Hoy
Juan Molina Fernández nos introduce en el interesante mundo de los duelos y desafíos
en la Europa a caballo entre el medievo y la modernidad.
El
siglo XIV destacó en el ámbito militar por un elemento muy característico: la
invención del arnés blanco, la clásica armadura de placas metálicas que casi
todos asociamos a los caballeros. Esta nueva armadura amplió el poder de la
caballería pesada formada por caballeros, pero a la vez coincidió con una nueva
forma de combate para el hombre de armas: el combate desmontado con el arnés
completo. Esto sucedió debido a la falta de infantería de calidad y, en muchas
guerras hasta bien entrado el siglo XV, fue habitual que una gran parte de los
hombres de armas y caballeros luchasen a pie. Fue en estos combates donde se
comprobó con mayor evidencia la invulnerabilidad del hombre con arnés ante casi
todas las armas de cuerpo a cuerpo...
Esto
tuvo una gran influencia en los duelos judiciales y los carteles de desafío cuyos
participantes, aprovechando la experiencia surgida de la batalla y de duelos
anteriores, comenzaron a crear armas y técnicas especiales para vencer en estos
pequeños conflictos. Estas armas y técnicas luego se aplicaron con mucho éxito
a los campos de batalla.
Introducción a los duelos
judiciales y los carteles de desafío
Los
duelos judiciales y los desafíos son dos tipos de duelos con características
similares aunque con orígenes distintos. Primeramente, un duelo judicial servía
para solucionar de manera definitiva un conflicto legal en el que no se había
podido llegar a un acuerdo. Fueron especialmente utilizados en la zona
germánica y centroeuropea, pero tampoco fueron desconocidos en la península
ibérica. Cabe destacar que los duelos judiciales podían realizarse entre nobles
o también con escalas sociales inferiores, e incluso entre sexos (de eso
hablaremos más adelante). Los carteles de desafío, por otro lado, tenían un
carácter más caballeresco e incluso idealista, donde un noble desafiaba a
combate singular a otro por medio de un “cartel” o mensaje que se le enviaba de
tal forma que este quedara enterado. En ocasiones estos desafíos eran
individuales y otros colectivos (como la extendida costumbre bajomedieval de
ocupar un puente y retar a todo noble a enfrentarse en combate para poder
pasar).
A
finales del siglo XV, debido a la cantidad de muertes que causaban al año entre
la población, en muchos reinos, como Castilla, se prohibieron los duelos
judiciales y los desafíos, pero aun así se realizaron con frecuencia hasta bien
entrado el siglo XVI y en algunos casos sin esconderlo en ningún momento.
Aunque la pena por realizar un duelo era la muerte, sobre el papel, en la
práctica sólo se solía desterrar a los supervivientes un tiempo no demasiado
largo.
La
excepción fueron los estados alemanes, en los que se permitió el desafío y el
duelo judicial hasta bien entrado el siglo XVI, hasta ser prohibidos poco a
poco por la influencia tanto de la reforma protestante como de la
contrarreforma católica que veían estos duelos como algo bárbaro y
anticristiano. Tan importantes fueron estos duelos judiciales que gran parte de
los tratados de armas hasta la mitad del siglo XVI trataban técnicas y armas
específicas para enfrentarse en duelos entre caballeros.
Tipos de duelos judiciales y
desafíos
Habría
dos grandes tipos de duelos en ambos casos: a caballo o a pie. Por lo general, los duelos a caballo buscaban
derribar con la lanza al contrario y posteriormente rematar a éste en el suelo.
Si se perdía la lanza, se mantenía el combate con un estoque o una maza de
armas, generalmente maciza o de aletas. Si uno de los contrarios caía al suelo
y era un combate individual, era bastante frecuente que el que permanecía a
caballo desmontara, en una mezcla de caballerosidad y utilidad, ya que acabar
con un hombre en un arnés era difícil desde un caballo, si bien para nada
imposible. En los casos de desafíos
colectivos, con dos bandos de varios nobles, no era normal desmontar de forma voluntaria, como
en el famoso desafío de la Barletta. En lo desafíos, éste era el método
común, ya que los símbolos de la nobleza guerrera eran la espada, la armadura
y, sobre todo, el caballo. Sin caballo no se es caballero, por lo tanto, los
desafíos deben hacerse a caballo.
