Al norte de Bretaña en pleno corazón de
la Costa Esmeralda se encuentra uno de los castillos más bellos e
infranqueables que he visitado. Situado en una posición estratégica que permite
un fácil control de las rutas marítimas de acceso a la Península de Bretaña
desde Normandía y de una fácil defensa gracias a la alianza entre los altos
acantilados y las bravas aguas del canal de la Mancha.
Situado en un estrecho saliente de
tierra que fue visitada desde la antigüedad como demuestra un enorme megalito
de unos 6 m. y 100 kilos, conocido como el Dedo
de Gargantua que domina el camino de acceso al castillo. Según la tradición
popular hace muchas generaciones hubo una guerra entre los Korrigans y los Gigantes. En una de las luchas fue vencido Gargantua
cuyo cuerpo tras su muerte se convirtió en roca y su cuerpo rompió al caer
transformándose en las rocas e islas de la costa por lo que obviamente esta
enorme piedra fue interpretada por los bretones como parte de su enorme dedo...
El dedo de Gargantua, Patrimonio Región de Bretaña |
Ya desde el siglo X existen relatos que
hablan de la construcción de un Castillo en este emplazamiento por el Señor de
Goyon bajo las órdenes del Duque de Bretaña Alain de la Barba Torcida. Aunque
en la actualidad no persiste ningún rastro de esta obra.
El castillo actual es obra de serie de
ampliaciones producidas a lo largo de más de 600 años desde una simple torre de
homenaje hasta la complejo plano actual. En sus muros se perfila el desarrollo
de las defensas desde la guerra medieval hasta la modernidad, de la catapulta a
los cañones.
En el Siglo XIII comenzó la
construcción del conocido como Roche-Goyon,
apellido de la familia constructora los Goyon-Matignon. A principios del Siglo XIV se finalizó la
construcción del torreón principal y del
pabellón residencial con sus tres torres semicirculares. Las defensas se
hicieron aprovechando todas las ventajas que confería la naturaleza, ya que el
único punto débil ante un ataque era un estrecho itsmo que con la construcción
de dos barbacanas con puentes levadizos y la ampliación de las grietas
naturales de las rocas para convertirlas en fosos, hacían muy difícil un ataque frontal.
En 1379 el Duque de Bretaña Juan IV recompensó a Bertrand de Goyon y a su hermano por su fidelidad con una gran suma
de dinero que fue utilizada para decorar el castillo.
Pero ese mismo año Carlos V de Francia envió a Bertrand
de Guesclin a apoderarse de la fortificación. En plena Guerra de los Cien Años las relaciones entre Francia y Castilla
pasaban por una fase de buen entendimiento por lo que mercenarios santanderinos
colaboraron en el asedio con varias galeras y tras un duro combate el 23 de
agosto la Roca fue tomada. Tras el tratado de paz de Guerande el Castillo volvió al patrimonio de la familia
Goyon.
En 1421 el enlace matrimonial con la
estirpe de los Torigny convirtió a
los Goyons-Montigny en miembros de la corte de los reyes franceses por lo que
abandonaron Bretaña. El castillo fue encomendado a un gobernador que con la
ayuda de los gentilhombres de las villas de los alrededores vigilaban la costa
ante posibles invasiones.
Durante los conflictos de la unión francobretona, el castillo fue sitiado en
1490 infructuosamente por una armada inglesa enviada por Enrique VII. Pero
sería en las Guerras de Religión entre católicos y protestantes a finales del
siglo XVI cuando una expedición del duque de Merceoeur formada por 2000 hombres
entre ellos gran número de españoles, de nuevo se une el destino de este
castillo con nuestro país. Tras una heroica resistencia el castillo fue quemado
y tomado salvo la torre que permaneció en manos de los defensores. Tras este
combate la fortaleza perdió su carácter estratégico convirtiéndose en lugar
seguro para los vecinos del vecino pueblo de La
Latte, de este hecho procede su nombre actual.
Horno para calentar balas de cañón |
Seria a finales del Siglo XVII durante
el reinado de Luis XIV cuando el fuerte llamo la atención del mejor ingeniero
militar de la época, Sébastien Le
Prestre Marques de Vauban. En su plan para convertir Saint-Malo en un
puerto seguro para la flota real francesa precisaba de una serie de anillos
defensivos costeros que permitiesen a los navíos fondear en las aguas costeras.
Se instalo una batería de artillería costera en el extremo de la península
compuesta por 2 cañones de 36 libras, 1 de 24, 4 de 18 y 1 de 14 y una dotación
de 32 milicianos y un oficial. Bajo protección real que nombraba al comandante del castillo que
estaba protegido por las milicias parroquiales que aportaban 20 milicianos en
turnos diarios bajo las órdenes de la guardia costera.
La última acción militar llevada a cabo
en Fort La Latte se produjo en el
Periodo de los 100 días, Cent-Jours,
tras
el regreso de Napoleón de su exilio en Santa Elba en 1815. En el que un grupo
de realistas de Saint Malo tomó por sorpresa la fortaleza pero fue recuperada
fácilmente por los hombres del general Fabre. A finales del siglo XIX perdió su
valor estratégico y fue abandonado por el
ejército y volvió a su uso civil.
En 1930 fue restaurado pero durante la Segunda Guerra Mundial fue saqueado por las tropas alemanas. Tras
finalizar el conflicto comenzó su restauración y logrando la imagen actual.
A alguno de vosotros os sonara este
castillo pero no sabéis de qué. Os doy una pista aparece el irrepetible Kirt
Douglas. Si acertasteis es la magnífica
película “LOS VIKINGOS” de 1957 dirigida por Edinson Marshall.
“Fort La Latte” Francisco García Campa –
Bellumartis Historia Militar
Vista sur desde la torre |
Bibliografía:
-
Wikicommons
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