Detalle de la estatua de Corbulón en Voorburg, Holanda. |
Obra de Albert Termote (1887-1978). Basado en el pseudo retrato |
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De nuevo de la mano de Marcos Uyá nos adentramos en las
guerras más desconocidas de la Historia de Roma, como ya hicimos hace poco con la de los Catos.
Corría
el año 54 d.C., cuando el emperador
Nerón, adolescente aún, ascendió al poder tras al asesinato de Claudio, su
predecesor, convirtiéndose en el nuevo soberano de Roma. Sin embargo, era un
momento complicado para la política exterior romana ya que uno de sus estados
dependientes, Armenia, había sido
arrebatado por los partos al poner en el trono a uno de sus aspirantes al
mismo, Tirídates, hermano del
soberano parto Vologases I y romper el acuerdo de paz alcanzado con los romanos
que llevaba vigente desde tiempos del emperador Augusto...
Pseudo retrato de Corbulo. Hasta hace poco |
se creia que era el general romano. |
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Nerón,
a instancias de dos de sus más fervientes consejeros, Séneca y Burro, hispanos
de nacimiento, pensó que debía de recuperar el control de Armenia y encargó a Cneo Domicio Corbulón, un experimentado
general, dicha tarea. Corbulón, antiguo cuñado del emperador Calígula y cónsul,
fue nombrado gobernador de las provincias de Capadocia y Galatia, situadas en
Asia Menor.
Cuando
Corbulón llegó, y además con poderes superiores a los de los demás gobernadores
provinciales, vio que el estado de preparación de las cuatro legiones
acantonadas en Siria, con las que pensaba iniciar la campaña, era prácticamente
nulo, desmoralizadas totalmente. Cogió a
dos de ellas, la VI Ferrata y la X Fretensis, y dispuso de un duro
programa de entrenamiento consistente en pasar el invierno en las heladas
montañas de Capadocia para aclimatarlas a las nieves de Armenia imponiendo una
severa disciplina, incluso castigando con la muerte a los desertores.
Mientras tanto,
a la vez que Corbulón ponía en forma a sus tropas, él mismo y el gobernador de Siria, Umidio Quadrato, entablaron negociaciones con Vologases I con
el fin de solucionar el conflicto de manera diplomática, máxime cuando el
soberano parto se enfrentaba a una revuelta en su propio imperio hostigada por
su hijo Vardanes. A pesar de que se llegó a un acuerdo, la tensión entre las
dos potencias del momento aumentaba, ya que el rey parto no dejó de apoyar a su
hermano Tirídates como rey de Armenia e incluso éste emprendió una persecución
contra aquellos armenios que eran leales a Roma. Por tanto la guerra estaba garantizada.
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Por
fin, en el 58 d.C., el conflicto estalló. A las dos legiones entrenadas por
Corbulon, se añadieron seis cohortes de la III Gallica, procedentes de Judea y también contingentes aliados, entre
ellos el rey Antioco de Comagene o Polemón II del Ponto junto con la tribu de
los moscos, que se asentaba en el noroeste de Armenia. El ataque fue lanzado en dos direcciones: los moscos se encargarían
de atacar el norte de Armenia como maniobra de distracción mientras que las
legiones de Corbulón y sus aliados penetrarían desde el oeste. La maniobra
pilló a Tirídates por sorpresa y no pudo contar con la ayuda de su hermano ya
que después de sofocar la revuelta de su hijo, tuvo que hacer frente a otra
rebelión esta vez por parte de los hicarnios, situados en el sur del Mar
Caspio. Esta ventaja fue hábilmente aprovechada por los romanos que en un solo
día asaltaron y capturaron tres fortalezas distintas, ya que Tirídates rehusó
batalla en campo abierto, entre ellas la de Volandum, “el más inexpugnable de todas la provincia”, según Tácito (An., XIII, 39).
Mapa de la Guerra Romano-Parta, campañas del 58-60. Wikicommons |
Desde
allí, Corbulón y sus aliados y junto con los moscos, se dirigieron a la capital septentrional
de Armenia, Artaxata. Tirídates
reaccionó llevando a su ejército en busca del romano, pero no llegó a entablar
batalla alguna y su única maniobra fue la de hostigar al ejército romano camino
de Artaxata. Finalmente las tropas del soberano armenio se retiraron hacia el
este dejando vía libre a Corbulón que llegó a la capital, desalojó a sus
habitantes y la incendió ya que no tenía suficientes fuerzas para establecer
tropas de guarnición. Seguidamente, el ejército romano se dirigió a
Tigranocerta, la capital meridional, que también cayó rápidamente al ejecutar
el general romano a Vadando, un noble armenio que había hecho prisionero y
lanzar, según Frontino en sus Estratagemas,
su cabeza al interior de la ciudad, lo que provocó el pánico entre sus
habitantes que enseguida se rindieron.
