El río Rubicón, situado en la actual región italiana de Forlì-Cesena, era la
frontera entre la provincia de la Galia Cisalpina e Italia desde el año 59 a.C.
con el propósito de limitar el imperium
militar de los gobernadores de los territorios en guerra. Su nombre
proviene del color Rubí de sus aguas, gracias a las arcillas que transporta
hasta el Adriático.
La noche
del 10 de enero del 49 a.C. este pequeño río de solo 29 kilómetros, pasaría a
la Historia. Julio César, conquistador
de las Galias, se detuvo junto con su ejército ante el Rubicón para meditar las consecuencias de su acto. Sabía que cruzarlo significaba cometer una
ilegalidad: convertirse en enemigo de la República y así su enemigo Pompeyo y el Senado tendrían un casus
belli contra él.
Río Rubicón situación. Wikicommons |
Tras
una larga meditación decidió cruzar el río y según los autores clásicos dijo
una frase propia de un ludópata “se echó
el dado”. Según Plutarco la frase fue dicha en griego, ya que Julio Cesar era un admirador del
comediógrafo ateniense Menandro
(342-292 a.C). A lomo de su caballo indicando con su dedo a Roma diría a sus hombres “ανερριφθω κυβος (anerriphthō
kubos)”. Según la mayoría de
los expertos la traducción más rigurosa en latín sería: “jacta esto alea”, que equivaldría a “que se lance el dado” o “que
esté el dado lanzado”.
Aunque
comúnmente se traduce como “la suerte está
echada” como frase para cuando queremos decir que ya hicimos todo lo que podríamos
haber hecho y ahora pasará lo que tenga que pasar. También la expresión “cruzar el Rubicón” se sigue empleando
para decir que vamos a realizar un gran cambio en nuestra vida.
#Metralla HM
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“Alea iacta
est” Francisco García Campa –Bellumartis Historia Militar
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