En la sombra del águila, de Arturo Pérez-Reverte, relato breve y humorístico en el que unos soldados españoles, atrapados en Dinamarca, forman un batallón de inexistente numeral, intentan desertar, pasándose a los rusos. Interpretando erróneamente el movimiento, el Emperador lo toma por un acto de heroísmo y ordena en su auxilio una exitosa carga. Este relato fue publicado en el diario El País en 1993, mientras Arturo Pérez-Reverte cubría, el conflicto de Bosnia. Bajo su tono desgarrado, lúcido, divertido y trágico a un tiempo, el autor desvela una descarnada y mordaz visión de la guerra.
En la instrucción inicial del Emperador (5-12-1808), dicho regimiento debía haberse llamado Real Napoleón de España. Habría de constituirse con los restos españoles retenidos del Ejército de Norte, después de su fuga en barcos ingleses hacia España, encabezada por el Marqués de la Romana.
En 1807, dos divisiones españoles, con 12000 infantes, 1800 jinetes. zapadores y una batería, se situaban en Dinamarca en observación de Suecia, dentro de la economía estratégica de Napoleón, en teoría aliado. No es sitio aquí para el novelesco regreso, pero sí debemos indicar que resultan retenidos dos de sus regimientos de infantería; Asturias y Guadalajara, uno de caballería; Algarve, la escolta de Bernardotte, escogida del Zamora, y algunos artilleros. De buen grado, el general Kindelán, Legión de Honor y cuya sangre irlandesa tira más contra Inglaterra que contra Francia, queda a su frente. En las Tullerías, ofrecer al Emperador constituir un regimiento de infantería y otro de caballería, ambos con el nombre José Napoleón, logrando sólo el primero. La elección del uniforme, es suya. Está en el uso general de otro color básico, que no el azul de la tricolor, para los no franceses del ejército imperial, como por ejemplo el rojo para los suizos. Los vivos verdes sobre blancos a veces han hecho confundir nuestro regimiento con unidades italianas similares.
Lámina de José M. Bueno |
Formado
por cuatro batallones de guerra y uno de depósito. Cada uno de
ellos, de acuerdo con el canon en vigor, tendría cuatro compañías
de fusileros, una de granaderos y otra de voltigueurs; cordones rojo
y verde respectivamente. Ambas unidades “de flanco” usaban sable
briquet mientras que los fusileros no. Escarapela roja (la de
España). Sueldos y cuadros como los franceses, salvo que se añade
capellán. Los oficiales españoles, designados por Kindelán cuyo
segundo (mayor) es un francés algo singular; Marie Josep Tschudy, y
no por su nombre que así aparece y no al revés, como se supondría
en una época poco trans; procede de emigrado realista y ha pasado
por la Legión Portuguesa. Las órdenes serían en Español. Cada
batallón tenía una bandera con moharra simple, sin el águila
característica francesa.
En la iconografía no aparece, pero hay decreto para que sus granaderos llevasen morriones de pelo. Es dudoso que llegaran a tenerlo. La placa del chacó pone JM, rodeado de la leyenda “infantería española”. En 1813 las casacas se modernizan pasando a ser cerradas y del faldón más corto. A esta última etapa pertenecen las únicas tres imágenes coetáneas de la que nos valemos para su reconstrucción: un oficial y un granadero en el Manuscrito de Danzig y un fusilero en el de Berna.
Lámina de José M- Bueno |
Se jugó al falso rumor de que serían destinados a España. En febrero de 1810 constaba de 4196 hombres, acantonados en Besanzón y Aviñón. Cierta dispersión era medida precautoria o de desconfianza. De hecho, el rey José los reclama para su ejército español, pero su poderoso hermano preferirá usarlos primero en trabajos de fortificación, y siempre lejos de la Península.
