Existen figuras históricas que forman
parte de la cultura popular gracias a libros y películas. Un claro ejemplo de
estos personajes en los que ficción y realidad se mezclan es el de Drácula, ·el
pequeño dragón”, nombre con el que Bram Stoker llamó al vampiro protagonista de
sus libros.
Aunque
sería mejor el apodo también siniestro de “el empalador” el que mejor describe
a Vlad Tepes, el príncipe de Valaquia cuya sangrienta vida daría lugar al mito
del conde Drácula. Gracias al nº54 de Desperta Ferro Antigua y Medieval
descubriréis la verdad detrás del mito y como a veces la realidad supera a la
ficción, incluso en crueldad.
Nos
dirigimos al siglo XV en
la dura frontera entre la cristiandad y las fuerzas otomanas en la que la
lucha por la supervivencia era el día a día de una vida de violencia y guerra
constante. En el artículo de Matei Cazacu “Encrucijada entre titanes
Valaquia en el siglo XV” conoceremos
como este cruce de caminos situada en la mitad sur de la actual Rumanía.
Pero será en “Los secuaces de Drácula” donde gracias a Andrei Pogăciaș
conoceremos a esos soldados curtidos en las luchas fronterizas. Veremos cómo
era la organización, tácticas y panoplia de las huestes valacas, en las que
debido a la geografía, mayoritariamente llana, protagonizadas por la caballería
especialmente la pesada formada por los boyardos ( Nota BHM: nobleza
terrateniente eslava). Tengo que destacar en este momento dos magnifica
ilustraciones de José Luis García Morán que reflejan la panoplia de un boyardo
valaco a caballo y de un peón campesino.
Tras
conocer el territorio y a sus guerreros, toca el turno de su soberano y su
llegada al poder, “Vlad III Drácula, El
Empalador” de nuevo de la mano de Matei Cazacu. Como jugó con las alianzas
con húngaros y otomanos para asegurarse la paz que le permitiese acabar con los
boyardos rebeldes y realizar una dura campaña contra todo aquel que trasgrediera
las leyes. En estos actos de fuerza contra los rebeldes, criminales y enemigos
capturados fue donde se ganó el sobrenombre de “el empalador”.
Su
poder residía no solo en la política del miedo, que aplicaba muy eficazmente,
sino en una red de fortalezas y palacios que conoceréis gracias a Gheorghe I.
Cantacuzino en “Los Castillos de Drácula”.
Por cierto el que dicen en Transilvania que era suyo no lo es realmente. Ya que
como veremos en “Las siete ciudades de Transilvania” esta región de la actual
Rumania era un territorio de Hungría y no de Valaquia como nos explica Ladó
Árpád-Gellért.
Una
de las facetas más destacadas de este soberano que gobernó en tres periodos
distintos fueron sus habilidades militares tanto en su propio reino como al
servicio de otros señores. Es lo que nos muestra Andrei Pogacias en “Señor de la Guerra. Las campañas militares
de Vlad Tepes” de forma cronológica y que gracias a un mapa a doble página
seguiremos perfectamente. “En sangre en el Danubio” conoceremos gracias a
Sergiu Iosipescu la guerra contra Mehmed III en junio de 1462 donde entre otras
batallas veremos el asalto nocturno al campamento turco en Targoviste.
Para
acabar este excelente número de DF es necesario ver cómo fue la creación de la leyenda
y la evolución “De Vlad Tepes a Drácula.
Un mito inmortal” donde veremos que se fue creando en las comunidades de exiliados
valacos una “leyenda negra” , que exageraba los ya de por si excesivos castigos
del príncipe valaco. Pero sería en el siglo XIX donde su figura se tergiversa
completamente dando lugar al mito del vampiro.
ESTAS HISTORIAS DE BHM OS PUEDEN
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“Vlad Tepes, Drácula. Revista”
Reseña de Francisco García Campa –
Bellumartis Historia Militar
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