En BHM os contamos hace ya un tiempo, los Diez Mandamientos del Francotirador Alemán extraídos de un documento de los scharfschützen en los que nos mostraban los aspectos básicos para lograr lucir la codiciada insignia de francotirador.
Pero esta vez vamos a conocer “los secretos del
éxito de Simo Häyhä” el soldado fines que con sus 505 bajas confirmadas
sigue siendo el francotirador más letal de la Historia. Para ello tomare como
referencia la excelente obra de Tapio Saarelainen La
muerte blanca donde además de contarnos la vida de Simo nos desvela
como eran las tácticas de los “sniper”
durante la Guerra de Invierno entre la URSS y Finlandia.
Partiendo de las cualidades innatas como “una
mentalidad independiente, pensamiento sereno y nervios de acero” como una
infancia en el campo donde la caza era una actividad diaria para sobrevivir, el
ejército solo tuvo que pulir y perfeccionarlas. A continuación os enumero esas
características y cualidades que le convirtieron en leyenda no solo en
Finlandia sino entre todos los tiradores selectos actuales.
El cabo Simo Häyhä |
FRÍA DETERMINACIÓN Y EXPERIENCIA DE CAZADOR
Su determinación por cumplir la misión hacia que si
a la primera no lograba alcanzar su objetivo cambiaría de posición y buscaría nuevas
aproximaciones. Esta lección de acecho constante lo aprendió en su dilatada
experiencia como cazador, llegando a predecir los movimientos tanto del animal
como del soldado enemigo. Esta capacidad de predicción era fruto de la larga
observación de las rutinas y comportamientos de su objetivo, habilidad que
había desarrollado en la caza. Ya que un pájaro se puede echar a volar sin
previo aviso y sin motivo aparente lo que hace que el cazador vaya
desarrollando una serie de capacidades predictivas que le ayudarían en su labor
de francotirador, como bien resume esta frase del libro “Es mucho camino [el
entrenamiento de francotirador] el que hay que recorrer, pero, como se dice a
menudo, el sudor ahora sangre en el campo de batalla”, y el ya traía esta habilidad
entrenada de casa.
VALENTÍA Y CONFIANZA EN SI MISMO
Sabía de sus cualidades, sus fortalezas y puntos
débiles por lo que confiando en sus capacidades físicas afrontaba retos a su
alcance no buscando la fama. Como era propio de los habitantes de Carelia, no
era de presumir con palabras sino que dejaba que sus actos hablasen por él.
CARÁCTER FRÍO
En las entrevistas con el autor del libro no
desvelo un odio hacia el soldado ruso sino más bien un respeto para el soldado
ruso que luchaba por su nación y nunca los subestimo como combatientes. No existía
odio contra los invasores sino el deber de un soldado de defender su nación
empleando sus mejores capacidades, “siempre esperaba tenerlo a plena vista, y
apuntaba con firmeza a la mitad del blanco. No sentía nada por el enemigo.
Disparaba y recargaba en tanto que hubiese enemigos a la vista”.
Fusil M/28-30 |
CONOCER Y MANTENER EL ARMA
Una
de las características de todo producto manufacturado en serie es la apariencia
de una perfecta homogeneidad entre los productos de la misma gama, pero la
realidad es muy diferente. Pequeñas diferencias en el calibre, densidad o peso
hacen que ante la necesaria precisión de los francotiradores, el arma debe ser
siempre la misma.
En
el caso de Simo en vez de emplear el M/91 la versión finlandesa del
Nossin-Nagant, fusil de dotación del Ejército. Apostó por el modelo M-28 pero
en la versión mejorada de los años 30 que sustituyo la mira trasera rusa
(M/1910 Konovalov) por una nueva mira mejorada por Harry Master para la Guardia
Civil Finlandesa, pero recordar que no nos referimos a una mira telescópica
sino a la típica rueda que alza la mira
del rifle. A mediados de la década se mejora el arma con culatas de abedul
realizadas por la fábrica SAKO. Pero será en 1937 cuando se perfecciona el
fusil y se convierte en el arma oficial de las competiciones del Campeonato
Mundial de Tiro de Helsinki.
El
arma de Simo era el número de serie 60974 del modelo M/28-30 con una longitud
de 1.190 mm, cañón de 685 mm diseñado por SkY y peso de 4.3 kilos. La distancia
entre miras era de 59 cm y la varilla estaba marcada con 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8,
10 con una distancia mínima marcada de 150 metros, la normal en las galerías de
tiro finesas.
Simo con su rifle honorífico, entregado por su hablidad |
APUNTAR
Al
contrario que el cine la realidad es que un francotirador de combate no suele
apunta a la cabeza. Simo apuntaba siempre a la parte media visible del objetivo
conocido actualmente como “centro de gravedad”. No perdia el tiempo en hacer un
disparo a una zona concreta del cuerpo ya que buscaba la rapidez por lo que
siempre tenía ajustada la mira a 150 metros que el rango más común de disparo
estaba entre 100 y 150 metros. La calibración continua de la mira “siempre que tenía
una razón para hacerlo” casi a diario disparando a troncos, pero su objetivo
favorito eran los pinos enanos cubiertos de nieve ya que el impacto en la nieve
era fácilmente observable.
LA “LECTURA” Y EMPLEO DEL TERRENO
Su
experiencia montera hacia que su sentido de la orientación le permitió tener en
su mente el mapa del campo de batalla, un objeto escaso en esa época para la
tropa, ya que era un objeto reservado para oficiales. Su capacidad de recocer fácilmente
los terrenos, le confirió una ventaja competitiva frente a sus adversarios.
Reconocer
buenas posiciones de tiro, caminos de huida y sobre todo los cambios imperceptibles
para otros en el paisaje que daban pista de la presencia de tropas enemigas,
eran algunas de sus mejores cualidades. Serían las enseñanzas de su padre para
aprender a calcular distancias en los bosques nevados, los que le darían una
capacidad de calcular distancia con un error de dos o tres pasos a distancias
de 150 metros por lo que no necesitaba la compañía de un observador de tiro
para hacer esos cálculos.
CAMUFLAJE DE LAS POSICIONES DE TIRO
Gracias
a su perfecto conocimiento del terreno sabía aprovechar los escondites
naturales sin necesidad de crear puestos de tiro artificiales. Aunque en las
entrevistas decía que no las preparaba, la realidad es que si hacia pequeñas
modificaciones para ocultar su pequeña figura, media poco más de 1.5 metros, como
añadir un pequeño montículo tras él para distorsionar su figura.
Además de vestirse con un mono mimético blanco, de ahí el apodo “la muerte blanca” camuflaba el cañón del arma con vendas blancas, sin pintar las partes no cubiertas por estas. Su mejor camuflaje era su capacidad de permanecer estático sin realizar ningún movimiento que le delatara.
Estos
son algunos de los secretos que descubriréis en el
libro La muerte blanca que os reseñamos
en BHM, junto a un profundo análisis de las tácticas de francotiradores
empleadas en la Guerra de Invierno y Recuperación por los soldados selectos
fineses.
ECHA UN VISTAZO AL LIBRO “LA MUERTE BLANCA”
El segundo teniente Simo Häyhä tras recuperarse de la heridas en 1940 |
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Francisco
García Campa – Bellumartis Historia Militar
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