En 1811 se prepara la campaña de Rusia. Los Bón. 2º y 3º son enviados a Alemania, bajo el mando de Davout, que recibe la indicación de Napoleón de no ponerles en vanguardia o en guarnición muy fronteriza. A diferencia de otras unidades, tendrán Misa los domingos. Kindelán enferma, y el cautivo de Fernando VII ¡llega a pedir a Napoleón el mando del regimiento para su hermano Carlos!. Menos mal, para la futura historia del carlismo, que tal nepotismo no se dio, pero sí el del hijo de Kindelán, al mando de los otros dos batallones, 1º, y 4º, en Italia.
En 1812 se marcha sobre Rusia. Manda el coronel Tschudy. Para capturar dispersos y rezagados se forma una unidad ad hoc, y desertan 133 españoles, que disparan contra un teniente francés. Capturados, se fusila a todos los suboficiales y a la mitad justa de la tropa. Los otros dos batallones, en otra columna, marchan, más en vanguardia. En contraste, la víspera de Borodinó, los dragones rusos arrollan a un regimiento francés. Los españoles forman un cuadro y les rechazan, infringiendo muchas bajas a la caballería rusa. Al día siguiente, la unidad de Tschudy escolta la artillería; sufre dos muertos y 34 heridos. Más tarde marchan contra Kutusov, luego de haber sufrido un bombardeo mientras ¡dormían manteniendo el cuadro!. Más tarde, bajo el mando del famoso Murat, ocupan Zelkowo junto al 33 de línea. Atacados por la caballería rusa forman un triángulo irregular. Se sostienen, siendo herido el coronel, muerto un jefe de batallón, con otros 19 hombres y 255 heridos.
Son los primeros en entrar en Moscú. En torno a la ciudad participan en diversas hostilidades con los rusos.
Ya en la retirada, forman en la retaguardia bajo el mando de Ney, que es en tales casos el puesto más comprometido. El 18 de noviembre rompen un cerco de 40.000 rusos, con 76 bajas, entre ellas, son apresados los jefes de batallón, uno de ellos pintado por Dalmau como se aporta. En Orchha se reúnen los restos de loa cuatro batallones, 4 oficiales y 110 soldados. Junto con otros dispersos ya en Vilna, Lituania, el 4º batallón, 300 hombres con su jefe O´Donell, se pasan a los rusos.
rafael llanza y de valls y el regimieto Jose Napoleón y por Augusto Ferrer Dalmau |
Acabada ya la desastrosa campaña rusa, quedan 1200 en el depósito de Maastricht, con el mayor Kindelán (el hijo). Hay bloqueados en Alemania algunos más, con los que Napoleón dispone que se reorganice en dos batallones. 12 oficiales y 816 soldados en Coblenza, retomando el coronel Tschundy, que seguirán combatiendo a prusianos y suecos. Ganan cinco legiones de honor, una para el coronel.
El 25 de noviembre se decreta la disolución del regimiento. Quedan 500 hombres que pasan a formar un regimiento de pioneros (obreros, sólo tenían fusil los cabos), sigue en el mando, ahora menos honroso, Kindelán.
Con la rendición de 1814, quedan 15 oficiales y 172 soldados en Besanzón cuando son licenciados. Así pues tendremos dos vías de duro regreso a la añorada Patria; los abatidos desde Francia y los que, pudiendo gallear un poco más, los hicieron desde Rusia, pues la suerte de Marte les hizo apostar a caballo ganador.
De los primeros, alguno se quedó en Francia, sirviendo en la llamada Legión Hohenlohe; en 1831 se retiró alguno, pero debía adoptar la nacionalidad francesa para tener pensión.
No podemos extendernos con la también interesante historia del Regimiento Imperial Alejandro, vuelto de Rusia con todos los honores y abanderados con la bendición de la zarina. El coronel O´Donell y Conde de la Bisbal dirigió esa vuelta de casi 2000, -al menos un tambor se quedó casado en Rusia-, hombres con uniformes rusos. Tampoco con la atribuida, que no parece cierta, asociación de un pastel ovetense, los moscovitas, con dichos soldados, varios de ellos asturianos.
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