Os
invito a reflexionar con este análisis crítico del amigo del blog, Pedro
López Baquero en el que intenta demostrar ciertos mitos sobre Aníbal y su
guerra contra Roma.
El
objeto principal de este ensayo es desmontar algunos mitos sobre Aníbal Barca,
hijo de Amílcar, cuyo genio militar, que, indudablemente, poseía, pienso que se
ha exagerado mucho en perjuicio de su vencedor, Escipión. Vamos a intentar
desmenuzar, a la luz de los hechos que nos relatan los historiadores clásicos,
los méritos tácticos y estratégicos de uno y de otro.
Para
empezar, una de las "grandes hazañas" de Aníbal: el paso de los
Alpes. Salir de Cartagena con un ejército de cien mil hombres (90.000 infantes
y 12.000 jinetes, dicen las fuentes) y llegar a Italia con menos de un tercio
del mismo (unos 27.000) es algo que está al alcance, no ya de cualquier
mediocre general, sino hasta del propio "Sargento Arensibia" (ya
sabéis, el chusquero aquél cachondo de las historietas de "El
Jueves"). El mérito de un auténtico general hubiera sido realizar la
invasión con su ejército intacto, o casi intacto...
Grabado de la Batalla de Zama, de Cornelis Cort (1567). |
Grandes
aciertos tácticos tuvo en suelo italiano, es cierto, pero no lo es que saliera
de allí invicto. "Ganó todas la batallas pero perdió la guerra",
dicen algunos historiadores. Nada más falso. El cónsul Marco Claudio Marcelo,
llamado por Tito Livio "la espada de Roma" le puso "los pavos a
la sombra", como decimos en Cartagena, en varias ocasiones, por no hablar
de lo canutas que se las hizo pasar Quinto Fabio Máximo ("el escudo de
Roma", según el mismo autor). Pero como no fueron derrotas tan
contundentes como la de Cannas (tampoco lo del Tesino fue mucho más que una
escaramuza de caballería) los historiadores suelen olvidarlo.
Por
cierto... ¿Ganó Aníbal la batalla de
Cannas? Yo creo que, en realidad, la perdió Terencio Varrón, que no es lo
mismo aunque lo parezca. Allí desplegó el púnico una brillantísima táctica,
aprovechando los tremendos errores de Varrón, pero, ante un general poco más
que mediano, con una superioridad de dos a uno como aquélla, Aníbal hubiera
sucumbido... Bueno, en realidad pienso que no se hubiera atrevido a presentar
batalla, por que tonto, lo que se dice tonto, tampoco era el africano.
Estábamos
hablando de la dimensión táctica del general Aníbal... Comentemos un poco por
encima su dimensión estratégica. Volviendo a la invasión de Italia, ¿A qué
estratega se le ocurre invadir Italia, con sus bases logísticas en Cartagena y
Cartago, sin poseer el dominio del mar? Algunos ilustres historiógrafos
contemporáneos sostienen que la desesperada maniobra estratégica de Aníbal era
la única posible, y que estuvo a punto de salirle bien. Craso error. Ni
"estuvo a punto de salirle bien" -recordemos que, tras el desastre de
Cannas, viéndose dueño virtual de Italia, Aníbal se ve incapaz de lanzarse al
asalto de Roma- ni era "la única posible". ¿Qué podía haber hecho
Aníbal, si el Senado de Cartago le negaba el apoyo naval que necesitaba? Bueno,
esto no es del todo cierto, pues el Barca recibió refuerzos de Cartago, tanto
en Hispania como en Italia, y de hecho uno de sus grandes fracasos fue no poder
conquistar un puerto en suelo italiano donde recibir aprovisionamientos, si
bien es verdad que los Cartagineses eran escépticos con respecto a la empresa
italiana de Aníbal, pero nunca fueron remisos a enviar apoyos a Hispania, donde
tenían sus intereses comerciales.
