“Atlas des relations internacionales”, Pascal Boniface |
El siglo XX fue escenario de una serie de cambios políticos que ocasionaron el actual mapa europeo, hoy vamos a recordar la evolución de las fronteras y su vinculación con los conflictos bélicos que conmocionaron a Europa durante este periodo.
Nos encontramos ante una serie de mapas políticos de parte del continente europeo
en los que se nos muestra la evolución de las fronteras a lo largo del siglo
pasado. Se debe destacar la ausencia de la península Ibérica y las Islas Británicas
debido a los escasos cambios fronterizos ocurridos en este siglo, salvo la
independencia de Irlanda que será comentada en el momento oportuno.
El primero de los mapas
nos muestra el estado de las fronteras a principios de 1914, antes del comienzo
de las hostilidades en agosto de este año. A primera vista destacan dos estados
sobre el resto, que son el Imperio Austro-Húngaro y el Ruso.
El
territorio más importante para comprender el desarrollo de los acontecimientos
se encuentra en el sur, en la Península Balcánica, lugar de choque entre estos
dos imperios, en especial, el pequeño país de Serbia. Rusia tras la derrota
contra Japón en 1905 dirigió su atención a los territorios Austro- Húngaros y turcos,
apoyando a los eslavos de Serbia. En 1912, Grecia, Serbia y Bulgaria derrotaron
a Turquía en el control por Macedonia, si bien los vencedores se enfrentaron
entre ellos en 1913 en la Segunda Guerra de los Balcanes, siendo derrotada
Bulgaria. Mediante el Tratado de Bucarest, Grecia y Serbia se repartieron los
territorios de Macedonia. También se decidió que Serbia debía abandonar el
territorio de Albania, que había sido ocupado durante el conflicto por su papel
estratégico como salida al mar. Como consecuencia de la presión Austro- Húngara
para debilitar a Serbia se constituyó el Reino de Albania...
Otro
punto importante del análisis se encuentra en la frontera entre Francia y
Alemania, en los territorios renanos de Alsacia y Lorena, perdidos por Francia
en la guerra Franco- Prusiana de 1870-1871 (Paz de Fráncfort del Main).
El
segundo de los mapas refleja la situación europea en el periodo de
entreguerras, tras la Primera Guerra Mundial y el comienzo de la política
expansionista del III Reich alemán. Las nuevas fronteras se configuraron en una
serie de Tratados de Paz en Paris a lo largo de 1919. Como consecuencia de
estos acuerdos desaparecen los dos grandes imperios centroeuropeos, Alemania y
el Austro-Húngaro, y se instauran sendas repúblicas.
En
junio de 1919 se firma el Tratado de Versalles por el cual Alemania pierde
Alsacia y Lorena que pasan a Francia y durante quince años el territorio minero
del Sarre bajo la administración de la Sociedad de las Naciones. Por su parte
los territorios de Eupen y Malmedy pasaron a ser de Bélgica. En el oriente
europeo Polonia logró su territorio a costa de los territorios de los imperios
limítrofes, así por el citado tratado fueron cedidos la Alta Silesia, Posmania
y el corredor polaco (salida del Báltico). Debe destacarse también que por el
citado tratado fue derogado el acuerdo entre las potencias centrales y las
soviéticas en Brest-Litovsk, que había asegurado a los revolucionarios la
posesión de sus territorios al este de la ciudad. Como consecuencia de la
anulación de este acuerdo Finlandia, Lituania, Letonia y Estonia lograron su
independencia y Polonia estableció su frontera con Rusia en la “Línea Curzon” coincidiendo en parte con
el antiguo Gran Ducado de Varsovia.
El
Tratado de Saint Germain, firmado el
10 septiembre de 1919 supuso para Austria la perdida de parte su territorio y
la separación de Hungría. Por su parte Polonia se anexiona Galitzia,
Checoslovaquia se independiza a costa de Moravia, Bohemia y la Siberia
austriaca. Además surge el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos que en
1921 se refunda como Yugoslavia. Este tratado supone para Italia la anexión de
los territorios del Trentino, Istria y Trieste.
Respecto
a Hungría, el Tratado de Trianón, el
4 de junio de 1920, le reduce su territorio a una tercera parte de la
superficie anterior a 1914. Por el
mismo, Rumania se apodera de Transilvania, Eslovaquia y Rutenia pasan a formar
parte de la nueva nación checoslovaca, mientras que la futura Yugoslavia
obtenía Croacia, Batchka, Eslovenia y el Banato.
