Gracias
al cine y la literatura fantástica miles de personas en todo el mundo están
familiarizadas con el tiro con arco. Todos hemos vibrado leyendo sobre
Guillermo Tell, Robin Hood, Ojo de Halcón, Legolas…Pero debemos ser cuidadosos
y no dejarnos llevar por primeras impresiones, por espectaculares que sean.
En
efecto, el tiro con arco es un arte complejo que requiere de mucha práctica y
constancia. Lo que a ojos de alguien sin mucha relación con el tiro puede
parecer aburrido y anodino (como acertar a una diana a 80 metros con un arco
tradicional japonés, por ejemplo) es en realidad una proeza digna de elogio.
Así,
que me dispongo a explicaros unos cuantos datos que ayudarán a quienes tengan
interés en conocer un poquito más este arte casi olvidado pero que poco a poco
va resurgiendo. Espero que esto haga que os pique la curiosidad y os haga
aprender un poquito más sobre una práctica que creó, mantuvo y destruyó
imperios. Si queréis saber un poquito más sobre el tema y mi proyecto de
recuperación de la arquería histórica podéis encontrarme en Facebook
y en Instagram. ¡Allá
vamos!
1. El arco es incómodo de usar defendiendo un castillo.
El
arco es un arma fantástica para ayudar a defender una posición más o menos
fortificada, eso es obvio para todo el mundo. No obstante, es cierto que hay
lugares en los que funciona mejor que en otros.
Para
entender por qué el arco no acaba de encajar muy bien en un castillo (aunque se
usara en mil y una ocasiones con éxito) hay que entender bien su morfología y
el lugar donde se usa. Un arco europeo o asiático mide, como poco, 140 cm como
mínimo (el arco largo podía llegar a los dos metros). Eso hace que,
disparándolo desde lo alto de una muralla, el arquero se vea obligado a adoptar
posturas incómodas para evitar que los extremos del arco toquen el techo, las
protecciones de la muralla o incluso golpee al resto de compañeros que pelean
contigo.
Si
los atacantes consiguen llegar a la base de la muralla o de una torre, el
arquero deberá disparar hacia abajo doblándose sobre sí mismo, lo cual hace muy
difícil abrir un arco de combate al máximo y obliga al arquero a abandonar
momentáneamente sus protecciones para poder apuntar y eso, según los médicos a
los que he consultado, es poco recomendable ya que las flechas, piedras y
jabalinas enemigas son muy malas para la salud.
Por
ello, en el contexto de defensa de un castillo la ballesta acaba siendo la
reina. Permite disparar agachado, apuntar en espacios estrechos como aspilleras
y saeteras y es más cómoda de llevar en las estrecheces de un castillo. Incluso
algunos tratados militares y de arquería (como el famoso “Gala de caballeros,
blasón de paladines” del granadino Ibn Hudhayl) indican claramente la
preferencia del uso de la ballesta sobre el arco en el contexto de defensa de
un castillo.
2. En Europa se dispara con 3 dedos, en Oriente con el pulgar.
A
grosso modo podemos afirmar que la mayor parte de técnicas de tiro europeas
implican el uso de tres dedos (índice, anular y corazón) para tensar el arco,
mientras que en Asia se prefiere la técnica del pulgar. Obviamente, no es una
única forma de agarre y suelta, sino que hay mil y una variantes de agarre
tanto en un caso como en otro.
Este
dato puede parecer curioso y de difícil comprensión para quienes no acostumbren
a disparar, pero una breve explicación hará que sea fácilmente entendido el por
qué de esta variedad de técnicas.
El
arquero europeo es, eminentemente, un arquero a pie. Dispara de pie, de
rodillas, andando, emboscado y en mil y una situaciones, pero siempre se
desplaza gastando la suela de sus zapatos. Disponer y mantener un caballo era
un lujo en esas latitudes, por lo que estaba solamente al alcance de los más
pudientes.
Por
el contrario, en Asia (especialmente en las zonas esteparias) los caballos son
muy sencillos de encontrar y mantener. No era extraño que los guerreros de la
estepa (turcos, mongoles etc) pudieran contar con varias monturas, incluso
entre los estratos más humildes de su sociedad. Eso, sumado a las largas
distancias a recorrer (kilómetros y kilómetros de interminable estepa o
desierto) hacía que la guerra en Oriente implicara el uso de miles de caballos
para desplazar las tropas, por lo que la lucha a caballo era una habilidad
básica. Teniendo en cuenta que el arco era un arma de máximo prestigio (lo
veremos en el siguiente punto), eso hacía que el arquero en Oriente fuera,
eminentemente, un arquero montado.
3. En Oriente el arco tenía el prestigio nobiliario que la espada en Occidente.
Desde
el Antiguo Egipto hasta la época Otomana, el arco en Oriente se consideró un
arma noble y refinada. Reyes y generales portaban orgullosamente su arco al
cinto (usando carcaj de cintura) o en la mano en el fragor del combate y no era
extraño que cayeran luchando con sus lujosos arcos (como le ocurrió a Alí Bajá
en la batalla de Lepanto).
Esto
ocurría así, en primer lugar, por el tipo de guerra que se lucha en Oriente
(ved el punto anterior) y porque los arcos usados en Oriente son verdaderas
obras de arte. En efecto, mientras que la mayor parte de arcos occidentales son
del tipo “arco simple” (fabricados con una sola pieza de madera) los arcos
orientales son arcos compuestos (fabricados con varios materiales –
normalmente, madera, cuerno y tendón – y con los extremos del arco recurvados
para imprimir mayor impulso a la flecha).
