Apenas
un mes después del final de la Primer Guerra Mundial y en pleno proceso
de transición en Alemania tras la caída del II Reich una campaña de turismo
animaba a los estadounidenses a viajar a Alemania bajo el lema de “ALEMANIA LO
INVITA”. Mientras las tropas aliadas
ocupaban parte del territorio germano numerosos conciudadanos visitaros el país
que hasta hace unos pocos meses eran enemigos.
Os propongo un verdadero viaje por la historia de la mano de Julia Boyd que recopila numerosas experiencias de extranjeros en la Alemania entre 1919 y 1945, gracias a una ingente cantidad de cartas, telegramas, memorias, entrevistas y notas de prensa a los Viajeros en el Tercer Reich. El libro nos va mostrando el surgimiento, el ascenso y la caída del nazismo desde el punto de vista de extranjeros que por turismo, estudios o trabajo fueron testigos de un momento histórico convulso. Aunque la mayoría de los relatos proviene de personas “anónimas” que en muchos casos visitaron Alemania en los primeros grandes viajes en autobús organizados por la agencia de viajes Cook, otros en viajes de novios o incluso en viajes sexuales a la “loca Berlin”, también personajes célebres como Christopher Isherwood, Samuel Beckett, Charles Chaplin, Robert Byron o Knut Hamsun.
En
los relatos de la mayoría de estos viajeros destacan las alabanzas al bello
paisaje, a la arquitectura, al precio de la cerveza pero sobre todo la
amabilidad de la población. El momento de auge del turismo será durante las
Olimpiadas de Berlín cuando su maquinaria propagandística funcionó a la perfección
para mostrar al mundo su perfecta nueva Alemania, a tenor de los textos
escritos por los deportistas y viajeros que estuvieron aquel año allí y que
cayeron fascinados por la parafernalia nazi. Entre los que hicieron la vista
gorda al antisemitismo, estaban muchos norteamericanos que defendían que la
discriminación hacia los judíos en Alemania era legal mientras que en su país también
se discriminaba a la población negra, y que era una hipocresía criticar al régimen
de Hitler
Pero
al poco de apagarse la antorcha olímpica, otras antorchas seguían protagonizando
la vida del Tercer Reich. Constantia Rumbold, hija de un diplomático británico,
al presenciar en 1933 una de las marchas de antorchas escribió lo siguiente "Nadie que hubiera sido testigo de cómo
había desfilado esa noche el alma de Alemania por las calles podía albergar la
menor duda de lo que iba a suceder".
Enlas más de 300 páginas nos entabacaremos en un viaje por los pueblos y ciudades
de la Alemania Nazi para ver con los ojos de los viajeros como fue el auge del
fascismo. Un destino hoy nos parecería de riesgo pero para su momento era “un
destino seguro”, esa seguridad que dan las dictaduras en algunos destinos turísticos,
y que pese a saber lo que sucede al lado del resort el turista del siglo XXI sigue disfrutando de su viaje
pensando que es un problema interno de ese país.
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