioneros, cientos de hombres lograron sobrevivir a la malaria. En
Cabanatuan las raciones eran exiguas y cualquier intento de fuga se pagaba con
la vida.
Pese
a las espectaculares victorias logradas por los japoneses en los primeros
compases de la guerra, la situación militar terminó dando un vuelco en el
Pacífico. Los estadounidenses, avanzando de isla en isla, se acercaban a las
Filipinas y al campo de prisioneros de Cabanatuan. El general MacArthur,
cumpliendo con su promesa, regresa con su ejército a las Filipinas.
La
desesperación cunde entre los japoneses, están perdiendo la guerra, y el 1 de
agosto de 1944 el ministro de la guerra japonés emite un comunicado respecto a
los prisioneros de guerra. El contenido de este comunicado es espeluznante y
dice lo siguiente: El objetivo es no permitir que escape ni uno solo,
aniquilarlos a todos sin dejar rastro.
Antes
de que MacArthur llegase a Luzón, los
prisioneros de Cabanatuan que se encontraban en buenas condiciones físicas
fueron trasladados para trabajar como esclavos en Japón.
Teniente Coronel Henry Mucci |
El
9 de enero de 1945 el ejército del general MacArthur desembarcó en Luzón. Sus
fuerzas avanzaban directamente hacia Cabanatuan y se temía que los japoneses
ejecutasen a los prisioneros antes de que pudiesen ser liberados. El 26 de
enero de 1945, el teniente coronel Henry Mucci, al mando del 6º Batallón Ranger recibió la orden de rescatar a los prisioneros del campo de
Cabanatuan.
El
plan consistía en infiltrar una fuerza de 120 hombres 50 kilómetros tras las
líneas japonesas y evacuar a los alrededor de 500 hombres que permanecían
recluidos en Cabanatuan. Los rangers de Mucci, con el capitán Prince como
encargado de la planificación del rescate, se pusieron en marcha. En su camino
se les unieron los guerrilleros filipinos, comandados por Juan Pajota y Eduardo
Joson.
El
asalto al campo de prisioneros constituía todo un desafío para los rangers.
Unos doscientos guardias nipones custodiaban el recinto y a unos dos kilómetros
se encontraba una división japonesa, situada en las proximidades del puente de
Cabu.
Alamo Scouts de los equipos Nellist y Rounsaville, después de la liberación del campo de Cabanatuan. Febrero 1945 |
A
las 17:00 horas del 30 de enero de 1945, el capitán Prince ordenó a sus rangers
que tomasen posiciones alrededor del campo de prisioneros. Mientras tanto, los
guerrilleros filipinos debían tender una emboscada a los japoneses en el puente
de Cabu, distrayendo de ese modo al enemigo, para que no acudiese en ayuda de
las tropas que defendían el campo de Cabanatuan.
A
las 18:00 horas, un caza P-61 Black Widow, con capitán Kenneth Schrieber y el
teniente primero Bonnie B. Rucks sobrevoló el campo de prisioneros. Fingiendo
sufrir una avería, Schrieber cortó la alimentación del motor izquierdo de su
avión. El oficial creó un fuego controlado y perdió altura. Semejante ardid dio
sus frutos y los japoneses que custodiaban el recinto dirigieron sus miradas
hacia el caza estadounidense.
Mapa de las operaciones en el campamento de Cabanatuan |
Los rangers del capitán Prince lograron acercarse al recinto. A las 19:40 horas
se produjo el primer disparo. El fuego de los rangers se concentró sobre las
torres japonesas. Los estadounidenses consiguieron abrir brechas en las vallas,
atacando también la puerta principal. Rápidamente, los rangers penetraron en el
recinto. Los sorprendidos soldados japoneses fueron acribillados en el
demoledor ataque y los carros de combate nipones quedaron neutralizados por el
fuego de bazuca.
El capitán Robert Prince, fotografiado después del raid |
En
el río Cabu, la guerrilla filipina hizo explotar las cargas colocadas en el
puente, dañándolo, de tal manera que los tanques no pudieran cruzarlo. La
guerrilla, haciendo fuego con ametralladoras, consiguió frenar a los japoneses
en el río, provocando un número espantoso de bajas entre las filas niponas.
Mientras
tanto, en el campo de Cabanatuan, los prisioneros no reconocieron a sus
liberadores, pues los uniformes habían cambiado mucho desde el comienzo de la
guerra. Los cautivos abandonaron sus barracones corriendo hacia la libertad,
mientras que los más asustados y los que revestían peor estado de salud
precisaron ayuda para abandonar el campo de prisioneros.
Una
hora después del inicio del ataque, una tercera bengala resplandeció en la
oscuridad. El río Pampanga había sido cruzado y tanto rangers como prisioneros
habían salido de la zona de peligro.
Al
abrigo de la oscuridad nocturna, la larga columna de rangers y prisioneros,
como una enorme serpiente, atravesó los campos de Luzón en dirección a las
líneas del ejército del general MacArthur. Lentamente, la extensa formación
logró escapar sin ser descubierta por los japoneses.
La
operación había sido un éxito, saldándose con 522 prisioneros rescatados y 2
rangers muertos. Como reconocimiento a su meritoria actuación, el teniente
coronel Henry Mucci y el capitán Robert Prince fueron condecorados con la Cruz
por Servicio Distinguido. La gesta de los rangers había sido un éxito sin
parangón, el mayor rescate de prisioneros de la historia de Estados Unidos.
Rangers y guerrilleros filipinos tras "El Gran Rescate" |
TRAILER DE "EL GRAN RESCATE" (2005)
“El Gran
Rescate, la liberación del Campo de Prisioneros de Cabanatuan” David López Cabia – Bellumartis Historia Militar
La información expuesta no concuerda. De 8.000 cautivos a 500 rescatados faltan 7.500
ResponderEliminar¿Donde están esos 7.500?
Hola, esa cifra es la de máxima ocupación del campo no la que había en el momento de la operación de rescate. El texto dice "que en su apogeo llegó a contar con un total de 8.000 cautivos". Ahora ya ves que no faltan tantos es que ya no estaban
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