Caballería mecanizada por Navarro Menchón |
“Caballero español, centauro
legendario, jinete valeroso y temerario” así describe el Himno de la Caballería a los soldados que sirvieron a España a
lomos de sus monturas.
Durante
el medievo la caballería era el arma de los nobles y aristócratas, los únicos
que podían permitirse el lujo de servir a sus reyes a caballo. En cumplimiento
de sus deberes feudales los aristócratas debían acudir al llamado de su monarca
con un número determinado de hombres de armas equipados con lanzas, caballeria
pesada para cargar contra las filas de infantería enemiga, y también jinetes
auxiliares que tendrían funciones de caballería ligera...
Banda de Ordenanzas de Carlos V |
Durante
el Siglo XV y principios del XVI la aparición de los estados modernos y la
generalización de las armas de fuego llevó consigo el fin de las levas feudales
y el declive de la caballería como protagonista de los campos de batalla. Según
la mayoría de los autores, las Campañas Italianas del Gran Capitán son el
ejemplo fundamental del nuevo protagonismo de la infantería que gracias a la
combinación de picas y arcabuces vence a la poderosa caballería pesada
francesa. Durante los gloriosos años de los tercios españoles el papel de la
caballería fue esencial al proteger los flancos de los Tercios, como se demostró
en la derrota de Rocroi en 1643. En
la época de esplendor de los ejércitos españoles la caballería estaba dividida
en tres grupos principales: lanzas, corazas y los arcabuceros a caballo o
dragones.
Durante
el siglo XVII la caballería estaba organizada mediante compañías que solo se unían
en unidades superiores en el campo de batalla por motivos económicos, ya que el
coste de mantenimiento de grandes unidades era muy alto. En Francia durante el
reinado de Luis XIII y XIV se fue introduciendo el sistema regimental también
en las unidades a caballo mientras que el escuadrón sería la unidad táctica
básica. Esta organización llegaría a España con el primer monarca español de la
Dinastía Borbónica, Felipe V, que introduciría estas nuevas unidades durante la
Guerra de Sucesión. En el óleo que aquí se expone, Antonio Navarro Menchón
refleja la carga del Regimiento de la
Reina en la Batalla de Almansa donde la superioridad de la caballería
borbónica, francesa y española, tuvo un papel esencial.
Batalla de Almansa de Antonio Navarro Menchón |
Hasta
finales del siglo XIX la caballería seguiría desempeñando su doble papel en los
campos de batalla: La carga frontal o las misiones de reconocimiento y
hostigamiento. Pero una nueva arma, la ametralladora pondría fin a las épicas
cargas a caballo que hizo peligrar el futuro de esta arma que tuvo que
adaptarse a los tiempos y a los cambios tecnológicos. La respuesta fue la
mecanización y la utilización de los vehículos blindados en sustitución de los
equinos como medio de transporte para realizar sus eternas misiones de
infiltración entre las líneas enemigas donde la velocidad es esencial. Al igual
que hace siglos la moderna caballería tiene la capacidad de realizar ataques en
profundidad lejos de sus propias líneas por lo que además de los carros de combate,
Leopard 2A4, son esenciales los BMR y Pizarros para el transporte de la
tropa de apoyo durante las infiltraciones.
Estatua en la entrada de la Academia de Caballería. Valladolid |
Este texto y varios más del blog Bellumartis Historia Militar formarán parte de la exposición del pintor Antonio Navarro Menchón en el Museo Militar de la Coruña, del 18 de octubre al 20 de diciembre.
“La
Caballería Española” Francisco García Campa – Bellumartis Historia Militar
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