¿Qué podía haber hecho
Aníbal, decíamos? Pues, sencillamente, lo que hizo su
rival Escipión. El joven Cornelio tampoco lo tuvo fácil en su patria. Mientras
en el Senado, la facción de los Fabios se empeñaba en defender a toda costa el
suelo italiano -que era lo que quería Aníbal, desgastarles en su terreno- la
familia Cornelia era de la opinión que la mejor defensa era un buen ataque, y
que había que llevar la guerra a Hispania, primero, y a África después. Los
hechos demostraron que los Cornelios tenían razón. En este empeño murieron su
padre y su tío, en Hispania, tras poner en serios apuros a los púnicos, y en
este empeño triunfó, por fin, el joven Escipión. Si Aníbal fue elegido
estratega por sus soldados, con el visto bueno a posteriori y con retiencias
del estado cartaginés, Escipión tuvo que echar mano de toda su habilidad
política para que conseguir que, con la oposición del Senado e
inconstitucionalmente, sin haber escalado los pasos previos del "cursus
honorum", sin haber sido pretor ni cónsul, ni tener la edad para ello, la
asamblea del pueblo -aún se discute si fueron los comicios centuriados o la
asamblea de las tribus, T.Momsem se decanta por los primeros- le otorgara el
"imperium proconsularis" que le capacitaba, excepcionalmente y sin
precedentes, para ponerse al frente de un ejército de 25.000 hombres con el que
invadir Hispania. Pero el Senado, que pese a tener que tragarse la decisión del
pueblo, aún conservaba sus competencias en cuanto a política exterior, le
encomienda a nuestro joven general guarnecer la línea del Ebro para que Aníbal
no pueda recibir refuerzos. El genio estratégico de nuestro personaje no se
limita a cumplir escuetamente estas órdenes, sino que, tras dejar unas
guarniciones vigilando los pasos del gran río, decide golpear al enemigo en el
corazón de su imperio colonial: Cartagena.
El
resto ya lo conocemos, pero da buena muestra de la genialidad estratégica de
Escipión su arenga a las legiones frente a las murallas de Cartagena.
"Capta Carthaginem, capta Hispaniam". Conquistada Cartagena,
conquistada España, porque en ella tiene el enemigo los rehenes que le aseguran
la fidelidad de las tribus ibéricas, las minas de plata con la que paga a sus
mercenarios, el mejor puerto para sus naves, sus astilleros y almacenes de
víveres y pertrechos de guerra y, en fin, todo el material de guerra necesario
para asediar Roma. Estoy firmemente convencido de que, con la toma de
Cartagena, se salvó Roma, pese a que quedaban aún varios años de guerra. Pero
la suerte de Cartago estaba echada.
Web satrapa1 |
Esta
"marcha relámpago" de las
legiones de Escipión sobre Cartagena, también merece otro comentario. Polibio
dice que, a marchas forzadas, sabiendo que había en la península tres ejércitos
púnicos, en conjunto muy superiores al suyo, pero a varios días de distancia,
Escipión se plantó en Cartagena, desde las orillas del Ebro, en siete días. La
mayor parte de los historiadores modernos discuten esta cifra y dicen que es
imposible salvar esta distancia en siete días. Yo he echado mis cuentas y me
sale que tendrían que haber recorrido unos 65 kilómetros diarios. Sabemos que
las legiones romanas de dos siglos después, con Cayo Mario y su sobrino César
-los llamados "mulos marianos"- en las que cada soldado cargaba con
su impedimenta personal y parte de la colectiva (de treinta a cuarenta kilos)
recorrían normalmente unos 25 km. diarios y, a marchas forzadas, hasta
cincuenta. Si, como dice el propio Polibio, Escipión ordenó que la flota de
Cayo Lelio les acompañara por la costa, siguiendo un rumbo paralelo y
acomodando su andar al paso de las legiones, y es de suponer que llevando lo
más pesado de la impedimenta, ¿No es realmente posible que un ejército de
hombres acostumbrados a andar, y poco menos que con las manos en los bolsillos
y la impedimenta mínima, consiguieran una media en siete días de 65 kilómetros
diarios? La verdad es que, de ser cierto, y yo así lo creo, no deja de ser una
hazaña, pero en ningún modo un imposible. Y además, ¿por qué no hemos de
creernos esto y sin embargo todo el mundo acepta que Aníbal cruzó las nieves y
los hielos de los glaciares alpinos montado en elefante? Un poco de seriedad,
por favor, señores historiadores.
