En 1415 Enrique V de Inglaterra invadió el norte de Francia derrotando al ejército francés en la batalla de Agincourt tras este logro una alianza con el duque de Borgoña en detrimento del bando de los argmanacs. El rey Carlos VI victima de la locura fue convencido por su regencia para firmar el Tratado de Troyes. Acordándose el matrimonio de la hija del rey de Francia con Enrique V desheredando de facto al delfín Carlos, dos años después mueren ambos reyes dejando como heredero de ambos reinos al menor Enrique VI, bajo la regencia del duque de Bedford. El norte de Francia cae bajo control de los ingleses mientras que el centro y sur bajo los seguidores del delfín con el Loira de frontera. Carlos estaba en una posición de debilidad ya que no podía ser coronado en Reims.
Esta situación se rompió con la aparición en 1428 de una joven que se encontró con unos soldados y un rey dispuestos a dejarse inspirar por su visión. Juana hacia unos años que comenzó a oír voces celestiales que le encomendaban guiar al delfín a su coronación en Reims. Ese mismo año los ingleses comenzaron el asedio de la ciudad de Orleáns puerta al sur de Francia, Carlos decidió enviar a Juana junto a varios de sus oficiales a levantar el asedio. La pucelle blandiendo su estandarte animo a las tropas francesas en la toma de las fortalezas inglesas que rodeaban la ciudad. Prosiguió su avance venciendo en Patay y se dirigieron a Reims donde el Delfín se corono rey como Carlos VII. En Compiegne es capturada por los Borgoñones y entregada a los ingleses que la ejecutan por herejía. El papel de Juana de Arco actualmente se ve distorsionado por el patriotismo y la religiosidad que actualmente le rodean en la historiografía francesa, pero no hay que dudar de su valor y fe que sirvió de ejemplo a las huestes francesas.
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