El
carro de guerra además de su utilidad en el combate era uno de los símbolos de
status de la sociedad gala, cultura de
la Téne (SºV al I a.C). Se cree que derivan de los vehículos de dos o
cuatro ruedas encontrados en la tumbas de la edad de hierro, Cultura de Hallstatt (750-450 a.C. Su
cenit se produce tras la doma del caballo para su monta, por lo que a finales
del SºIII a.C. dejo de utilizarse en el continente, salvo en las Islas
Britanicas como nos relato Julio Cesar en “La
Guerra de las Galias”.
La
plataforma del carro era de cuero o mimbre y tenia 1 m2 de
superficie, sobre un eje de unos 90 cm. Las dos ruedas eran radiales elaboradas
en madera con refuerzos de hierro. Del eje partía una vara con un yugo para
uncir a los dos caballos, de baja estatura tipo ponis. En los laterales unos
paneles de mimbre, o cuero daban protección a los guerreros. La parte delantera
y trasera estaban despejadas para facilitar el movimiento de guerrero. A menudo
los carros estaban decorados con vidrio, coral y esmaltes...
El carro
simbolizaba el Sol con sus ruedas radiales. Debido a su valor religioso solo podía
ser utilizado por la aristocracia y sus aurigas, hombres de máxima confianza
del noble. Antes del combate dirigían sus carros hacia la derecha en el mismo
giro que el Sol alrededor de la tierra, invocando la ayuda de los dioses en el
combate. En esta maniobra el guerreo mostraba su lado izquierdo, es decir el
del escudo, gesto que se interpretaba como ofensivo.
Julio
Cesar nos describe el uso táctico del carro por parte de los galos. En primer
lugar lo utilizan como plataforma móvil para el ataque a distancia con
jabalinas. No hay que olvidar que en esta fase es muy importante el miedo que
genera en el enemigo el ruido que produce el carro en sus maniobras.
Posteriormente el carro cargaba hacia las líneas enemigas y el guerrero saltaba
a tierra, mientras que el auriga esperaba en las proximidades para una posible
retirada de su señor. Este uso del carro era más eficaz en las luchas entre
clanes y tribus celtas que con un ejercito disciplinado como el romano.
Los
aurigas eran hombres libres escogidos por los nobles como escuderos. La vinculación entre ambos
era muy estrecha ya que la vida del guerrero dependía de las habilidades de su
conductor. Los aurigas se sometían a un entrenamiento diario, eran capaces de
correr sobre la vara y mantenerse en pie sobre el yugo.
“El carro de guerra
celta” Francisco García Campa – Bellumartis blog de
Historia Militar
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