Para
fabricar un arco compuesto se necesita, en primer lugar, una formación técnica
amplia y consolidada. El tratamiento de los materiales, la complejidad de los
procesos y el esmero que requiere fabricar un arco de estas características
hace que éste sea un objeto lujoso y caro. Además, de media se puede tardar más
de un año en fabricarlo (desde el secado de materiales a darles forma,
encolarlos y equilibrar el arco) por lo que el correcto mantenimiento de el
arco es fundamental para evitar que algo tan caro se eche a perder.
De
esta manera, vemos el por qué del prestigio del arco compuesto como arma
principal en Oriente. Teniendo en cuenta la larga lista de conflictos entre
Occidente y Oriente (de las guerras
Médicas,
pasando por las Cruzadas y los conflictos coloniales) podemos entender que esta
arma se “demonificara” un poco en Occidente: al ser el arma favorita de mi
enemigo, le acabo cogiendo manía.
4. La clave del uso del arco en batalla es la coordinación y la planificación.
El
cine y la ficción acostumbran a pintar a los arqueros de dos maneras: como
especialistas en disparar en preciosas parábolas o como francotiradores
legolísticos. Si bien se les exigía disparar a cierta distancia y tener
puntería (obvio), la cosa es más compleja e intentaré resumirlo bien, si bien
todos los detalles están en mi libro “El Arquero Histórico: breve
introducción al arte de la arquería histórica”).
La
clave del asunto es la de entender aquello que sustenta un ejército: la
cohesión y la disciplina. Cuando se pierden (da igual el motivo: hambre, que
muera el comandante, lealtades vacilantes, enemigos implacables…) dicho
ejército estará en un serio apuro. Y los arqueros se especializaban
precisamente en eso: romper la cohesión a flechazos.
¿Cómo
se consigue? Siendo capaz de lanzar salvas de flechas de manera coordinada en
equipo apuntando a una unidad concreta del enemigo hasta debilitarla tanto como
para mermar su capacidad de combate y, eventualmente, ponerla a la fuga con una
decidida carga de la infantería o la caballería, ya que raramente se exigía al
arquero que cargara, aunque hay honrosas excepciones. El mejor paralelismo es
el del mosquetero: no es capaz de hacer puntería individual por las
particularidades de su arma, pero a la distancia adecuada y con coordinación de
unidad es capaz de hacer estragos en el enemigo. El arquero hace lo mismo, pero
en vez de con plomo y pólvora con músculo y acero.
Por
tanto, la clave del asunto radica en coordinación como unidad y capacidad de
dirigir el fuego con puntería, no tanto apuntando a objetivos individuales sino
a la unidad enemiga en sí para que las flechas lanzadas por toda la unidad
dañen a la unidad enemiga causando bajas y enturbiando las filas. Poco a poco y
con insistencia se puede llegar a colapsar al enemigo o dejándola
suficientemente reblandecida como para rematarla con un ataque decidido.
La
distancia de combate varía en función de la época y la tradición arquera, pero
la clave para calcularla es siempre la misma: la capacidad de penetración de
las flechas propias, la velocidad de avance del enemigo y las protecciones que
lleve. Los comandantes debían tener en cuenta estos datos para elegir cómo
emplear a sus arqueros.
Así
que ya vais el asunto. No se trata de disparar al cielo para que lluevan
flechas, sino organizar a los arqueros y utilizarlos maximizando sus
capacidades mientras se les protege del enemigo. Sencillo de explicar, complejo
de ejecutar.
5. La técnica de tiro usada para disparar un arco histórico (independientemente del agarre y el tipo de arco) se llama tiro instintivo.
El
tiro instintivo es una técnica de tiro antiquísima pero que todavía se utiliza
profusamente, aunque, desgraciadamente, en el mundo de la arquería actual se
está promocionando más las técnicas de tiro que se basan en tecnología.
La
mejor manera de entenderla es con un ejemplo de infancia. Todos hemos jugado a
tirar piedras en la montaña cuando éramos pequeños. Hemos elegido una diana (un
arbusto, una lata…), hemos empuñado una piedra y la hemos lanzado con todas
nuestras fuerzas. No nos paramos a apuntar, sencillamente miramos a la diana y
lanzamos la piedra. Si fallábamos y teníamos paciencia, repetíamos la operación
hasta dar en el blanco.
Pues
tirar con un arco histórico funciona igual. A través del cálculo mental de la
distancia y la memoria muscular, un arquero histórico era capaz de acertar
donde se le mandara disparar. La clave es dominar perfectamente la secuencia de
tiro (dicho resumidamente: prepararse, abrir el arco, apuntar y soltar
correctamente) y practicarla hasta la saciedad para que nuestros músculos la
retengan dentro de sí y nos ayuden a repetirla una y otra vez hasta que entre
dentro de nuestro ADN y podamos hacerla perfectamente sin importar las
circunstancias.
EN
BHM TENEMOS MÁS HISTORIAS QUE OS GUSTARAN
ARQUERO
INGLÉS DE MEDIADOS DEL SIGLO XIV
MAD
JACK CHURCHILL UN SOLDADO DE OTROS TIEMPOS
ASEDIO
Y DEFENSA DE LA CIUDAD DE JAÉN EN 1465
“5
curiosidades de la arquería histórica que debes conocer
Ismael
Hernández Rueda – Bellumartis Historia Militar
Un artículo bastante claro y ameno, lleno de información, ¡gracias!
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado y dentro de poco habrá un podcast sobre el tema
Eliminar