EL DRACO, ESTANDARTE DE LA CABALLERÍA

Este estandarte estaba formado por una cabeza hueca y metálica de dragón o de serpiente con un cuerpo cilíndrico de tela que se extendería cuando el viento soplara y entrará por la boca de la cabeza o cuando la unidad realizara una carga.
El Draco era portado por el draconarius, puesto de honor dentro de la unidad como en el resto de casos, recordando que este es un símbolo originariamente de las tropas de caballería.
El origen de este símbolo es según los historiadores, y gracias a la documentación arqueológica iconográfica, procedente de los pueblos sármatas, dacios o persas, pueblos de los que lo tomarían los romanos... 

Draconario del siglo VI
 pintado por Igor Dzis~Amelianus
Este signo está presente ya en la Columna de Trajano y en la de Marco Aurelio, e igualmente en el sarcófago Portonaccio, pero destaca sobre todo el que contemos con un draco, el que se encontró en Niederbieber (Alemania) y que fue datado en el tercer cuarto del siglo II d.C. por su tipología, la cual podía ser de dos modelos: el A o lupino-canino (siglo I-II d.C.), o el B u ofídico-íctico (siglo II-V d.C.). Así vemos que hay una evolución gracias a los testimonios iconográficos, gracias a los cuales podemos apreciar que el primer tipo correspondería a los draco de origen sármata, dacio o persa, mientras que el segundo sería ya propio de los ejércitos romanos, teniendo su máximo desarrollo durante los siglos III-IV d.C. y ya en el siglo V d.C. sería una continuación del tipo B que se habría desarrollado en los siglos previos.
En cuanto a quiénes fueron los padres de este estandarte, hay como vemos, dos posibles autores: los sármatas o los persas. En defensa de los primeros está principalmente el hecho de que en el año 175 d.C., un destacamento de jinetes sármatas incluido en los ejércitos romanos en esta fecha, y con este hecho sería para historiadores como Reinach el verdadero momento en el que se introdujo este símbolo en las legiones; pero para la teoría persa también están presentes Lebedynski y Sabino Perea Yébenes, argumentando esta teoría con una obra de Aureliano, su Historia Augusta, en la que hace referencia a los “Persici dracones” y también Luciano hace burlas de las referencias de un historiador corintio quien decía de los dragones que eran capaces de devorar a gente (Kavanagh, 2015: 195); y ya para la vertiente dacia, aunque es una teoría poco seguida, están autores como Cichorius o Martín y Peña, empleando la Columna de Trajano como principal fuente para esta teoría.
Draco Dacio Tipo A o Lupino-Canico
Columna Trajana
Si ya buscamos las fechas sobre el momento en el que este estandarte pasó de ser propio de los pueblos enemigos de Roma a ser integrado en las legiones romanas, gracias al sarcófago Portonaccio y al draco de Niederbieber podemos estimar que hacia la segunda mitad o tercer cuarto del siglo II d.C. deberíamos situar este hecho, pues en el primero hay representados tres estandartes de este tipo, de los cuales han sido identificados como verdaderamente romanos por su forma y su localización junto a soldados romanos; y el segundo cuenta con las características del tipo B (estilo ofídico-íctico).
Este estandarte sería empleado en un principio sólo por la caballería romana una vez el draco fue introducido en el ejército romano, sin abandonar los otros estandartes romanos, que serían el signum y el vexillum, todavía presentes en estelas funerarias como las que menciona Eduardo Kavanagh, pero finalmente los estandartes del tipo signum acabarán por desaparecer de los destacamentos de caballería a mediados del siglo IV d.C. Gracias al testimonio de Arriano sabemos que por lo menos desde el siglo III d.C. este emblema era empleado por los jinetes, y se refuerza con la presencia de la iconografía de la época en el Arco de Constantino (315 d.C.) o en el Sarcófago de Ludovisi (siglo III d.C.).
