Tras
su victoria “pírrica” en Ausculo el rey
Pirro de Epiro se creía, a la vez, un nuevo Aquiles y un nuevo Alejandro
Magno que debería acabar con la hegemonía romana en el sur de la península itálica
y Sicilia, este territorio se conocía en la antigüedad como la Magna Grecia.
Para conocer a Pirro y su campaña para “liberar”
a los pueblos de origen griego del sur de Italia enviando su ejército al más puro estilo macedónico, la revista Desperta
Ferro le dedica dos números. Mientras el primero Pirro
(I). Un rey contra Roma (DFAyM nº43) se dedica a los primeros años de
su reinado y a describir el ejercito que cruzo el Adriático con rumbo a la
gloria. En el segundo volumen Pirro
(II). El ocaso de un aventurero que es el que hoy os voy a presentar
comienza con la campaña siciliana y finaliza con la poco heroica muerte que
ocupa la excelente portada, obra de Radu Oltean.
Para dar comienzo a la campaña insular
de Pirro, el artículo de Sandra Péré-Nogués sobre la “Sicilia de Agatocles a Pirro” nos da una visión de la historia del
tirano de Siracusa, Agatocles, y como la antigua colonia corintia se convirtió en
una gran potencia del momento. En los siglos IV y III a. C. asistimos a una
revolución en las técnicas poliorcéticas con la aparición de nuevos ingenios de
asedio que dieron lugar a unos nuevos sistemas defensivos que convirtieron a
Sicilia en un referente militar de la Antigüedad. Rosalba Panvini nos mostrara en
“Las
fortificaciones de época helenística en Sicilia” las defensas de
ciudades como Selinunte, Gela o el castillo de Eurialo el bastión principal del
sistema de murallas de Siracusa.
Tras la muerte de Agatocles la división
entre las ciudades las hostilidades explotaron de nuevo en la isla. Los cartagineses
aprovecharon la coyuntura para lanzar una ofensiva sobre las ciudades helénicas.
Estas, en su desesperación, llamaron en su auxilio a Pirro, abriéndole las
puertas de la isla. En “Pirro en Sicilia” Giovanna De Sensi
Sestito nos cuenta como se convierte en Hegemon
de la isla y tras la campaña del año 277 a.C. dio comienzo al asedio de
Lilibeo, que es representado a doble pagina en una preciosa imagen aérea.
Asedio de Lilibeo |
Tras la no tan exitosa campaña
siciliana, Pirro regresa a al penisnula itálica para enfrentarse de nuevo a las
legiones romanas. En “La batalla de Benevento” Michael
Taylor nos da una visión de las tropas enfrentadas, la situación estratégica y
del desarrollo de la batalla en la que Pirro no logro ni siquiera una victoria
de las que llevan su nombre. Aunque como bien dijo Plutarco en la obra dedicada
al rey de Epiro: “Todo lo conquista la palabra, que hasta al hierro del enemigo
podría igualar” no siempre es necesario ganar en el campo de batalla lo que se
puede ganar en los palacios. En “La diplomacia y Pirro” Enrique García
Riaza nos cuenta cómo funcionaba la diplomacia en este periodo entre los estados
a principios del siglo III a.C.
Pero Pirro no olvidaba que en sus venas
corría sangre del gran Alejandro
Magno por lo que su siguiente objetivo fue tomar el trono de Macedonia. Gracias
a “Pirro, rey de Macedonia” por Adolfo J. Domínguez Monedero
conoceremos su enfrentamiento con Demetrio Poliorcetes y su primera llegada al
trono. Pero si hubo una primera es que no fue la única por lo que conoceréis también
los motivos de su caída y como llego de nuevo al trono macedonio.
Pirro entregando el botín de la guerra contra los gálatas en el templo de Atenea Itonia |
Como su ambición no tenía límites, dirigió
su mirada hacia el Peloponeso donde asistiremos “Al ocaso de un rey”.
Gracias a Nicholas Sekunda asistiremos al asedio de Esparta,
no era ya una ciudad carente de murallas, y a la batalla de argos donde las
mujeres tendrían un gran papel en la defensa de sus hogares. De hecho la muerte
del gran Pirro se debe a una teja arrojada por una madre en defensa de su hijo
que en ese momento estaba combatiendo con el monarca.
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Jinete Tarentino y mapa de la batalla de Benevento |
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