A la hora de analizar el Desastre del 98 la mayoría de
los españoles caemos en el error de buscar la derrota solo en nuestros
problemas internos, obviando el papel de las grandes potencias de la época.
Hasta que
leí este libro no me percaté en lo extraño de que una guerra iniciada por el
apoyo estadounidense a los independentistas cubanos tuviese su inicio al otro
lado del globo. ¿Por qué fue Cavite la primera gran batalla de la Guerra?
La
respuesta es Japón, ya que el Imperio del Sol Naciente en plena carrera naval y
tras la ocupación de Manchuria y Formosa había puesto sus ojos en las
posesiones españolas en oriente. Pero los deseos nipones también se enfrentaban
al deseo de los norteamericanos sobre Hawái y varias islas en el Pacífico para
instalar bases de repostaje de carbón...
Contraportada |
Ante esta
amenaza amarilla, España trató de buscar aliados entre los franceses y rusos
que también veían en peligro sus posesiones asiáticas. Eso si los diplomáticos españoles
hacían todo lo posible para contentar a los británicos que nada se jugaban en
esos lares salvo Hong Kong. Pero estos utilizaron un doble juego por un lado
firmando tratados con Japón mientras que por otro lado comprometiéndose a
construir los barcos que la Armada española precisaba para defender sus
posesiones en el Indico y Pacífico.
Pero en el
98 cuando todo parecía perdido para España en Filipinas, ya que el movimiento
insurgente apoyado tanto por Japón como por EE.UU. haría imposible el control
español del archipiélago era mejor que cayese en manos amigas ya fuese de Washington
o Tokio. Para ello el gobierno británico impidió la entrega a tiempo de los
navíos encargados por España.
Pero además
del análisis de las tramas diplomáticas y de espionaje el autor, Agustín Ramón Rodríguez, un experto en
temas navales, no podía evitar escribir sobre la Armada Española obligada a combatir
“una guerra imposible de ganar” a
miles de kilómetros de la Península.
Y descubrieréis
que el Naval War College de la US Navy tenía planeado desde 1895 el
ataque a Filipinas. El objetivo de este ataque era dividir las ya escasas
fuerzas españolas, lo que consiguieron perfectamente tres años más tarde.
Agustín describe en la segunda parte del libro, el papel de la
industria naval tanto española como extranjera, el intercambio tecnológico
entre potencias, las distintas concepciones de guerra naval de la época. A mí
me llamó mucho la atención que ante la necesidad de navíos el pueblo español sufragó
mediante ayudas voluntarias la compra de varias unidades. Y también como ante
la incapacidad de vencer en una batalla naval a gran escala se concedió una
patente de corso a Ramón de Carranza y Fernández
de la Reguera para asaltar embarcaciones
mercantes estadounidenses en las aguas de la Costa Oeste norteamericana.
Gracias a “Tramas Ocultas de la Guerra del 98” descubriréis
como yo como se repartieron la tarta del Imperio Español entre las grandes
potencias favoreciendo al nuevo imperio que dominaría el mundo en el futuro siglo,
los Estados Unidos de América. De hecho cuatro décadas más tarde los nipones tomarían
aquello que ya deseaban desde hacía tiempo Filipinas y las Islas Carolinas…
Ficha
Técnica:
· Autor: Agustín R. Rodríguez
· Nº de páginas: 300 págs. + 8 de fotos
· Encuadernación: Tapa blanda
·
ISBN: 978-84-9739-164-1
Ante esta amenaza amarilla, España trató de buscar aliados entre los franceses y rusos que también veían en peligro sus posesiones asiáticas. https://consejoscomunales.net/segundo-militarismo-y-la-reconstruccion-nacional/
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