EL PUEBLO ESCITA

Noble escita de Johnny Shumate
Recientemente conocimos la panoplia de un noble escita, hoy gracias a la colaboración de Jaime Muñoz Beneyto toca el turno de su pueblo.

"Los escitas, al igual que los cimerios, los mannei, los medas y los uqukadi entre otros, son un pueblo de pastores cuyos desplazamientos dependen de la contínua búsqueda de nuevos puntos de pasto para sus bueyes, caballos y ovejas. Son magníficos jinetes y siempre luchan a caballo siendo sus armas preferidas la lanza y sobre todo el arco, en cuyo uso son sumamente hábiles. No llevan espadas, sólo una daga larga que cuelga de su cinto y, aunque prefieren retirarse ante un enemigo poderoso, en la batalla son valerosos hasta la locura, despreciando incluso la protección de una coraza. La mayor calamidad que puede caer sobre un hombre es ser hecho prisionero por ellos, porque su crueldad es notable."
                                           Extracto del libro "El asirio", de Nicholas Guild.

Los Escitas son la primera gran tribu de arqueros montados de las estepas en causar un profundo impacto en la imaginación occidental, siendo así que mucho tiempo después de haber desaparecido como pueblo y ser sustituidos por los Sármatas, su antigua zona de influencia continuó llamándose "Escitia"...

Jinete escita s. III a.C. detalle de una
alfombra. Museo Hermitage. Wikicommons
Sus típicos ropajes de diseños en zig-zag, sus capuchas y su arma más habitual, el arco, les convierten en reconocibles bárbaros en muchas piezas de cerámica griegas.
En una época en la que en Europa se combatía a pié y cuerpo a cuerpo, un guerrero que lucha a lomos de un caballo manejando un arco a una distancia segura era un concepto novedoso. El arco escita era un arco pequeño de forma recurvada y muy potente, cómodo de usar a caballo y era guardado para su transporte en un contenedor especial llamado por los griegos gorythos, en el que llevaban también las flechas y, frecuentemente,  una daga.
Evidencias arqueológicas y literarias emplazan a los escitas en la zona que hoy llamamos Ucrania. A diferencia de otras olas invasoras de nómadas de la estepa, su lengua no era de origen túrquico ni estaban emparentados con turcos o mongoles. Su aspecto era indoeuropeo y hablaban una lengua de origen iránio que les emparentaba con medos y persas.  Herodoto es el primer gran cronista de los escitas en el siglo V a. de C. y gracias a él conocemos algunas de sus costumbres como la de enterrar a los reyes con sus caballos sacrificados y la utilización de cráneos de enemigos muertos para beber.
Mapa de la extensión del pueblo escita en el Siglo I a.C.
Wikicommons
Sus contactos con los imperios y reinos vecinos enriquecieron su forma de vida nómada que jamás abandonaron, habiéndonos dejado un amplio legado arqueológico, por ejemplo hallazgos como el peine de Solokha , la jarra de Kul Oba o las piezas de la tumba de Kostromskaya, como el ciervo de oro, las cuales he tenido la suerte de poder ver en una exposición temporal del museo del Hermitage montada en el arqueológico de Alicante. Sencillamente impresionantes.
El pueblo escita dominó las estepas que conectan Europa con Asia y durante siglos fueron temidos como enemigos y apreciados como aliados por los imperios vecinos, todo dependía de la ocasión o la campaña de conquista. Junto a los cimerios, hicieron su aparición en su zona de influencia para en el siglo VII a. de C., para poco después desplazarse hacia el Sur y destruir el reino de Urartu, hechos de los cuales tenemos noticia por los textos asirios, contra los que también combatieron sin poder derrotar dada la magnitud de las fuerzas asirias. El rey escita Partatua firmó la paz con Asiria al desposar a la hija del rey Esaharddon en el 670 a. de C.
Arquero escita en un plato plato de figuras rojas de Epicteto,
 c. 520 a. C.–500 a. C., Museo Británico. Wikicommons
Poco después, el rey escita Madyes conduce una expedición de conquista hasta las fronteras con Egipto y más tarde, aliados a los medos, acabarán por destruir el imperio asirio en el 612 a. de C.
El tiempo de mirar hacia el Sur había pasado y ahora, ante el poderío de los persas de la dinastía aqueménida, descendientes de sus antiguos aliados medos, se verán obligados a repeler invasiones, como la del rey  Dario I en el 512 a. de C.
Una vez desaparecido el peligro que venía del Sur de sus tierras, atacaron Tracia en el 496 a. de C., pero sus incursiones no eran de conquista sino más bien de rapiña.  En el 350 a. de C. comienza la expansión Sármata, un pueblo estrechamente emparentado con ellos, que poco a poco va ganándoles terreno y empujándoles hacia occidente donde en el 339 a. de C. combatirán contra Macedonia con escaso éxito. Acosados por ambos lados, se van confinando en la península de Crimea hacia el año 200 a. de C. y un siglo después su civilización desaparece por completo, habiéndonos llegado su legado cultural de la única forma posible en un pueblo que no tiene ciudades: en las tumbas de sus reyes.
Hacia el año 512 a. de C. el rey persa Darío I invadió Europa con la intención de apoderarse de Grecia, pero antes de ello necesitaba asegurarse el control de Tracia para repeler los posibles ataque de los temibles escitas. De este modo, se internó en tierras escitas al mando de un poderoso ejército, sin contar con que los escitas tenían un modo muy particular de hacer la guerra. Retiradas estratégicas, aguas envenenadas, pastos quemados...
Tras varias semanas el rey persa envió un mensajero al rey Escita con el siguiente mensaje:

Guerreros escitas ,S.VII y VI a.C.
[   ]"Extraño rey, ¿por qué razón huyes? Puedes enfrentarte a mi ejercito abiertamente si te consideras lo suficientemente poderoso y caso de no ser así debes traerme ofrendas de tierra y agua y someterte a mi."
El rey escita respondió:

 "Nunca he huido de nadie, tan sólo sigo viajando al igual que hacemos en tiempos de paz. Si no te hacemos frente es porque no tenemos granjas, cultivos o ciudades que defender. Pero si tanto deseas combatir, busca las tumbas de nuestros antepasados y entonces tendrás tu respuesta. Hasta entonces, todo seguirá igual."

En lugar de sumisión y ofrendas, el rey escita envió numerosas partidas de arqueros a caballo que aniquilaron a los contingentes persas encargados de buscar aprovisionamientos. Al final los invasores, agotados y desmoralizados, no tuvieron más remedio que abandonar aquellas tierras dejando allí numerosos caídos, para centrarse en la difícil pero más provechosa conquista de Grecia.

Os invito a visitar el Rincón de Jaime, “Su Flecha de Madera
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El pueblo escita” Jaime Muñoz Beneyto – Bellumartis Historia Militar

Comentarios

  1. Comento por que lo pedís al final del artículo, pero no por que haga falta que mejores algo. Excelente el artículo sobre los mapuches. Puedo pedirte una visión de los españoles sobre la campaña de José de San Martín a través de Los Andes? Gracias

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    1. Hola perdona por el retraso. Sobre los de los Andes ya investigaré.
      Un buen libro sobre el general que lucho contra Bolivar http://bellumartis.blogspot.com.es/2017/09/soldado-de-tierra-y-mar-pablo-morillo.html

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