Fulcrum por J.D. Cabrera Peña |
Hoy
Cesar Logares analiza esta excelente lámina del amigo J.D. Cabrera Peña que muestra una unidad de legionarios
imperiales romanos en formación.
Se
protegen en la configuración defensiva llamada fulcum, una formación
estática empleada en batalla campal principalmente contra unidades de
caballería de arqueros y choque. Las filas posteriores se dedicarían a lanzar
sus venablos cuando el enemigo se acercase y podía complementarse con filas
adicionales de arqueros, constituyendo una auténtica fortaleza defensiva.
Resulta
interesante la lámina, además de por el detalle de la formación, por presentar
los tres tipos de armadura que compartieron este periodo (en este caso segunda
mitad del siglo II d.C)...
A la izquierda
aparece un legionario equipado con la llamada lorica segmentata (una denominación moderna ya que el nombre latino
original se desconoce). La armadura consiste en largas placas metálicas
superpuestas, que cubren torso, abdomen, hombros y parte de los brazos (según
el modelo más o menos protección en esta parte), en los hombros la protección
se incrementaba con una superposición de placas. Se unen mediante bisagras y
correajes. Ofrece una excelente protección contra todo tipo de golpes, con
capacidad absorbente y buena ergonomía. Se combinaba además (como se aprecia en
la imagen), al igual que el resto de armaduras, con una protección adicional
denominada por los historiadores subarmalis,
que dejaba a la vista los característicos flegos (llamados pteruges por los griegos). El papel de esta armadura, que
tradicionalmente se ha considerado como el culmen de la tecnología defensiva
individual en las legiones, ha sido revisado y puesto en duda recientemente, y
parece ser un error debido a los convencionalismos artísticos de los escultores
contemporáneos. Aunque ya se sabía que en ningún momento llegó a desplazar
completamente a la cota de malla, algunos autores plantean incluso su amplia
distribución entre las legiones y su eficacia en términos absolutos. La
historiografía tradicionalmente planteaba que la resustitución de la misma por
la cota de malla se debía a una cuestión económica debida a la crisis del siglo
III, aunque parece ser que se debe más a una cuestión práctica, pues la cota de
malla se presentaba prácticamente igual en cuestiones de protección y la segmentata requería de un mayor gasto en
mantenimiento y construcción (bisagras, correajes y las propias láminas la
hacían más difícil de mantener y de reparar). Se distinguen cuatro modelos
distintos de este tipo de armadura, en este caso, nuestro legionario lleva el
de tipo Corbridge. Esta armadura se
ha convertido en el icono del legionario en la cultura popular.
El segundo legionario
porta la omnipresente cota de malla (llamada también de forma póstuma lorica hamata). Este tipo de armadura de
origen galo se convirtió en la protagonista del equipamiento defensivo de los
guerreros desde la antigüedad hasta el siglo XIX en algunos casos. La
combinación de comodidad, protección (siempre combinada con un subarmalis), capacidad de fabricación y
reparación e incluso estética la han hecho superponerse en términos generales a
todas las armaduras de la Historia. Ofrece una inmejorable protección contra
cortes y combinada con una protección acolchada es capaz de parar todos los
golpes indirectos y la mayoría de los directos. El modelo romano del alto
imperio presentaba también una doble protección en el hombro como podemos
apreciar.
El tercero,
que aparece agachado, lleva una cota de escamas (lorica squamata). Se construía a base de pequeñas placas metálicas
cosidas y superpuestas sobre un forro probablemente de cuero. Es una armadura
normalmente asociada a tropas de élite u oficiales, con lo que es posible que
resultase costosa y difícil de mantener aunque ofrecía una excelente protección
y ergonomía.
En
los cascos se aprecia ya la última evolución de los modelos gálico-imperiales
en hierro. Son cascos de tipo Niedermormter
(1 y 2) y Niederbieber en el caso del
legionario agachado. Destacan por un aumento significativo del tamaño de las
carrilleras y el cubrenucas que dejan prácticamente la totalidad del rostro
cubierta.
En
las espadas se aprecia la evolución del gladius
a la spatha, partiendo del modelo pompeii. En el caso de los escudos (scuta), aún se mantiene el tipo
"teja" tan característico de las legiones altoimperiales aunque es en
este periodo cuando comienza a reintroducirse el modelo ovalado y redondo.
Formación en Fulcum por Jason Juta para Ancient Warfare Magazine |
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“Panoplias romanas del siglo II d.C.”
Cesar
Logares – Bellumartis Historia Militar
Muy interesante. Una pregunta,¿los cascos representados en la columna de Marco Aurelio eran así en realidad?
ResponderEliminarHola, los de los oficiales serian estilo atico-italico y hay dudas de su uso en esa época. El resto parecen muy simplificados pero hay que tener en cuenta el tamaño del relieve. Si te fijas se parecen a los de la ultima ilustración pero sin el cubrenuca, puede que para simplificar el trabajo de los escultores
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