Con
la toma de Triganocerta, la cuestión armenia parecía estar ya resuelta más
cuando Nerón nombró a Tigranes como nuevo soberano de Armenia tras la retirada
de Tirídates y tras dejar Corbulón al nuevo rey una guardia personal de mil
legionarios, tres cohortes auxiliares y dos alas de caballería para apoyar al
nuevo soberano. Tras esto, Corbulón se retiró a Siria para tomar el cargo de
gobernador en sustitución del fallecido Umidio Quadrato.
Por
desgracia para los romanos, el conflicto
no había finalizado, ya que en el 62 d.C., Vologases I, después de aplacar la rebelión de los hicarnios, puso sus miras en Armenia. El pretexto
fue el ataque del nuevo soberano armenio a la provincia parta de Adiabene, en
donde el gobernador Monobazo solicitó ayuda al rey parto. Jugándose su
prestigio, el rey parto mandó a su mejor general, Monaeses, a que recuperase
Triganocerta como primer paso para recuperar Armenia y devolvérsela a su
hermano Tirídates. Pero el asedio fracasó, ya que Corbulón, estando en Siria y
enterado de la invasión, mandó a Verulano Severo con dos legiones, en auxilio
de la ciudad además de solicitar a Roma a que enviase a un nuevo gobernador que
se encargase de la cuestión armenia. El gobernador
enviado era Gayo Cesenio Peto
quién llegó en un momento en el que tanto Corbulón como Vologases habían
llegado a un acuerdo de paz, en la que los partos enviarían una embajada a Roma
que finalmente fracasó con lo que el rey Vologases reanudó las hostilidades.
Guerra Romano-Parta, campaña del 61-63. Wikicommons |
Peto,
que no tenía la grandeza militar de Corbulón, creyó que con sólo dos legiones,
la IV Scythica y la XII Fulminata, podría derrotar fácilmente a
los partos. Mientras tanto Corbulón, temiendo una invasión parta en Siria,
reforzó sus defensas con las legiones VI Ferrata,
X Fretensis y las cohortes de la III Gallica, lo que obligó a los partos
cambiar sus planes y penetrar por Armenia.
Este
plan pilló de sorpresa a Peto, quien confiado, y esperando devolver la afrenta
a los partos por el asedio de Tigranocerta, sufrió una emboscada cerca de
Rhandeia y pese a enviar urgentes peticiones de auxilio a Corbulón (Tác., An., XV, 8), capituló antes de que éste
se aprestara a socorrerle. Los términos de la capitulación fueron humillantes
para Roma ya que estos debían abandonar Armenia y erigir un puente sobre el
cercano río Arsanias para que Vologases pudiese cruzarlo en triunfo montado en
un elefante. Afortunadamente la llegada de Corbulón revirtió la situación y a
pesar de que Peto intentó convencerle de recuperar Armenia rechazando tal
propuesta, pudo entablar unas duras negociaciones de paz con el soberano parto,
en las que Corbulón reconocía a Tirídates como rey de Armenia pero se
convertiría en aliado de Roma y sería reconocido por el emperador Nerón como
tal.
Corbulón,
pocos años después, en el 67, a pesar de su servicio a Roma y de la popularidad
que gozaba entre los soldados, fue
obligado a suicidarse mientras se encontraba en Grecia por estar
supuestamente implicado, debido a la acusación promulgada por su yerno Lucio
Anio Viciniano, en un complot contra el emperador Nerón.
BIBLIOGRAFÍA, si quieres comprar los libros en Amazon pincha en los titulos y ayudaras a BHM:
Goldsworthy, A.: “«Imperial
legate: Corbulo and Armenia». In the name of Rome: The men who won the Roman
Empire”. Phoenix, 2007.
Tácito, C.: Anales,Libros XI-XVI (30). Madrid: Gredos, 1980.
“Corbulón y la Guerra
contra los Partos en tiempos de Nerón” Marcos
Uyá Esteban – Bellumartis Historia Militar
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