Sin
embargo, en los duelos judiciales la
cosa cambia. En ellos suele ser más
común el combate a pie en una liza limitada por unos postes con cuerdas dentro
de la cual se realizará el duelo. Estos duelos judiciales solían enfrentar
a dos caballeros a pie con armas diseñadas para atravesar las defensas de la
armadura, de las que hablaremos más abajo. Los duelos judiciales, como los
desafíos, se resolvían a muerte o rendición, aunque en algunos casos
específicos no se permitía la rendición. En estos últimos casos, teniendo en
cuenta que solían ser guerreros muy bien adiestrados, un duelo judicial podía
durar mucho tiempo hasta la debacle de uno de los contendientes.
En los duelos
judiciales cabe destacar que se podían realizar entre
distintas capas sociales a incluso se podían separar las barreras del sexo,
pero en estos casos, los duelos nunca
eran igualitarios. Por ejemplo, era común que un burgués se enfrentase con
una armadura más ligera o sin armadura a un caballero con un arnés completo, ya
que como noble tenía derecho a portar la armadura (aunque hay casos en los que
el noble luchaba sin armadura contra un inferior por deferencia a este). Otro
caso interesante es el combate entre hombre y mujeres, en los que generalmente
se le otorgaba cierta ventaja a la mujer o desventaja al hombre, ya que se
consideraba que la mujer era menos capaz y se tendía a “igualar” ambos
contendientes.
Panoplia
La
panoplia de las armas específicas para el duelo podría dar para un libro entero
debido a la extensísima cantidad y variedad de diseños de espadas, hachas y
armas extravagantes creadas en esta época. La mayor parte de ellas, si no
todas, diseñadas para vencer la protección de las armaduras.
A caballo
siempre se usaban dos armas que eran
las propias del caballero: la lanza de
caballería y el estoque. La lanza de
caballería es idéntica a la usada en batalla. Un asta de madera de más de
dos metros con un contrapeso trasero y un tope para poder ser encajada en el
ristre de la armadura (pequeña pieza metálica que se encontraba en el peto de
una armadura para encajar la lanza y mejorar la potencia del choque), además de
una punta muy aguzada (a veces de sección triangular para mejorar la capacidad
perforante) y un cono de protección para la mano (que a partir de la segunda
mitad del siglo XV sería parte de la madera de la lanza).
En
cuanto a estoque, no debe
confundirse con la posterior espada ropera. El estoque era una espada a una o a
dos manos (más frecuente la de a dos manos a partir de finales del siglo XV)
cuya principal característica era una base muy ancha y una punta muy aguzada.
En muchos casos presentaba una sección romboidal casi cuadrada para darle más
fuerza a la hoja, pero esta sección tan ancha hacía al filo menos efectivo o
incluso se optaba por eliminar el filo por completo. Es objetivo era poder
atravesar las defensas de una armadura más fácilmente, especialmente por los
huecos de las armaduras, como las axilas, protegidas sólo por una cota de
malla. El estoque podía utilizarse como una espada normal, pero era habitual su
uso como una lanza, es decir, portando el mango bajo el brazo y atacándolo al
ristre.
Tanto
a caballo como a pie eran habituales
otras dos armas, que eran la daga de
punzón y la maza de armas. La daga
de punzón era exactamente igual que el estoque pero a tamaño de una daga,
con la misma función de encontrar huecos en la armadura. Posiblemente era el
arma más efectiva de todas en los duelos y parece ser que la gran mayoría de
muertes en éstos se debía al uso de la daga una vez los oponentes habían caído
al duelo. Tan importante es su uso, que casi un tercio de todas las técnicas
con armadura de tratados históricos tratas de las técnicas con daga de punzón
mientras se porta arnés.
La
maza de armas que más solía usarse
era la de aletas, completamente metálica y que sustituía el peso macizo por una
serie de aletas para así ahorrar peso. Esta arma fue inventada por los turcos y
debido a su efectividad, su diseño se copió rápidamente en occidente. Era un
arma que podía incapacitar con cierta rapidez al adversario, aunque
difícilmente podía matarlo. Generalmente tras unos golpes de maza se solía
utilizar otra arma para rematar al contrario. En los estados alemanes se usó un
tipo de maza especial, muy corta y maciza, con un diseño muy simple, y que
podía ser de madera o metálica, diseñada exclusivamente para duelos judiciales.