Las legiones cuentan ya de forma segura en el siglo IV d.C., y parece que adoptan la enseña del draco durante el siglo III d.C. (Kavanagh, 2015: 198), presumiblemente en la segunda mitad del siglo, pues ya nos habla la Historia Augusta de dicha enseña como enseña legionaria entre las tropas del emperador Galieno (253-268 a.C.), aunque el texto se muestra ambiguo y existe la duda sobre si se refiere verdaderamente a las legiones o por el contrario a la caballería legionaria, existiendo también la posibilidad de que sea un error por parte del autor, tal y como sostienen Marín y Peña y Perea Yébenes.
Draco de la British Historical Association Comitatus  por periklis Deligiannis
Reforzando la teoría de que fue adoptada en este siglo contamos con otro texto en referencia al emperador Aureliano (270-275 d.C.) en el que se hace referencia al draconarius y al vexillarius de la legión directamente sin hacer alusión alguna a un ala o un auxilia. Además de esto también está el Arco de Galerio en Tesalónica (298-299 dC) (Kavanagh, 2015: 198), en el que aparecen representados cuatro dracones junto a dieciséis soldados de infantería y únicamente dos jinetes, reforzando la teoría de que también en el siglo III d.C. era emblema de infantería, algo que contrasta con la numismática de la época, en la que aparece el signum y no el draco, de modo que se puede pensar que debió haber una convivencia en el siglo IV d.C. entre ambos estandartes, todavía presente el primero durante el reinado de Juliano II (360-363 d.C.) (Kavanagh, 2015: 199).
La función que debió ser la inicial, al tratarse de la cabeza de una serpiente o un dragón según el tipo, tanto de los pertenecientes a los originales como a los romanos, sería la mágico-religiosa relacionada con el mundo salvaje y su poder descontrolado y vinculado al mundo de la muerte y maléfico para los enemigos y a la vez propiciatorio con las tropas propias al relacionarlo también con el futuro y convirtiéndolo en símbolo protector61.
Caballería comitatense.
http://comitatus.net
Ahora bien, su función capital sería la táctica, con el objetivo de que la carga se realizara ordenadamente y no se deshiciera la línea del frente, de ahí que se mantuviera en primera línea su portador, tal y como refiere Prudencio sobre la batalla de Pollentia (402 d.C.), coincidiendo con la posición que debía ocupar cualquier portador de una enseña para reforzar el ánimo de los soldados y acompañar al oficial de la unidad para la transmisión de las órdenes y establecer un punto de referencia. A parte de estas funciones, Amiano y Suetonio hacen referencia a este símbolo como emblema imperial, relacionado siempre con el púrpura durante el siglo IV d.C., preguntándonos sobre una sustitución en estas fechas del águila o una convivencia entre los símbolos.
En cuanto al número de estos parece acertado considerar que habría un draco por cada cohorte, tal y como apunta Vegecio, contradiciendo al Historia Augusta, en la que se decía de haber varios aquila y un solo draco. Por su parte, la caballería, aunque se desconoce el número de ellos, se considera que cada ala contaría con un emblema.
Si bien este símbolo comienza exento enarbolando un asta, también estará presente en los escudos dibujado como una serpiente o de forma simplificada, pero parece ser exclusivo de la zona occidental del imperio, posiblemente a lo que refiere Kavanagh, y seguramente con la misma relación simbólica y mágico-religiosa que el estandarte.
Sarcófago Ludovisi, 250-260 d.C. Se puede apreciar un draco en la parte superior central

Para saber más:
 
- RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, Julio. “Historia de las legiones romanas”. Madrid: Signifer Libros, 2001.
- LE BOHEC, Yann. Enciclopedia of the Roman Army”. Hoboken: John Wiley & Sons, 2015.


El Draco, estandarte de la caballería” Enol Alonso Capín – Bellumartis Historia Militar 

Comentarios

SÍGUENOS

  Siguenos en Facebook Síguenos en Twitter Siguenos por RSS Siguenos en YouTube Siguenos en Pinterest Siguenos en Blogger