Por
último, el Tratado de Nevilly, el 27
de noviembre de 1919, cedió la Tracia mediterránea a Grecia, Rumania percibió
Dabrudja y Montenegro pasa a formar parte de Yugoslavia.
El
tercero de los mapas nos muestra las fronteras políticas a lo
largo del periodo conocido como “Guerra Fría” de 1949 a 1989. La división fue
fruto de los acuerdos entre los miembros de la Gran Alianza, EE.UU., U.R.S.S. y
Reino Unido, en un contexto de tensiones debido a los objetivos dispares sobre
el futuro europeo.
En
1945 en las Conferencias Tripartitas de Yalta (febrero) y Postdam (julio)
encabezadas por Winston Churchill (Reino
Unido), Roosevelt en Yalta y Harry S. Truman (EE.UU.) y Joseph Stalin
(U.R.S.S.), se dirimieron, entre otros asuntos, las fronteras de la nueva
Europa. Stalin en su deseo de establecer el “Imperio Socialista” y asegurarse
unas fronteras fiables, presionó para conservar los territorios conquistados.
En el año 1944 se había acordado el control soviético del este, salvo Grecia,
si bien en Yalta, Roosevelt se negó a este dominio y obligó a realizar
elecciones en los territorios ocupados, promesa no cumplida por el dirigente
comunista.
Tras
esta serie de roces se llegó a la Conferencia de Paris (1946) donde se firmó la
Paz con Italia en febrero de 1947, que
supuso las siguientes consecuencias: La cesión por parte de Italia del
Dodecaneso a Grecia e Istría y posteriormente Trieste en 1954 a Yugoslavia. Por
su parte Rumania cedió a Bulgaria la Dabrudja meridional, y Besaravia y el norte de Bucovina a la U.R.S.S..
Bulgaria perdía la costa del Egeo a favor de Grecia. Hungría cedía Transilvania
a Rumanía.
Uno
de los territorios más problemáticos fue Polonia, dado que el Reino Unido no
olvidó el apoyo polaco a su causa, circunstancia esta por la que se compensó
las pérdidas territoriales polacas con suelo alemán. Así en Postdam se acordó
la línea Oder- Niesse como frontera con Alemania, quien también perdía la
Prusia Oriental, Pomerania y la Baja y la Alta Siberia. Por su parte la
U.R.S.S. se anexionaba el oriente polaco y las Repúblicas Bálticas (Estonia,
Letonia y Lituania).
La
denominada “Cuestión Alemana” se
resolvió en Postdam con la división del territorio alemán y austriaco entre las
cuatro potencias, si bien en teoría conservaban su unidad económica no se logró
debido a la negativa galo- soviética.
Posteriormente
en 1947 se creó la “Bizona” que unió
los territorios británicos y norteamericanos. En 1949, surgió la “Trizona” con la adhesión de Francia,
siendo en mayo de este mismo año cuando con la denominada “Ley Fundamental” nació la R.F.A., República Federal de Alemania.
En respuesta, la U.R.S.S. en octubre de ese mismo año creó la R.D.A., República
Democrática de Alemania.
No
debe olvidarse que en el año 1949 además de las fronteras mencionadas, el
territorio europeo estaba dividido por el denominado “Telón de Acero”, expresión acuñada por Churchill para referirse al
peligró soviético, así a un lado se encontraban los países occidentales,
democrático y capitalistas (no todos cumplían estos tres requisitos
simultáneamente) y al otro los socialistas inspirados en el régimen soviético.
En el lado occidental: Francia, Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos, R.F.A.,
Italia, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia y
Grecia (tras la guerra civil). En la parte soviética: U.R.S.S., Polonia,
Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria y Albania. Por su parte Suiza,
dentro de su tradicional neutralidad, se decantaba por el lado occidental. El
territorio austriaco, en 1955, se manifestó a favor de la neutralidad con el
fin de poner término a la ocupación aliada. El caso más llamativo es la
Yugoslavia de Tito, políticamente socialista, si bien su política exterior se
acercaba en algunos momentos más a occidente, llegando a crear como
manifestación de su neutralidad la Organización de Países No Alineados.