Para el combate a pie,
era frecuente el uso de armas
“exóticas”, diseñadas en exclusiva para el duelo, aunque algunas saltaron
al campo de batalla (o viceversa). El mejor ejemplo de ello es el hacha de armas, denominada erróneamente
en español “hacha de petos” actualmente. Este arma, aparentemente de origen
francés o alemán, tuvo gran acogida entre los nobles franceses, que crearon un
arte marcial especial para este arma llamada “juego del hacha” que tuvo una
gran acogida en el siglo XV. Tanto éxito tuvo este arma que en los campos de
batalla fue una de las armas más elegidas por la nobleza cuando se luchaba a
pie. Consistía en un asta de madera de entre 1,60 y 1,80 metros (a veces de
forma cilíndrica, a veces tetragonal, hexagonal o heptagonal, para dar mejor
agarre y resistencia) en la que se engarzaba en un extremo un hacha con una
punta de lanza. Generalmente, en el lado contrario del hacha se engarzaba un
martillo, un gancho o una púa. No era infrecuente la adición de cuchillas y
ganchos en el extremo contrario de la lanza. Su capacidad ofensiva y defensiva
no tenía parangón probablemente de entre todas las armas diseñadas para
enfrentarse a un hombre de armas.
También
era frecuente el uso de lanzas largas
en el combate judicial a pie, ya que la lanza era otro de los símbolos del
caballero. En este caso, la lanza solía ser una vara de entre 2 y 2,5 metros
con una punta muy aguzada. En gran parte de las ocasiones, esta lanza se
lanzaba al contrario como distracción y se desenvainaba un estoque o bien ya se
tenía preparado en el agarre de la lanza.
Otra
de las armas características es el estoque
de duelo, una versión modificada del estoque de caballería antes
mencionado. Era muy utilizado pues la espada era un símbolo de la nobleza. Sin
embargo, esta espada poco o nada tenía que ver en su fisionomía y uso al de una
espada común. Los estoques de duelo estaban compuestos, como es habitual, por
una hoja, un mango, una cruceta y un pomo, sin embargo, estos elementos estaba
muy modificados. La hoja era una hoja de estoque excepcionalmente gruesa y
estrecha, generalmente sin absolutamente nada de filo (iba a ser inútil contra
un arnés) y estaba diseñada para agarrarse a “media espada”, es decir, manteniendo
una mano en el mango y otra en la hoja. El mango se aligeraba dejando en
ocasiones verse la espiga en la zona donde no había agarre. La cruceta, que no
servía para proteger la mano, se convertía en una suerte de “pico de cuervo” y
el pomo se transformaba en una maza del tipo “lucero del alba”. Además, al
comienzo del tercio débil de la hoja (el más exterior) se solía añadir una
pequeña rodela para dar más protección a la mano, ya que la palma de la mano,
peor protegida que el envés, era un objetivo prioritario con el estoque.
Muy
característico de los nobles en combates judiciales era el uso de tarjas. La tarja era un escudo que por lo
general sólo se utilizaba en torneos y que representaba la heráldica del
justador. En los duelos judiciales se transformaba no en una simple protección
pasiva, sino un arma en toda regla, ya que la armadura era suficiente
protección. Generalmente era de pequeño tamaño, cubriendo sólo el antebrazo, y
tenía multitud de agarres para poder asirse de la manera más adecuada cada vez.
Su forma era rectangular con uno de sus lados transformado en un semicírculo y
una de las esquinas con un hueco para alojar la lanza (la combinación de tarja
y lanza en un duelo era habitual). En algunos casos, la tarja disponía de púas
y pinchos para herir al contrario en lo posible. Su uso era muy variado: desde
cubrir uno de los lados para impedir la entrada de la punta enemiga, hasta
cubrir el peto para protección adicional e incluso arma secundaria en la mano
izquierda.
Del
uso del pavés, típico de esta época, surgió otra arma de duelo, el llamado “pavés de duelo” o “escudo de duelo”.
Básicamente es un escudo pavés con un agarre compuesto por una vara central que
recorre todo el largo del escudo del que se usa. En los extremos siempre se
añadían un par de puntas (en ocasiones de madera, pero generalmente de acero)
y, según el modelo, una serie de cuchillas y ganchos por todo el borde del
mismo. Era un escudo diseñado como arma propia y por lo general se usaba en
solitario, si bien también era común usarlo en combinación con un estoque de
duelo o una maza. Posiblemente esta fue el arma más exótica de todas las
diseñadas para el duelo.
También
existieron multitud de versiones de armas militares para acabar con hombres con
armadura que no se pueden nombrar aquí, ya que son únicos de un solo autor (por
ejemplo, un arma de asta con un peso y cadena en el extremo diseñada por Fiore
dei Liberi).