También
se suele decir, en tono despectivo respecto a Escipión, que aprendió sus
tácticas de guerra copiando las de Aníbal. Esto sólo en parte es cierto, pero
aun en ese caso, no es para mí sino un mérito más a añadir a los de Escipión.
Porque Aníbal también tomó como modelos a los grandes estrategas de la
antigüedad (Pirro, Alejandro, etc.) de boca de sus maestros y preceptores y,
sobre todo, a su padre Amílcar, con el que compartió las fatigas de la vida
militar desde su más tierna infancia. Pero en el caso de Escipión, esas
supuestas "lecciones" de Aníbal las tomó en el aula más difícil: el
campo de batalla. Y allí no valía levantar la mano y decir: "Señor
profesor, puede Vd. hacer el favor de repetir, que no he entendido la
lección". Por otra parte, tanto en el Tesino como en Cannas, Escipión se
enfentó a Aníbal como oficial subalterno, no como comandante en jefe. Esta
ocasión sólo se dio en Zama, y allí el romano se impuso netamente. Aun se
volvieron a encontrar en la batalla de Magnesia, esta vez Escipión como legado
de su hermano Lucio y Aníbal como asesor militar del rey Antíoco. También
ganaron los romanos.
Para
terminar, hablemos un poco de Zama.
De Zama se han dicho muchas tonterías, a saber:
a)
Escipión ganó porque Aníbal alineaba un ejército de reclutas de escasa calidad
y fiabilidad.
b)
Escipión ganó porque tenía una superioridad aplastante en caballería, que era
el arma que daba a Aníbal sus victorias.
c)
Pero, pese a todo, Aníbal era mucho mejor general que Escipión, y perdió por un
cúmulo de circunstancias adversas.
Vamos
a desmontar punto por punto estas falacias:
a)
Si bien es cierto que Aníbal alineó a lo peor de Carthago, reclutado deprisa y
corriendo, no lo es menos que también contaba con su vieja guardia, sus
veteranos de Italia, curtidos y experimentados soldados que, según se dice, no
habían conocido la derrota. Escipión sí que alinea un ejército de reclutas
inexpertos de la ya muy mermada demográficamente Italia, y las únicas tropas
veteranas con las que cuenta son dos legiones formadas con supervivientes del
desastre de Cannas, tropas humilladas y desmoralizadas que habían pasado varios
años "arrestadas" en Sicilia.
b)
¿Superioridad en caballería? Y los ochenta elefantes con que contaba Aníbal,
¿eran de infantería, o de intendencia? Por aquel entonces se decía que un
elefante era capaz de desorganizar un ejército. Ochenta tenían, por fuerza, que
destruirlo. Pero la genialidad táctica de Escipión supo neutralizar esta
amenaza abriendo el despliegue de los manípulos para que la carga de los
paquidermos se perdiera entre ellos, siendo alanceados por sus legionarios,
mientras que el estruendo de las trompetas romanas, asustó a muchos de ellos,
que se volvieron contra el propio ejército cartaginés. Escipión contaba, eso
sí, con más caballos. Elefantes contra caballos. Lo que hoy llamaríamos una
"división acorazada" frente a "blindados ligeros". Pero
este superior número de caballos por parte romana, nos lleva al tercer punto:
c)
Escipión consigue el apoyo de la caballería númida, que muchos consideran
decisivo en la resolución de la batalla, pese a que, como hemos visto,
intervienen otros muchos factores, por su habilidad diplomática al atraerse la
alianza del rey númida Massinisa, como tiempo atrás consiguiera la alianza de
muchas tribus ibéricas por su magnanimidad con prisioneros y rehenes, que no
era otra cosa que aguda visión política y diplomática. El carisma de Escipión
(cualidad de la que tampoco carecía su rival, seamos justos) y su habilidad
política le granjean, no solo la adoración de sus soldados, sino el apoyo del
pueblo romano con el que consigue soslayar la ley y la oposición de las
oligarquías senatoriales consiguiendo un mandato a todas luces inconstitucional
y excepcional, como hemos visto, pero providencial para la salvación de Roma.