El
cuarto de los mapas muestra las fronteras en 1997, tras el fin de la “Guerra Fría” y el colapso comunista en
Europa. La extinta U.R.S.S. dio lugar a quince nuevos estados, mediante la
aplicación de la Constitución Soviética que establecía el derecho a separarse
de las distintas Republicas Federales. En agosto de 1991 aprovechando el vacío
de poder como consecuencia del golpe de Estado contra Gorbachov los
acontecimientos se aceleraron. El 27 de ese mes, las Repúblicas Bálticas se
convierten en estados independientes reconocidos por la Comunidad Europea; dos
días después Rusia y Ucrania se reconocen implícitamente mediante un Tratado
Bilateral. En diciembre de ese mismo año se crea la C.E.I., Comunidad De
Estados Independientes, formada por: Rusia, Ucrania y Bielorrusia, a la que se
unieron ocho repúblicas ex soviéticas.
Los
hechos descritos conllevan un cambio en el panorama político europeo, que de norte a sur, son los siguientes:
-
La reaparición de los tres estados bálticos: Estonia, Letonia y Lituania en
1991.
-
Kaliningrado, la antigua Konisberg, aislada del resto de Rusia y declarada Zona
Económica Especial.
-
Bielorrusia (Minsk)
-
Ucrania (Kiev)
-
Moldavia (Chisinau) con un 80% de población de lengua rumana, dado que su
territorio era la antigua Besaravia rumana que fue anexionada por la U.R.S.S.
en 1940. Parte del territorio moldavo está bajo control de la minoría pro rusa
de Transnistría (este del río Dnister).
El
segundo foco de atención es la región balcánica, en concreto Yugoslavia. La
debilidad del partido comunista yugoslavo no pudo impedir el ejercicio del
derecho de independencia reconocido por la Constitución. El proceso fue el
siguiente:
-
Eslovenia (Ljublyana), proclamó su independencia el 25 de junio de 1991. Tras
una corta guerra (10 días) fue reconocido de facto.
-
Croacia (Zagreb), proclamó su independencia el 25 de junio de 1991, lo que dio
lugar a una guerra contra el gobierno federal y los serbocroatas de Krajina. En
el año 1995 fue reconocida su independencia en los Acuerdos de Dayton.
-
Bosnia (Sarajevo), proclamó su independencia el 1 de abril de 1992. Los serbios
crearon a su vez la Republica Srpska y durante tres años se desarrolló un
dramático conflicto étnico. Es en los Acuerdos de Dayton cuando se reconoce su
independencia.
-
Macedonia (Skopie), logró su independencia de forma pacífica en septiembre de
1991.
-
Yugoslavia, su territorio quedo redujo al territorio de Serbia y Montenegro.
El
tercer foco de cambio se encuentra en Centroeuropa, donde se produce la
Reunificación Alemana y la división de Checoslovaquia. Tras la caída del muro
de Berlín en noviembre de 1989, la reunificación fue inevitable. El Canciller
de la R.F.A., Helmut Kohl, publica un programa de diez puntos para la
reunificación; por su parte la R.D.A., en marzo de 1990, en sus primeras
elecciones resultó elegido Lothar Maizière que inició las conversaciones para
lograr este objetivo. Finalmente la reunificación se produjo el 3 de octubre de
1990.
Respecto
a Checoslovaquia, tras la “Revolución de
Terciopelo” se produjo el llamado “Divorcio
de Terciopelo” debido a la imposibilidad de asegurar la unión de la
federación. El 17 de julio de 1992, el parlamento eslovaco aprobó la
independencia.
Finalmente
y a modo de conclusión se debe resaltar el proceso de fragmentación del mapa
europeo a lo largo del siglo XX. De los quince países mencionados en el primer
mapa se pasa a treinta en el último, teniendo en cuenta que no se mencionan los
demás estados que no aparecen resaltados en el mismo. Se produce un proceso de
fragmentación escalonado por la sustitución de estados tradicionales europeos
por las modernas naciones estado, en las que se tiende a una mayor homogenización
étnico- cultural. A la vez que este proceso se produce otro aparentemente
contrario nace, que es el proceso de unificación europea con la creación de la
U.E. que cohesiona a veintisiete estados.
"Evolución del mapa europeo en el siglo XX" Francisco García Campa - Bellumartis Blog Historia Militar
BIBLIOGRAFÍA:
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Historia Moderna e Historia Contemporánea, Editorial Universitaria Ramón
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TORRE, J.L de la (coord.) (2010), Historia Contemporánea (1914-1989),
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