Sin
embargo, como hemos dicho, también hubo algunos duelos judiciales sin armadura,
especialmente si al menos uno de los contendientes era un burgués y no un
noble. En ése caso destaca el uso de la espada larga a dos manos y de la espada
o alfanje junto con broquel, aunque también se dio el uso de hachas de armas en
esa clase de encuentros.
En los duelos
judiciales entre hombres y mujeres tenemos armas muy
específicas para esa clase de enfrentamiento. En Alemania era normal que la
mujer portara un arma compuesta por un trapo o tripa con una pesada piedra
dentro, para usarlo en forma de mangual, y al hombre se le daba una maza de
madera. Cabe destacar que para dar “igualdad” al hombre, a éste se le alojaba
en el fondo de un agujero del que no podía salir. En ocasiones, por otro lado,
existen casos de mujeres que portaron espadas y armas de asta contra hombres.
También hubo casos de duelos judiciales entre mujeres, como el famoso duelo entre
Isabella da Carazzi y Diambra de Pettinella en 1552 por el amor de un hombre,
Fabio de Zeresola, en el combatieron con espada y tarja y espada y rodela cada
una.
Técnicas y realización del duelo
En
los duelos judiciales, viendo los tratados e historias que nos han llegado,
generalmente había tres fases en el combate: combate a caballo, combate a pie y
combate en el suelo.
En
la parte a caballo, si había, se intentaba matar o desmontar al contrario de
cualquier forma posible. Destaca el uso de técnicas desarmadas en muchos
tratados para conseguir esto, incluyendo luxaciones, proyecciones y estrangulaciones
desde el caballo. También era frecuente llegar a los estoques o a las dagas ya
desde el caballo si no se habían podido derribar los oponentes con las lanzas.
En
los duelos sin caballo o si ya habían sido derribados, se buscaba herir o
derribar al contrario. El objetivo de herir al enemigo era debilitarlo para
poder hacer de una forma más sencilla un derribo y rematarle. Con un estoque,
lo habitual es intentar herir a los ojos, al interior de las articulaciones o
en las palmas de las manos. También es impresionante la cantidad de técnicas
sin armas que se usan en este tipo de combates. En algunos tratados, casi el 50
% de las técnicas de duelo son sin armas. Estas técnicas son increíblemente
similares, sino idénticas, a artes marciales más conocidas como el jiu-jitsu o
el judo, lo que demuestra que la leyenda de que las artes marciales europeas
eran “inferiores” cae por su propio peso.
Una
vez el adversario había sido derribado, se pasaba a la fase de suelo, en la que
uno de los contendientes intentaba colocarse encima del otro para inmovilizarlo
e intentar acabar definitivamente con su vida, generalmente usando una daga,
aunque también se podía usar un estoque en esa situación. Generalmente se
intentaba inmovilizar piernas y manos, abrir la visera del casco y clavar la
daga o el estoque en los ojos hasta llegar al cerebro. Otra opción muy
utilizada era tratar de clavar la daga en las axilas para llegar al corazón.
En
algunos tratados se enseñan técnicas para inmovilizar al adversario con cuerdas
o estoques para obligarle a pedir la rendición y que no fuera necesario
matarlos. Algunos maestros de armas consideraban estas técnicas muy importantes
porque eran “de buen cristiano” y se podía evitar la muerte.
“El duelo judicial y los carteles de desafío:
panoplia y técnicas de los siglos XIV, XV Y XVI” Juan Molina – Bellumartis Historia
Militar
La imagen que has dicho que pertenece a Jeu de la Hache, en realidad es del Talhoffer. Tampoco usan hachas sino martillos enastados. ¿Tal vez querías poner otra imagen?
ResponderEliminarEs cierto debió ser un error en el pie de foto. Ya lo cambio
EliminarTengo interés en saber que fuentes hay de duelos judiciales (no de honor, sinó como instrumento legal) en la Península Ibérica. He hecho algunas búsquedas mas no encontré ningunas -- agradecería cualquier referencia.
ResponderEliminarHola. El articulo hace mención a Alemania pero era una tradición de origen germano que se empleaba en todos los pueblos de este origen. La Península Ibérica por influencia visigoda era normal estas ordalías germanas.
EliminarNo me acuerdo de fechas concretas pero lo buscaré de un duelo entre caballeros españoles y franceses para poner fin a una guerra entre los dos reinos pero los franceses no asistieron.
Voy a preguntar al autor del articulo.