Su visión estratégica le lleva a excederse en el cumplimiento de su deber
(defender el Ebro) dando el salto hasta Cartagena, decisión vital, como
sabemos. Su habilidad táctica le lleva a vencer a cuantos ejércitos
Cartagineses se le enfrentan sin ser jamás derrotado, venciendo incluso al
propio Aníbal en la única ocasión en que se encuentran en el campo de batalla,
ambos como generales en jefe y con fuerzas, insisto, equilibradas. Ahí tenemos
a Escipión, el político, el diplomático, el estratega, el táctico. En suma, el
vencedor de Aníbal por sobrados méritos propios. ¿Qué quién fue mejor general? Responde tú, amigo lector, a esta
pregunta.
Por
Pedro López Baquero en
Carthago-Nova, en el día sexto de los idus de junio del año MMDCCLIV de la
Fundación de Roma.
Ambos fueron grandes tácticos y estrategas. El paso de los alpes, con información relativa, fue sin duda un riesgo pero a la postre un acierto. El dominio de un ejército multietnico y con formas de combate distintas, hasta convertirlo en lo que fue, no creo que haya vuelto ha hacerse. Las marcha de svipion sobre Cartagena fue una brillantez táctica, un riesgo calculado que dio la vuelta a la guerra.
ResponderEliminarMuy interesante el artículo. Recomiendo leer la trilogía de Juan Carlos Fresnadillo sobre Escipión y las guerras púnicas, son tres tochos apasionantes y fieles a la Historia.
ResponderEliminarYo en lo personal recomiendo la de Santiago Posteguillo. Una delicia.
EliminarDesde mi punto de vista hay que sumir que sí, Escipión superó con creces al general cartagines. Aun así no estoy de acuerdo con la postura tan extrema que toma este artículo. Escipión consiguió magnificas hazañas, ya sean por errores del mismo Aníbal o por "la ayuda de los dioses", hazañas comparables con las que el general Aníbal había conseguido hacia un par de años antes. No hay duda que ambos estrategas tenían una gran cualidad. Posiblemente, ya sea por causas del contexto y de las situaciones que les tocó vivir, por errores de decisión,... Escipión realizó su ejecución de la guerra mejor que Aníbal. Aun así, pienso que en ningún caso hay que rebajar a tan gran general como lo ha hecho este artículo. En ningún momento se aportan datos que "desmitifican" las diversas batallas y acontecimientos militares; tan solo se aportan datos subjetivos, susceptibles a la interpretación histórica. Desde mi punto de vista, ningún estudioso de la historia que se precie debe jugar con estas interpretaciones tan jocosas y poco fiables. Así bien, la historia hay que tratarla con un respeto que solo se puede conseguir con un tratamiento totalmente, o de la máxima forma posible, objetivo. Este artículo, des de mi punto de vista, no lo ha hecho.
ResponderEliminarGRANDE ANÍBAL! ;)
Artículo tendencioso: Se le "olvida" la conquista de paso de Cataluña y las tropas que tuvo que dejar allí para mantener la conquista, la deserción o licencia de 10.000 mercenarios justo antes de cruzar los Pirineos porque no querían ir más allá, las luchas contra los galos del sur de Francia, la intervención en una guerra civil de tribus galas, las luchas contras las tribus de los Alpes, además de alguna escaramuza contra los romanos antes de atravesar los Alpes. Vamos, que omite cosas muy de bulto para tomar en serio este artículo.
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